Ayudemos a fundamentar el debate de la reforma educativa y los nuevos libros de texto

 en Invitados

Luciano Oropeza Sandoval*

A lo largo del mes julio y los primeros días de agosto, muchos ciudadanos fuimos testigos de una creciente agudización de las críticas en torno a los nuevos libros de texto que serán utilizados para la enseñanza en el sistema de educación básica en México. Este incremento de las observaciones a este material didáctico tiene una relación indudable con el inicio del ciclo escolar, pero también con un escenario más complejo que es importante tener en cuenta para generar un verdadero debate en torno a la reforma educativa y los nuevos libros de texto. En ese tenor, en el afán de alentar discusiones que aporten información e ideas que enriquezcan esta controversia, sugerimos los siguientes ejes de reflexión:

1. Que los genuinos debates no deben reducirse a polos opuestos, que la discusión sobre una problemática social no se limita a ser blanco o ser negro. En la explicación de este tipo de fenómenos existen diversos enfoques y matices que no se reducen a uno u otro extremo. En ese sentido, para superar la polarización de las discusiones en torno a la reforma educativa y los nuevos libros de texto es conveniente abundar con revisiones cuidadosas que aporten saberes y conocimientos y información que contribuyan a ampliar la comprensión de esta realidad.
2. Es importante tener presente que los sistemas educativos no son organismos etéreos, sino expresiones de cada momento histórico, esto es, los contenidos de enseñanza se conforman a partir de los saberes, conocimientos, valores, creencias, tradiciones y habilidades que los grupos dominantes consideran necesarios para recrear y dar continuidad a las estructuras y formas de organización que dan sentido a la vida social. Este punto de partida es clave porque ayuda a precisar que la conformación de todo sistema educativo responde a requerimientos socioculturales, ideológicos, religiosos y técnicos acordes a las particularidades de cada momento histórico. Por ejemplo, a lo largo del periodo colonial y buena parte del siglo XIX, específicamente hasta antes de la restauración de la República, la iglesia católica ejerció un monopolio en el campo educativo en México. La influencia de este organismo en la vida de las personas se expresó en los contenidos que predominaban en la enseñanza. Así, durante la enseñanza de las primeras letras –el antecedente de la educación primaria– era prioritario que los niños supieran el catecismo del padre Ripalda y muchos de los principios que dictaba este credo religioso. A través de estas enseñanzas se internalizaba en los alumnos la idea de que Dios establecía la obediencia al Papa y al Rey, como sucedió durante la Colonia. Tiempo después, con el arribo de la independencia, ya no se siguió preconizando la subordinación a la corona española, pero si continuó presente la enseñanza de la doctrina católica en las escuelas de primeras letras, situación que prevaleció hasta finales de los años sesenta del siglo XIX y que empezó a modificarse a partir de la restauración de la República. En este largo periodo hay una formación de la conciencia de los ciudadanos, sea durante el periodo colonial o durante las primeras décadas de vida independiente, fuertemente influida por los principios que pregona la iglesia católica, los cuales no son ajenos a los intereses de los grupos dominante. Estos principios conformaban la principal orientación ideológica que prevalecía en los espacios educativos.
3. La anterior precisión ayuda a poner en claro que todo sistema educativo, sea cual sea la época histórica o el escenario regional, tiene como una de sus funciones formar ciudadanos acordes a los valores y creencias que los grupos dominantes consideran convenientes para reproducir las estructuras y relaciones que regulan la vida social. En otras palabras, todo sistema educativo tiene contenidos ideológicos afines a los intereses de los sectores que ejercen el gobierno y la dirección de la sociedad.
4. Los cambios en los sistemas educativos siempre se dan en un escenario y en un contexto determinado, aspectos que ayudan a entender el significado de las particularidades que pretenden modificarse en dichos sistemas. En ese sentido, la aguda crítica a los nuevos libros de texto se ubica en un contexto donde convergen el inicio del ciclo escolar, como elemento inmediato, y la polarización de una confrontación de dos bloques sociales, que no son los únicos que conforman las posiciones de los diversos grupos en torno a esta problemática, en tormo a la conducción del proyecto de país que se desea impulsar en México. Por un lado, tenemos a un bloque, que no se conforma como partido político ni como un ente orgánicamente homogéneo, que se identifica por el cuestionamiento radical a las iniciativas que promueve el gobierno actual. En él pueden ubicarse reconocidos empresarios mexicanos, televisoras y medios de comunicación, grupos de presión, organismos civiles y partidos políticos como el Partido Acción Nacional (PAN). Cabe aclarar que la alusión a las televisoras y a los medios de comunicación no es generalizable al conjunto de ambas agrupaciones, donde encontramos diversidad en torno a la forma como se aborda la información y documentación de las acciones que implementa el gobierno actual. El otro bloque se integra por los integrantes del partido Morena y sus aliados, como el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista, el aparato del gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador y el cúmulo de simpatizantes que apoyan su proyecto de gobierno. Esta agrupación impulsa la propuesta de la Nueva Reforma Educativa y los nuevos libros de texto.
Esta confrontación entre ambos bloques se agudiza en el momento actual en torno a los libros de texto, porque está encima el regreso a clases y porque un traspié a esta iniciativa implica la erosión gradual del proyecto que encabeza López Obrador y que amenaza firmemente con continuar el siguiente sexenio con otro candidato o candidata. Esta crítica forma parte de los diversos cuestionamientos que se vienen haciendo al gobierno actual en torno a la manera como ha organizado el desarrollo económico, político y social del país. Por consiguiente, el reproche a estas iniciativas educativas por parte de las fuerzas sociales que conforman el primer bloque se inserta dentro de un escenario mediato que se vincula con el proceso electoral. Esto es, las recriminaciones a la reforma educativa y a los nuevos libros de texto forman parte de una estrategia ideológica, que no se estructura en un ente orgánico uniforme, que busca ir minando la imagen social del grupo gobernante y, por consiguiente, del candidato oficial que se postule a la presidencia de México. Este grupo busca evitar la continuidad de proyectos de gobierno que limitan el desarrollo de sus intereses, donde se ubica la rentabilidad de su inversión económica y posiciones ideológicas en materia educativa.

Estos puntos sólo constituyen ideas generales para entrar a un debate más fundamentado sobre la reforma educativa actual y los nuevos libros de texto. En participaciones posteriores abordaremos específicamente aspectos del proceso de reforma y contenidos específicos de la nueva propuesta de enseñanza.

*Doctor en Educación. Profesor-investigador del Instituto Superior de Investigación y Docencia para el Magisterio (ISISM) de la SEJ. [email protected]

Comentarios
  • Maria de Jesús Anaya

    Como.siempre, objetivo. Saludos

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