Aferrados y afectados
Luis Rodolfo Morán Quiroz*
Italo Calvino (1923-1985), en un pasaje de su libro Ciudades invisibles, narra que en las casas hay espíritus que permanecen en esos edificios, mientras que hay otros espíritus que se trasladan con los sucesivos habitantes. Así, los espíritus de la vivienda interactúan con los espíritus que transporta consigo cada grupo de habitantes calvino-ciudades-invisibles.pdf. De algún modo, las burocracias en las instituciones, señaladamente en las de carácter educativo, funcionan como esos espíritus. Cuando llegan nuevos estudiantes y docentes, las burocracias residentes conservan su espíritu y hacen lo posible por ajustar la lógica de quienes llegan a aprender y a enseñar a sus formas de pensar, de gestionar y de tramitar. De tal modo que, siguiendo la clasificación de espíritus que hizo Calvino, podría pensarse que los docentes y estudiantes llevan siempre consigo sus espíritus. Mismos que, muy probablemente, estarán influidos por la manera en que aprendieron a manejar los procesos de enseñanza-aprendizaje y la relación con (al menos “se supone”) deben gestionar los medios para propiciar que los estudiantes aprendan y que los docentes se dediquen a enseñar sus oficios y sus disciplinas. Las distintas burocracias por las que hemos atravesado han dejado una impronta en nosotros y muchos de nosotros hemos exclamado ante la genialidad o la estupidez de las medidas que exigen las burocracias.
En días recientes he sido testigo, sin participar directamente, de las cuitas de varios de mis colegas docentes ante una nueva coyuntura de registros exigidos por las burocracias udegeístas. Esta temporada de trámites en las instituciones educativas coincide con otras exigencias burocráticas de otras instancias, como las asociadas con el pago de impuestos prediales, el pago de refrendo de placas de los vehículos de motor, por mencionar algunas. Algunas de mis colegas docentes han señalado que participar en los procesos de estímulos docentes está asociado tanto a una burocracia federal que concede una patente temporal para reducir la cantidad de documentos a presentar, como a una burocracia local que exige la actualización de los datos presentados a la instancia federal, como algunos documentos que no le preocupan a la federación, pero que las instancias udegeístas tienen en alta estima. Una de mis colegas me aclara que se siente presionada a realizar estos trámites, pues son el camino para recibir emolumentos que superan su paga por los cursos que imparte, mientras que otra de ellas simplemente señala que ha tenido un inicio de año infeliz ante la tarea de recopilar y registrar el conjunto de documentos requeridos por LAS BUROCRACIAS.
Seguramente hay muchos detalles de los que no me he enterado y que probablemente sería ocioso describir aquí. Me limitaré a señalar que, en un mundo casi por completo automatizado y con acceso a las denominadas “nubes” (en internet) que guardan documentos de las historias personales, académicas y laborales, resulta que el proceso de registrar documentos probatorios de las tareas y logros académicos suele solicitarse repetidamente por las mismas instituciones. Parte de la frustración y desesperación de mis queridas, diligentes, tenaces y casi infatigables compañeras de docencia se deriva del hecho de que UNA VEZ MÁS han de registrar documentos que antes ya habían incluido en su expediente vital. Simplemente, ya no están. Y, como la burocracia ha decidido que si no cuentan con algunos de ellos no es posible avanzar en el registro y almacenamiento de otros que están disponibles, mis colegas se encuentran con tareas por realizar, pero con obstáculos burocráticos para efectuarlas. Aparte de la gran cantidad de tiempo que han tenido que dedicar a organizar, clasificar, escanear y hacer llegar a los repositorios de internet sus documentos.
Por otra parte, la burocracia udegeísta no es uniforme entre un centro universitario y otro. Mucho se ha comentado que la universidad que lleva el nombre de la ciudad capital de Jalisco parece constar de varias pequeñas universidades, cada una con sus propias lógicas burocráticas decididas a promover, a prohibir, a facilitar o a obstaculizar distintos procesos. De tal modo, en algunos centros universitarios se exige que se dé cuenta de las evaluaciones que los estudiantes ofrecieron de los cursos impartidos hace dos semestres, mientras que se da la información de que esas evaluaciones no se realizaron para todos los docentes de esa institución, sino que sólo se realizó una muestra. Así que lo deseable es que los estudiantes hayan evaluado el curso que impartió cada docente y, más deseable es que ese docente haya pasado con brillantez o, al menos, a satisfacción de sus pupilos, pues, de no ser así, los puntajes para cuando sean evaluados por sus respectivas burocracias irán a la baja. Para algunas actividades, me cuenta una de mis colegas, ahora la burocracia solicita que se muestre el documento en que alguien “nombró” a esa docente como encargada de alguna actividad que ella misma había considerado parte de su curso.
