Academizar el servicio social: sin perder el sentido

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

El servicio social posee características distintas a las prácticas profesionales. En humanidades, la única institución cuyos marcos normativos permite realizar el servicio social profesional a la par de las prácticas profesionales es la Escuela Normal, sin embargo, en el resto de las IES, son realizadas, normadas y reguladas de forma diferente.
El primer paso para no perder el sentido, radica en el hecho de notar esta diferencia en la naturaleza del servicio social profesional y las prácticas profesionales, que va más allá de los marcos normativos y se entrelaza con el fin último de uno y otro. El servicio social profesional tiene como razón de ser, trabajar con sectores sociales desfavorecidos para modificar sus entornos y en lo posible, formas de vida.
Por esta razón, cada vez se buscan programas y proyectos de servicio social interinstitucionales e interdisciplinarios, así como aquellos que tienen financiamiento específico para este tipo de trabajos, sin embargo, casi siempre son proyectos generados desde las IES o en su caso desde alguna entidad que tiene vocación social. La escasez de este tipo de programas viene aparejada con los tipos de financiamiento a nivel nacional e internacional y que generalmente se concentran el otro tipo de proyectos que responden a tendencias específicas.
Junto a los marcos normativos del servicio social profesional, su razón de ser y la visión holística para los impactos que se concreta en la inter –institucionalidad y disciplinariedad–, se tiene la incorporación en los diseños curriculares del servicio social profesional como una materia o asignatura, donde se cuentan créditos y calificaciones.
Esto genera una dinámica donde es necesario cuidar la razón de ser del servicio social y ofrece la oportunidad para que las IES puedan tener programas y proyectos de servicio social de mayor impacto, sin embargo, ello requiere:

1. Coordinaciones de servicio social robustas, no únicamente en el número de personas, sino también en los perfiles, porque sin duda alguna cambiará la naturaleza de lo que se hace en ellas. Tal vez en algunas IES las coordinaciones de servicio social ya puedan responder, por ejemplo, se necesitarán técnicos de campo, valuadores de impacto social de proyectos…
2. Equipo e infraestructura, por ejemplo, vehículos propios para las coordinaciones de servicio social, plataformas diseñadas a la medida…
3. Financiamiento propio, que permita financiar los proyectos que se operen desde las IES, con todo lo que implica a nivel de gestión de recursos, rendición de cuentas y demás.

Los anteriores únicamente por mencionar algunos, porque se tendrían que considerar más aspectos, dimensiones y ángulos, caso contrario, se realizará únicamente de nombre y se hará lo mejor que puedan hacerlo las IES que se han incorporado a esta lógica.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]

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