Cabelleras

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Acerca de su calvicie Eduardo Galeano refería humorística y profundamente la frase “Se me han caído algunos cabellos pero ninguna de mis ideas”.
La edad madura, la responsabilidad histórica en días de conmemoración de la Constitución de 1917, que no se caigan las ideas importantes.
La edad madura, la caída de pelo, el pelo escaso y cano, el alba de los tintes como artículo de la canasta básica estética intergénero, el asentamiento tardío de las cosas de la juventud.
Madurez y canas, en algunos casos la moderación de apetitos y el advenimiento de la sabiduría en el plano ideal. Viejos(as) y nuevos(as), Madurez y juventud, el noble oficio de la política, la equitativa distribución de ambiciones y de querer aparecer en el erario público; elecciones 2024, el arte de seducir, de tomar la cabellera.
Alopecia y el mercado de la estética, el intento fallido de perpetuación de la juventud, los saberes y conocimientos en una cronología detenida, los valores que cambian en la era digital con una velocidad pasmosa, la democracia mexicana imperfecta, ranura por donde se cuela de todo, agua transparente, turbia o lodo.
El pulso político y el surrealismo desinformativo de los medios comprados y las encuestas a medida, desorientar las decisiones, confundir, como objeto de deseo de la nueva traidora de la patria, Xóchitl Gálvez y su inteligencia lingüística en el fallido inglés, rezagada en todo, sin empacho en manifestar su deseo intervencionista al decir que el actual gobierno pretende una elección de Estado y que no es cercano a Washington.
La Candidatura a gobernador a fortiori de un Pablo Lemus peinado para atrás, aparentemente de sana cabellera, sin tiempo para saber pero de corazón rápido para querer, sin tiempo para ejercer bien por su condición nómada entre municipios, su trashumancia opaca, el marcado círculo del Tiovivo y las capas-licitaciones de tintes de corrupción.
Los liderazgos nacional y estatal de Movimiento Ciudadano, las ideas descabelladas y la definición de candidaturas en Jalisco, los felices, los inconformes, los reacomodos, las campañas anticipadas tras bambalinas de ventaja institucionalizada y de gobernanza de espectador de estadios de básquet, fútbol americano y fútbol soccer; el endeudamiento como oficio, la verificación irresponsable y los negocios inmobiliarios que transforman la capital en gigantes muertos de legos con pronóstico de stress hídrico de un estiaje extendido carnavalero de Semana Santa y mayo eterno.
Luchas y luchadores en la triple A. Máscaras contra cabelleras en apuesta; fuerza, agilidad, pericia y también simulación y teatro, los modernos luchadores como réplicas de gladiadores en el Coliseo romano, el sudor y el músculo y mucha estridencia de sonidos e imágenes de luces, féminas y exclamaciones catárticas, huipiles y rubios, castaños y rojos de colorantes y tintes baratos.
Máscaras, cabelleras, poca propuesta real y mucho menos testa, como en la política.
La leyenda de Sansón y Dalila. Si Dalila hubiera sabido de su consigna tal vez hubiera acudido a un curso de cultora de belleza para hacer mejor su trabajo. El mito del pelo como imagen e identidad, la fuerza y la debilidad, el pelo y su valor en la relaciones socioafectivas de la especie humana, de algunas especies de mamíferos. Testosterona y pelo, juventud y pelo, los recursos de la seducción, la melena del león, la salud y el brillo en el pelo de gorilas y chimpancés.
El advenimiento de la palabra y la mentira, la ya próxima temporada de elecciones en “secas” de valores y virtudes.
Tomar el pelo a la ciudadanía y seducirlo en tiempo de elecciones, Sansón el pelo, Dalila la traición y los farsantes, prófugos del cumplimiento, prófugos de la mínima ética, la lista de los y las plurinominales, las aguas negras de la práctica política de partidos arrinconados, los nombres que insultan, la lista del PAN, PRI y el PRD la alianza de malos pronósticos, vale más pájaro en mano, los hijos de Xóchitl Gálvez en campaña de “gorrita café”, la mañanera de la verdad pirata de obtuso telepronter, el mínimo de grano y la mucha paja mientras sale el peine del cambio en su eterno retorno con nombres como Alito, Marko Cortés, Jesús Zambrano, Margarita Zavala, Vázquez Mota, Ricardo Anaya prófugo ausente, el sempiterno Manlio Fabio Beltrones, Cabeza de Vaca, Lilly Téllez, Kenya López Rabadán y el sorpresivo de abundante cabellera cana, el jalisciense ex gobernador y ex secretario de Gobernación Francisco Ramirez Acuña, etcétera.
