Austeridad republicana
Rubén Zatarain Mendoza*
“No puede haber gobierno rico en un pueblo pobre” fue uno de los principios de lucha política y luego del gobierno del expresidente morenista Andrés Manuel López Obrador.
Su lucha permanente contra la herencia de los gobiernos neoliberales, periodo de la historia nacional del pasado reciente, fue una propuesta de regeneración de la práctica política, social y económica.
Una propuesta de calado social que impacta la revolución de mentalidades, vaya lucha contra gigantes, vaya contienda contra los molinos de viento en la ancha Castilla de un país que fue objeto de colonialismo español y la herencia de su hambre de riqueza, oro y plata.
Un sexenio, un primer paso de una revolución de las mentalidades que llevará tiempo: “Larga duración, largo plazo” como plantean algunos historiadores.
Convertidos en derechos universales, los programas sociales cobran un segundo viento favorable de continuidad en el actual sexenio a manos de la primera mujer presidenta en la historia del país que cruza avante la línea de sus primeros 100 días.
¿Qué tanto permeó en ese palpitar vivo y cotidiano que es la conciencia del mexicano?
Las tres o cuatro generaciones que concurren en el espacio geográfico del aquí y el tiempo histórico presente, de esta noción de país nuestro del último siglo, son cachorras del neoliberalismo en materia de mentalidad.
Las formas de pensar masificadas crean el consenso necesario donde abreva el status quo a través de sus instituciones que invisibilizan las formas de dominación.
La relación cotidiana entre conciudadanos está atravesada por esa forma de relación económica de compra-venta de bienes, servicios, mercancías y conciencias. Ahí mora como objeto de corrupción hasta la democracia misma.
Ahí están los ejércitos de seres humanos que todos los días reciclan ilusiones y sentidos existenciales, la materia prima humana que nutre la rueda del modelo económico del que, aun sin tener nada, participa felizmente; ahí están las masas que marchan circularmente en la búsqueda de las escasas oportunidades y el juego simbólico donde todos aspiran a tener.
La carrera donde tienen ventaja los competentes, el juego económico donde hay hegemonía a nivel micro y macrosocial.
El liderazgo reconocido del expresidente López Obrador seguramente inspiró y modeló algunos comportamientos de la práctica social y política; es difícil saber en qué nivel, difícil evaluar la dimensión del impacto.
Pero también el Morenismo y el lópezobradorismo están incubando un sector de políticos oportunistas, falsos apóstoles del pueblo, que ponen en riesgo el futurible de esta institución política como alternativa de regeneración de la vida política nacional.
Una parte del país está cambiando, aunque una minoría de entidades federativas involucionan bajo el ruido de las aguas turbias y profundas de otras alternativas políticas cargadas a la derecha y al conservadurismo, productoras hábiles de confusión e ilusiones en campañas electorales en medios de comunicación.
Qué lástima que los líderes que cruzaron el puente de último momento hacia las prometedoras aguas de una franquicia que les prometía poder no asimilaron -porque esto no se aprende de esa manera- ni principios, ni estrategia.
Qué lástima que el estado de la cosa política en estados como Jalisco tenga en condición de vulnerabilidad las políticas económicas de pequeños dictadorzuelos que en la patología de la insensibilidad social se opusieron en campaña al beneficio de la gente a través de los programas sociales y hoy hincan el aguijón entre el polvo de la confusión de un inicio de gobierno.
Es un tema cuyo indicador en uno de los extremos es el optimismo, que es la llegada de la actual presidenta de la república; en otro de los extremos es el pesimismo, con la conservación política de la derecha de bastiones político-delincuenciales como algunos estados del anterior área sinarquista.
En el extremo de lo positivo está el desarrollo de la conciencia social y la conducción a nivel de ley de los programas sociales, como un derecho para aliviar parcialmente la emergencia económica de los sectores poblacionales más empobrecidos como consecuencia injusta del extendido periodo neoliberal que implicó el mantenimiento del Estado mexicano como regulador de la concentración de la riqueza en pocas manos.
