Aprender a observar
Mario Ramos Carmona*
En el desarrollo de la experiencia al enseñar a observar, registrar, analizar, interpretar y reflexionar la práctica educativa en el proceso de formación docente se pueden dar los diferentes momentos para aprender a observar, aprender a dialogar, aprender a registrar y aprender a reflexionar.
Aprender a observar es un ejercicio bastante complejo, donde se tiene que aprender a explicitar todo aquello que está ocurriendo alrededor. Centrar la atención en las personas, acciones, tiempos y espacios del escenario en el que está el observador. Aprender a observar es aprender a retener las situaciones significativas que suceden en el lugar donde se está. Aprender a observar es aprender a intencionar la mirada, porque la mirada de un docente que indaga sus acciones tiene intenciones de discernir lo que hace en el aula, por qué hace, para qué lo hace, cómo realiza sus acciones y cómo impactan en los estudiantes sus acciones, muy diferente a la intención del policía que observa la conducta de los internos de un reclusorio para informar de una irregularidad en la conducta.
Las estudiantes de la normal comenzaron a aprender a observar llevando a cabo ejercicios de observación de la clase, con pocas indicaciones, para no verse limitadas en su estilo de describir la realidad. Al principio era describir y narrar cronológicamente los acontecimientos del salón de clases, y las acciones del maestro. También se ejercitaban con videos de prácticas docentes, o de películas educativas en fragmentos de acciones del profesor protagonista. Aunque antes de muchos de estos ejercicios se buscó motivar y legitimar los ejercicios y la observación misma, a través de argumentaciones, presentación de investigaciones, explicaciones de las bondades de la investigación cualitativa en el desarrollo de una docencia reflexiva y la revisión crítica de un investigador y sus acciones de observación y registro de un caso (François Truffaut, El pequeño salvaje).
Posteriormente las indicaciones de Rosana Guber sobre el P.A.T.E. es decir las descripciones de personas, acciones, temporalidad de las situaciones y cuestiones físico-espaciales, coadyuvaron en la afinación de la observación. La observación se fue puliendo en espiral volviéndose cada vez más puntual, detallada, precisa y significativa en la medida que se rescataban los momentos de mayor significado de las acciones docentes.
Diríamos entonces, como afirma Loredana Czerwinsky, que la observación es un proceso en espiral y que en la experiencia docente de su enseñanza tomó esa dinámica ciertamente en los diversos momentos que se fueron intencionado o que surgieron como parte de las dinámicas de los grupos de estudiantes.
*Profesor-investigador de la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara (ENEG). [email protected]