Ausencias
Rubén Zatarain Mendoza*
¿Y los maestros y maestras de formación normalista dónde están?
Esta pregunta surge al leer el listado de los funcionarios que se harán cargo de la toma de decisiones en el sector educativo en el naciente sexenio del gobierno del estado de Jalisco.
Es un momento de transición del gobierno estatal, cuya era emecista inicia su séptimo año con sueños de modelar la realidad educativa de la entidad y con ambición de poder refundacional de prospectiva hacia 2040.
Desde subsecretarías de nombre hasta direcciones antiguas y recién creadas, hay una visión de burocracia en su jugo, lejos de una reingeniería necesaria y de una visión sistémica que eficientice la atención de los problemas.
Nuevas y mismas gentes, viejos e insolubles problemas administrativos mientras la rueca del proyecto académico gira con fuentes de energía autosustentable.
La historia de la burocracia en la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ) es per se un objeto de debate, reflexión colectiva, evaluación institucional y desesperanza.
La síntesis dialéctica de las coyunturas y transiciones del cambio de estafeta de lo nuevo y lo muy viejo juntos, de lo que medianamente funciona y lo inercial camino a lo peor, de los glotones de poder y los anoréxicos en capacidad, es la negación de la negación.
Los orígenes del laberinto parecen no ser muy lejanos en el tiempo; asaltan la memoria histórica de corto plazo las coyunturas nacionales de descentralización y federalismo educativo. Data de aquellas coordinaciones creadas en la sesera de la inteligencia subcontratada de asesorías caras hasta las subsecretarías de nuevo cuño; parto del monte en el vientre tecnocrático preescolar naranja.
El golpe de realidad es que la SEJ se constituyó en botín de todo tipo de intereses y profesiones; el golpe de realidad es que se acotó la presencia política y administrativa de los maestros y maestras normalistas.
Los maestros dejan ser al que no es, distraídos en sueños individualistas USICAMM, en elecciones de SNTE que no cambiaron nada y resignados por la ineficacia con etiqueta de FONE.
Un sexenio más naranja parece otro clavo adelantado al ataúd donde casi descansa en paz el normalismo e instituciones adjuntas de piratería institucionalizada; otro clavo en el ataúd también de la formación continua subcontratada, reproduccionista, atascada en arenas movedizas de novedades digitales.
Si hacemos un corte de la burocracia educativa jalisciense, en los últimos 45 años encontraremos que el proyecto educativo federal dominante entonces alimentaba sus cuadros del Centro; en general, esta fase puede denominarse como la era “Chilanga”, aunque no todos los cuadros de invasión burocrática venían del entonces Distrito Federal.
En el mismo período de tiempo, el proyecto educativo estatal ahora dominante en la escena política “estilo Jalisco” alimentaba sus cuadros del cacicazgo de la Sección 47 en contubernio con el más rancio prianismo de tecnócratas de apellidos locales “de aristócratas aspiracionistas frustrados” y organizaciones sindicales de bulldogs de su propia clase trabajadora, dícese los estadios sucesivos largos Jongitud Barrios-Gordillo Morales y estadios cortos Díaz de la Torre-Cepeda-Salas.
Pero el tema es, por ahora, otro capítulo del ausentismo de los maestros en la estructura de los altos y mandos medios de la SEJ; la burocracia de la Secretaría de Educación Pública a nivel central, que también cuenta su propia historia de ignominia, es punto y aparte.
En los nombres y los cargos ya definidos hay quienes llegan, hay quienes repiten; el horizonte claro en lo inmediato es la continuidad, ¿de qué? ¿Hubo holganza política y dejadez en la ratificación de los mismos? O, por el contrario, ¿merecen una segunda oportunidad por capacidad, resultados y probidad?
Cada quien hará sus propias lecturas, pero a grandes rasgos, de un modelo Recrea que ahora plantea como innovación superlativa el apoyo en la enseñanza del inglés en una proporción de escuelas cuantitativamente poco significativa y cualitativamente inconsistente, ya que no parte de una real detección de necesidades del sector del magisterio que tiene como función la enseñanza de un segundo idioma.
El tema de las aguas movedizas de lo digital deviene en los aires otoñales e invernales de la conectividad, romería política de lucro inmediato, misión imposible en el horizonte de la calidad educativa.
El Recrea de útiles escolares, falible en el 6º año de gobierno y de pronósticos reservados para el séptimo, su debate como tema de campaña.
Con un golpeteo auditivo que ensordece y una gama de colores chillantes en la paleta audiovisual de redes y medios, se repite que en Jalisco hay un modelo presentado y aplaudido hasta en Harvard y, dicho por algunos (as) como muestra de originalidad, sirve de ejemplo para otros estados.
El modelo cacareado sin huevo fértil.
Primera línea de interpelación: Recrea no es modelo.
Segunda línea: La realidad educativa nacional y estatal no se puede encorsetar en un modelo en la era postconductista y posttayloriana del proyecto institucional.
Tercera línea: Si la prospectiva es el segundo piso de Recrea, más vale que se cimente con cifras y diagnósticos socioeducativos contextuales reales en sus presupuestos.
Más vale y es urgente que se nutra de ideas pedagógicas y metodologías sociocríticas originales.
Más aún, que se enriquezcan las ideas pedagógicas que partieron sin partidero de copias y asesorías mal implementadas de la nueva escuela chiapaneca.
Recrea nace como alternativa, como un objetivo inicial de deslinde político de un gobierno que quiso desmarcarse del obradorismo y de su Nueva Escuela Mexicana; continúa como una idea rectora para vender programación y como un pretexto institucional de ejercicio presupuestal que rindió frutos.
Recrea se desploma y fallece cuando se utilizan criterios de análisis pedagógico y de operatividad primaria, baste echar una mirada a su producción documental con el contexto difuminado y la problematización de la realidad apresurada y ociosa: tras bambalinas, el protagonismo de actores ungidos con títulos y grados patito.
El punto difuminado, los maestros y maestras ausentes de los puestos donde se toman decisiones para el sistema educativo.
Los abogados, los arquitectos, los “científicos” de la comunicación, los ingenieros civiles, contadores, administradores, los médicos, psicólogos y otra diversidad de profesiones han tomado por asalto el poder en el sector educativo.
Bueno es porque alimenta “teóricamente” la interdisciplina; no tan bueno es, porque hacen de la gestión pedagógica algo trivial.
La formación inicial y continua del magisterio vista y dicha desde la visión externa y el voluntarismo de quien puede decir cualquier cosa y cita cualquier fuente bibliográfica, aún en tiempos ideales de descolonización paradigmática de pedagogías del norte y eurocentristas.
De dientes para afuera los maestros y maestras, centrales en la coyuntura de transformación curricular; en los hechos, sujetos prescindibles y desplazados por quienes disponen que la mejor maestra y el mejor maestro son los que están lejos de la toma de decisiones.
Vaya fortaleza del proyecto educativo venidero sin la voz, acción y reflexión de los maestros que han caminado la brecha y son los reales protagonistas de las historias institucionales comunitarias.
Pobre del maestro y maestra rural, pobre del maestro urbano y suburbano, operario y técnico eficientista de ideas externas, ahora con “estilo Jalisco”.
Pobre sistema educativo que se sustenta en un doble discurso en materia de participación del magisterio y cuya gestión pedagógica pierde operatividad desde la integración misma de los equipos de trabajo.
Sin maestros y maestras, toda acción-reflexión transformadora es imposible.
Sin maestras y maestros, el cambio que viene, en el mejor de los casos, seguirá la senda del autoritarismo, la inercia y/o la improvisación.
*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]