El obradorismo en el estado actual del silencio de su líder está vivo parcialmente y sus desafíos en el desarrollo de la práctica política y social aún tienen mucho trecho por avanzar.
Otra de las biografías de los líderes latinoamericanos excepcionales es Pepe Mujica (José Alberto Mujica Cordano) quien desde la izquierda llegó a la presidencia de la República de Uruguay (2010-2015).
Es ejemplar la sencillez de su forma de vivir, la austeridad en la que deviene su vida después de estar en el gobierno.
Afirma: “Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso poco para vivir”.
Las vidas personales de López Obrador y Mújica congruentes con sus principios constituyen antítesis vivientes de la obsesión capitalista y la manera como se normalizan los valores individualistas, pequeño-burgueses, aspiracionistas, propios del modelo neoliberal dominante.
La lucha por la dominación de la conciencia y las mentalidades ha sido eficaz y se ha instituido como sentido existencial desde el pasado colonial.
El modo de producción capitalista y sus múltiples corifeos, los nuevos apóstoles empresariales que, con la llegada de Donald Trump, el presidente norteamericano en estreno, delincuente y persecutor, ríen, aplauden y humillan con sus riquezas millonarias al resto del mundo, al proletariado global.
Humillan y amenazan con sueños marcianos, expansionistas y aranceles.
La locura de los atletas del dinero, el pronóstico reservado de la democracia, paz mundial y derechos humanos fundamentales, materializados en la figura del sudafricano estadounidense Elon Musk. La sinergia entre dinero y política en democracias como la estadounidense, que hacen pagar al mundo con la soberbia “De ellos nos necesitan, nosotros no los necesitamos”, la cota de terrorismo e intervencionismo inacabable.
En la educación escolar y familiar del ser humano, tiene mucha fuerza explicativa el modelo vicario; en lo social, el líder político auténtico también funge como modelo de sus seguidores.
Funge igual como antítesis de los valores de sus adversarios políticos y detractores de fácil adscripción centavera.
Las masas populares siguen líderes, admiran trayectorias y, aunque lo visible sean los pseudovalores de quien más tiene, ahí en el sedimento de la conciencia social, aún viven las voces y los mensajes de quienes ejemplifican la austeridad republicana y la humildad franciscana.
Vivir con lo necesario, vivir con muy poco y no ser esclavo del gusto por el dinero se convierte en revolucionario en la estructura piramidal de las economías, en donde la forma de vida de las bases de la pirámide deviene en la privación y se alimenta de ilusiones, oraciones y rezos, mientras la revista Forbes golpea la otra mejilla con la lista anual de los poquísimos multimillonarios.
La austeridad republicana aún tiene como desafío construir una Pedagogía de la moral y los valores en esta selva y coyuntura de darwinismo social donde el débil y el pobre, que son los más, viven las mil formas de dominación de quienes tienen riqueza y poder político, siendo los menos.
*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]
Dr. Rubén como siempre su artículo nos permite ampliar la mirada en la lectura de realidad. Así los tiempos, así los desafíos para quienes laboramos en educación. Urge desde lo educativo, la apuesta de un horizonte de largo aliento para construir y formar la revolución de las conciencias del que se requerirá todos los esfuerzos educativos, paso importante ha sido la convocatoria a construir comunidades dialógicas a través de las “Fogatas Freireanas” en la que algunos colectivos escolares se acercan al pensamiento y a la propuesta educativa liberadora con la mediación del pensamiento crítico de su hacer cotidiano, cada vez más son los colectivos que se suman a la reflexión – acción – transformación, ese el reto planteado, es horizonte de sentido en la problematización de la lectura de realidad social desde este territorio, es el sentido para visibilizar las prácticas de “opresores” y “oprimidos”
Mi apuesta es por una pedagogía esperanzadora, sigamos sembrando futuro .