El ejemplo que me narra una de ellas es la organización de un coloquio entre estudiantes que plantean proyectos o avances de investigación en el área de especialidad atingente a la docente. A mí me suena lógico que, como parte de esas asignaturas, haya maestros que faciliten la interacción entre sus estudiantes para retroalimentar lo que proyectan hacer o lo que han logrado, sin necesidad de que alguien los designe o comisione para organizar jornadas de interacción entre estudiantes de distintos grupos. Para la burocracia, añadir un documento de asignación, de invitación, a los de realización que se expiden como “constancia” de participación significa la posibilidad o la negativa de sumar más puntos a los méritos de las ya distraídas docentes. Quienes, en vez de dedicar su tiempo a actividades productivas o divertidas o de esparcimiento, han pasado buena parte de sus jornadas y de sus noches en la tarea de complacer a las aferradas burocracias, consistente en que, si no se presentan determinados documentos digitales, no se otorga la paga que, supuestamente, “estimula” a la docencia, cuando tramitar el pago acaba por inhibir las ganas de seguir en contacto con tan necias y contradictorias administradoras.
*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara. [email protected]
Estoy totalmente de acuerdo, y yo como alumna lo entiendo, y es algo que no se nos dice que de lo que la mayoría no tenemos conocimiento, es fatal ese sistema que solo le quita tiempo y dinero a nuestros docentes y no sea lo contrario por tan laborioso trabajo. Gracias doctor por difundir está perspectiva para que otros puedan entender y se difunda para que las autoridades pertinente hagan algo al respecto.
Me gustó mucho esta lectura ya que nos permite darnos cuenta de las situaciones que a veces los docentes enfrentan y nosotros, hablando desde mi perspectiva como estudiante, a veces no notamos o incluso ni lo imaginamos, cómo es que los docentes llevan cargas muy grandes debido al sistema que se utiliza. Esperemos poco a poco se vayan haciendo cambios para de esa manera los docentes gozen de una condición mucho mejor
Rodolfo, excelente título y reflexión. 👏🏼
Se me ocurre el contrapunto a lo planteado: atareados y atorados.
Me parece muy interesante que se de a compartir este lado de la moneda pues casi siempre se centra en los alumnos, perdiendo de vista que los docentes son los que le dan vida a la universidad y se encargan de compartir conocimientos profesionales. El sistema debería sumarles y no restarles.
Esta lectura nos da a entender sobre cómo nuestras ataduras emocionales y decisiones moldean nuestra vida. Que nos lleva a un enfoque profundo, así como también nos invita a cuestionar qué debemos soltar para avanzar y crecer. La verdad es una lectura breve pero lleno de introspección , Sentimientos y conocimientos. Así como también dice que la Burocracias son vistas como formas de organización que no solo regulan, sino que también afectan las emociones y las prácticas cotidianas de las personas.
Pareciera que la cordura fuera el principal recurso para comprobar.
Considero que la situación es muy complicada por la falta de apoyo a la docencia por parte de las burocracias, cuando es sumamente importante la labor que realizan, el compartimiento de conocimientos hacia las próximas generaciones.
Estoy de acuerdo a veces la burocracia es absurda, en cuestiones particulares es muy exigente acabando de manera espiritual a los docentes y alumnos dando asi un rendimiento bajo
Leer este artículo me hace sentir identificado. La burocracia también nos afecta: trámites eternos para becas, reinscripciones o cualquier documento. Saber que los profesores pasan por lo mismo me hace pensar cuánto tiempo se pierde en cosas que no deberían ser tan complicadas.
Ojalá la universidad simplificara estos procesos para que todos pudiéramos enfocarnos más en lo importante: aprender y enseñar.
Me llama la atención el simple hecho de conocer cómo es que a nuestros docentes se les presentan dichas situaciones, y es que uno como estudiante no cuenta con el conocimiento adecuado!.
Y sin dudar ser docente es una profesión bonita, lástima que en la actualidad no le van el valor que merecen!
Muchas gracias por compartirnos este texto, ojalá se difunda y le llegue a más personas.
Me parece de suma importancia contemplar que nuestros docentes se enfrentan a este tipo de situaciones y uno como estudiante no contempla o no tiene los conocimientos adecuados para dichas situaciones!
Muchas gracias por compartirnos este bello texto!!
Es bueno conocer sobre esto y que esto pueda ser un espacio en el que los docentes también puedan dar visibilidad a todas esas cosas que falta modificar y trabajar, pues considero que sí es muy pesado trabajar con un sistema en el que se te exige demasiada excelencia pero también evidencia de esa excelencia.
Es un tema interesante ya que la mayoría de las veces se habla de los alumnos, dejando de lado a los maestros quienes también ponen de su esfuerzo para compartir todos sus conocimientos a nosotros cómo alumnos.
Michas gracias por su retroalimentación