Abrir la clase universitaria

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

Una de las formas de abrir la clase es por medio de las exposiciones. Mostrar logros obtenidos a partir del marco de una materia específica o combinación de ellas, logros concretos de acciones, donde el diseño curricular y la formación-experiencia de cada profesor se combinan con las inquietudes estudiantiles, en un cruce donde confluyen tres dimensiones fundamentales:

1. Formación prevista: los diseños curriculares concretados en el perfil de egreso –permítaseme usar este planteamiento sin pretender ser reduccionista– que puede trazarse sobre el perfil profesional a la usanza “clásica” o, como competencias referidas a tramos concretos que han sido ensamblados a partir de la elección del propio estudiante. De cualquiera de las dos formas, los diseños expresan la necesidad de trabajar en dos dimensiones.
Por un lado, logros concretos que se demuestran con desempeños al finalizar un trayecto formativo específico y que cobran sentido por sí mismos o, en su caso logros enfocados a ser continuados y complementados por otros trayectos formativos que generarán un perfil de egreso “completo” dirigido a una profesión.
Sea cual sea el caso, los diseños orientan sobre los desempeños, competencias, objetivos, logros y demás nomenclaturas que quieran usarse –con sus necesarias implicaciones teóricas–, sobre los productos a obtener en un trayecto formativo. Este es el primer elemento a considerar al momento de pensar en una exposición.
2. Institución: características que cada universidad adquiere en su configuración de todos sus actores que conforman un entramado complejo de relaciones, interacciones, configuraciones que transitan del grupo al individuo y viceversa. Punto central también lo es la vocación institucional, su razón de ser desde una perspectiva histórica –con todas las dimensiones que confluyen en ella–.
También entran en juego aspectos como: infraestructura, espacios y sus usos, capitales culturales, políticos y sociales que resguarda y activa la institución… entre otros.
A partir de cada una de las variables mencionadas y otras que no lo fueron, resulta una forma de actuar, sentir y pensar que forman parte inseparable de quienes trabajan, estudian y egresan de cada universidad.
Aquí se abren o cierran posibilidades, en función de las características de cada universidad. Se incluyen los espacios formativos –entre ellos los salones de clase, laboratorios, simuladores…–, el cuerpo profesoral, estudiantil y demás que únicamente actúan a partir de esos parámetros institucionales, en función de determinantes o posibilitantes –como dirían las teorías sociológicas– y que mucho tienen que ver con las características individuales de quienes las forman.
3. Producto: se perfila a partir de las posibilidades de ensambles que se logran en la mezcla y fusión de las dimensiones anteriores, sin embargo, algunos aspectos que pudieran pasar inadvertidos, aquí deben mencionarse: creatividad, innovación, adaptabilidad, aplicación, intención, vocación, capacidad de trascender límites institucionales, transformación, reproducción y otros más, sirven para entender lo que sucede en los centros escolares.

Así, las exposiciones recapitulan productos concretos mostrados en organización propia que les da sentido exclusivo para esos individuos, grupo, centro escolar y posiblemente grupos sociales con los que se ha trabajado. Eso significa que las exposiciones configuran y permiten leer todos los aspectos de la vida institucional sintetizados en un solo evento.
Desde esta perspectiva, las exposiciones no abren únicamente la clase, sino también abren las instituciones a la comunidad, las muestran tal y como son. Lo único que necesitamos es ser observadores y podremos desentrañar niveles formativos, conceptos implícitos, lógicas institucionales y demás.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]

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