Los peinados y las calvicies sin decoro, personajes todos subproducto de partidos políticos de espaldas a la ciudadanía, los escaños plurinominales como una burla, como una tabla de salvación, de fuero de políticos que avergüenzan; sin ideas, sin causa de bien común.
La infancia y la juventud, el mundo aparte, donde se confecciona la participación ciudadana venidera, donde se hace consenso y se fortalece el pacto social de la república. Cabezas, cabelleras como distintivo personal, cabezas e inteligencias, el mundo perfectible de la inteligencia humana bajo esa mata de cabellos de cien metáforas y analogías poéticas y literarias.
De fuerte implicación pedagógica viene a remembranza la frase del filósofo francés Michel de Montaigne “Una cabeza bien formada será siempre mejor y preferible a una cabeza muy llena”.
Formar las inteligencias, menudo sueño educativo, menudo reto a la ciencia y a la práctica pedagógica. Peinar el pelo, formar hábitos de higiene y del valor de la presentación personal.
Más memoria personal, el diálogo aquel informal de dos viejos campesinos en tiempos de la campaña de Salinas de Gortari y el tibio Cuauhtémoc Cardenas, trayecto de autobús Flecha Amarilla en el tramo La Barca-Morelia, una opinión fugaz sobre el neolonés Salinas de Gortari, el comentario “No tiene ningún pelo de pendejo”.
Los Salinas sin pelo, sin escrúpulos.
La inteligencia sin compromiso social no ha servido de mucho a la flagelada patria.
Vienen a la memoria la frase de don Roberto, un hombre que mantenía a su familia del jornal en los lejanos años del magisterio en el medio rural acerca de su propuesta pedagógica sobre su hijo Everardo de 6 años, quien decía al nobel profesor: “Tiene permiso para golpearlo si se porta mal, nomás le encargo la cabeza para el pozole”.
Los calvos, personajes y obra de memoria histórica necesaria, Vladimir Illich Lenin y los cien años de su muerte, Mussolini, Churchill, el papa Juan Pablo II, Carlos Salinas de Gortari (pequeño, sombrío, nefasto y muy rateril), entre otros.
En la dictadura de los valores estéticos hombres y mujeres le otorgan mucho valor al arreglo del cabello aunque padezcan tomaduras de pelo en materia política, tal vez en el género femenino con un poco más de recurrencia, la industria del peinado y el corte profesional del cabello tiene en ellas un perfil de clientela más asidua y recurrente.
La ausencia o presencia del cabello, los afanes por embellecerlo, la obsesión por la buena presencia física, las obras de arte en las que se convierte el diseño del peinado en fiestas y momentos especiales.
La lucha en las escuelas por mantener el corte de pelo en los adolescentes, el director de secundaria técnica aquel cesado momentáneamente por su complejo de peluquero.
Las formas como evolucionan los peinados de las niñas y adolescentes en las etapas de educación preescolar, primaria y secundaria.
La limpieza y el hábito del peine o la peineta.
Los escolares menores de edad, pelones a veces, calvos nunca, ausentes de culpa de daños a la sociedad.
La educabilidad del hábito empieza con un buen peine, la habilidad social que nace al lado del peinado.
Cabelleras limpias, la inteligencia que habita, las pedagogías por hacer con estos sujetos que son posibilidad.
El pacto social necesario en estos días de conmemoración constitucional, el paquete de reformas que presenta el poder ejecutivo, el trazado de un proyecto de fuerte compromiso social, político y de justicia lejano a la retórica fundacional estatal.
La democracia necesaria, poner en alerta pensamiento crítico e histórico, inteligencia y decisión, razón y corte, forma y contenido, veracidad y oído, testa y cabellera.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

Comentarios
  • Ricardo Romo Torres

    Muy sugerente artículo. Compagina los aspectos cognitivos, éticos, políticos y estéticos en torno a la cabellera, tomando a la educación como eje.
    Coyuntura y momento constituyen su ángulo de reflexión, sin perder de vista la historicidad de la problematical.
    Conforme leía el texto, me acordaba de novela Historia del pelo, escrita por el argentino Alan Pauls.

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