Alexa… mejora la educación

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Sabíamos que el siglo XXI sería muy diferente a todo lo que fue el siglo XX. Principalmente por el boom que el internet generó durante las últimas dos décadas del siglo pasado y, sobre todo, lo relacionado al uso de la tecnología y la comercialización masiva de teléfonos celulares, tablets y computadoras, así como la digitalización y las inteligencias artificiales que solo los veíamos en el repertorio cinematográfico de Hollywood.
Jacques Delors nos presentó un escenario al cual se deberían ajustar tanto la educación como la sociedad misma. En México, como siempre, tardamos en entender que el siglo XXI ya nos pisaba los callos y las políticas educativas locales ajustaban las cosas, pero solo se centraron en las máquinas y no en lo que éstas podían representar para docentes y estudiantes.
Al llegar el año 2000, México participa por primera vez en la Prueba Pisa y los resultados, a pesar de que se hizo todo lo posible por ocultarlos (siendo secretario de Educación Reyes Tamez en el gobierno de Vicente Fox), nos plantaron la realidad en la cara y nos dijeron lo que una década antes ya nos lo habían dicho tanto Felipe Tirado Segura en la revista Ciencia y Tecnología como Gilberto Guevara Niebla en la revista Nexos. En estas revistas se publicaron unos resultados que afirmaban que los estudiantes mexicanos de todas las edades tenían serias deficiencias en la lectura, la escritura y las matemáticas.
A partir de allí se hizo todo lo posible por llevar a estudiantes y docentes al uso de computadoras, primero con las aulas Foracit antes del 2000, después se apostó por la Enciclomedia y luego por Habilidades Digitales para Todos. De todo ello queda muy poco y mucha de la tecnología está inservible, además de que la Auditoría Superior de la Federación señaló que no mejoró significativamente el desempeño educativo de los estudiantes. En síntesis: daba lo mismo no haber hecho la inversión.
A partir de 2020, año de la pandemia del Covid-19, tanto docentes como estudiantes se vieron en la necesidad de usar sí o sí la tecnología para la educación a distancia que las escuelas se vieron obligadas a desarrollar. Fue ese fenómeno quien hizo que gran parte de la población usara y use actualmente tecnología y redes sociales en su vida cotidiana, pero ¿qué tanto de ello ha logrado impactar en los procesos educativos de las escuelas?, toda vez que los docentes se quejan de los vacíos con que llegan los estudiantes a las aulas. Entre otros fenómenos están las dificultades de concentración, el poco desarrollo de sentido crítico y el exceso de individualismo, además del papel sobreprotector de la familia y las autoridades educativas.
En ese contexto, las políticas públicas siguen sin entender que no todo es tecnología, principalmente en aquellos estudiantes que son parte de la brecha de la pobreza y las serias dificultades de comunicación en familia.
Hoy en día, tanto los gobiernos federal como local, Jalisco es un ejemplo en cuestión de promoción del uso de tecnología, la entrega de equipos a docentes y estudiantes; al mismo tiempo, otros países y modelos educativos le han estado dando vueltas a la tuerca y han empezado a erradicar de las aulas la tecnología porque, por decir algo, señalan que los alumnos ya no saben escribir, no se les entienden los garabatos y demuestran poco interés para las actividades manuales ya que, a decir de ellos mismos, todo está en internet y en TikTok.
Tal como estamos, es necesario debatir el tema y reconstruir los procesos educativos, lo cual no es nada fácil, de otra manera y atendiendo el mundo actual, sería muy fácil decirle a Alexa que mejore las cosas y, si de plano no funciona, pues hay que tomarle una foto a la realidad educativa, la subimos a la aplicación Retake y nos generará un mundo educativo más bonito y coloreado, tal como lo piensan ciertas autoridades educativas de estas tierras, que así son las cosas…

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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