Aprender, evaluar: ¿enfoque humanista?

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Pasaron los días de la celebración del 110 aniversario del inicio de la denominada, por los historiadores, Revolución Mexicana. Poesías, cromos y dibujos en papel de Maderos, Zapatas, Villas, Carranzas, Obregones dejan su lugar a nacimientos, pinitos, monos de nieve y Santa Claus. Dejan su lugar en los medios a partidos de fútbol.
En 110 años México es otro. Cambiaron cosas, otras permanecieron.
Las rupturas y discontinuidades de más de una década producto de la lucha revolucionaria impactó la vida de las escuelas, sobre todo a las pocas diseminadas para atender indígenas, campesinos y obreros.
La buena educación para ellos siempre ha sido regateada.
El debate del tema educativo por los diputados en el Congreso de 1917 cristaliza los principios que aporta la experiencia educativa del siglo XIX, pero también la demanda social de los hacedores del movimiento revolucionario que defendía el contenido laico, científico, democrático, de la educación mexicana.
Al menos dos siglos y dos lustros de esperanza despierta, la visión de que la distribución equitativa del saber siga sembrando luces y tejiendo libertades.
Algunos de los principios de la educación, concurrentes con otros proyectos educativos latinoamericanos, se materializan en el Artículo Tercero Constitucional posrevolucionario el sentido y las finalidades sobre las cuales se forma al niño mexicano.
El 20 de noviembre debiera ser también la celebración de la revolución silenciosa e inconclusa a continuar, para llevar educación de calidad a todos los mexicanos.
Algunos de los preceptos del Artículo Tercero siguen siendo ideal y la transformación de la sociedad mexicana a través de generaciones educadas con calidad aún está en estación de espera, en muchos de los campos, en muchos de los rincones.
Para la muchas veces distraída infancia y adolescencia de hoy es bueno recordar las epopeyas y personajes de esta etapa histórica y seguir haciendo trabajo formativo con una mirada de enfoque social y cultural ampliada.
Dar cuenta de la capacidad de aprender de la evolución del país sin solamente retocar la historia de bronce romántica conmemorada en todo el territorio nacional con monumentos, placas, cohetes, tambores, marchas a caballo y desfiles.
Es tiempo de hacer preguntas a la real y silente Historia de México.
Tiempo de continuar la formación de mexicanos reflexivos que develen la tentación de algunos partidos políticos coloreados de anilina desideologizada, de interés burdo y obnubilada obsesión por el poder que produjo generales y cachorros de la revolución, que produjo una democracia fantasma que hace llegar dictadorzuelos trasnochados y gobernantes vedette de tele y redes sociales; de funcionarios del sector educativo empobrecidos intelectualmente, pero claros de su participación en temas electorales; de líderes sindicales caciquiles, camaleónicos, de eterna hambre de poder que traman y acuerdan bajo la mesa mientras educadores y alumnos se acomodan a los inéditos procesos de la educación a distancia.
No es deseable tener una visión ahistórica y contemplativa de las etapas fundantes de la vida institucional, tampoco es sostenible una patria de visión ingenua y cosificada, evadida por la mariguana; de imagen de meme o pantalla de flores, de saludo motivacional de buenos días.
Hacer revolución y abrir los ojos con una buena educación sigue siendo imperativo de las generaciones de hoy.
Aún es posible hacer revolución mexicana socio-cultural, socio-sanitaria, en una dimensión simbólica del cuidarnos todos y hacer agenda de salud personal y colectiva en el marco de esta coyuntura; aún se puede defender la trinchera de los valores importantes que en más de dos siglos ha construido la institución escolar, entre otras la formación de valores importantes como la honestidad, la vigilancia ciudadana y contraloría social a una empequeñecida, previsible e insana clase política.
En este marco de conmemoración de nuestra historia, en educación básica, se vinieron los procesos de evaluación del primer trimestre de acuerdo al calendario escolar 2020-2021.
A pesar de las debilidades de una plataforma institucional, en un primer corte de rendición de cuentas es muy importante subrayar el enfoque humanista de la nueva escuela mexicana y la centralidad del sujeto que aprende en la propuesta curricular vigente.
Las particularidades de la práctica de enseñanza a través de las herramientas y recursos didácticos a distancia ha dificultado el primer requisito de la relación didáctica: conocer al educando.
Por mucha fase de diagnóstico que en teoría contempla el Plan Escolar de Mejora Continua o el plan emergente escolar de educación a distancia, del proyecto socioemocional, los saberes sobre las cohortes de alumnos que ingresaron en agosto a cada uno de los niveles educativos son apenas incipientes.
Los saberes acerca de cómo aprenden y qué aspectos hay que reforzar en los alumnos en tránsito por cada uno de los grados también requieren complementarse.
Oficialmente, también se ha subrayado la importancia de ser comprensivos en el ámbito socioemocional y de ser flexibles en la manera cómo medimos la apropiación de aprendizajes esperados.
En tiempos de evaluación es bueno dialogar sobre el impacto en la salud emocional que provocan ciertas prácticas de “evaluación”.
Es bueno dialogar también sobre las tentaciones del uso del poder a través de los instrumentos de evaluación.
Los recursos para el aprendizaje se han reducido al libro de texto gratuito para muchos aún incomprensibles.
Las experiencias de aprendizaje para los alumnos de perfil kinestésico, por ejemplo, se reducen a permanecer sentados bajo amenaza, por consecuencia sus aprendizajes son limitados.
Las competencias de lectura están en formación desde el jardín de infantes hasta el tercer grado de secundaria; la franja de alumnos en dónde anidan las inequidades de capital cultural es la más urgente de asesoría y acompañamiento personalizado.
Las pantallas coloridas y frías le hablan a un aprendiz inexistente. No hay condiciones materiales para una buena percepción, mucho menos para el cumplimiento de un aprendizaje deseado.
La interpretación de los textos escritos y de los mensajes audiovisuales está entonces determinada por las estructuras cognitivas del sujeto que aprende.
El apoyo docente a los estadios de desarrollo cognitivo en materia de aprendizaje de lectura y escritura es imprescindible. Las metodologías de enseñanza dominantes en este tipo de contenidos y la cultura de trabajo en las aulas de ejercitación y práctica asistida han colapsado por razones de lesa pandemia, mientras la autoridad educativa se pierde en el laberinto de plataformas y aplicaciones.
Pero no sólo es el caso de los temas relativos a lenguaje y comunicación, también los espacios curriculares relativos a la formación científica, pensamiento matemático y otros campos formativos han estado impactados visiblemente.
¿Cómo se forman las competencias lectoras, matemáticas y científicas en los hogares dónde se carece casi de todo?
¿Qué prácticas de lectura se suscitan en casa ante la ausencia física de los docentes?
¿Qué calidad de transmisión del saber y explicación emergente se otorga a los niños en edad escolar?
¿Qué tipo de ciencia se enseña fuera de las aulas, con experimentación intuitiva y fuera de los laboratorios?
Sigamos respondiendo preguntas mientras integramos números y juicios en las boletas de calificaciones.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]

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