Abrir la caja de Pandora

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Hace muchos años, en mi caso por lo menos 30 cuando un director (Raúl Ernesto Quintero del Castillo QEPD) nos dio la indicación de dar una clase a nuestros alumnos con los padres de familia como testigos. Este tipo de acciones fueron comunes en tiempos de nuestros abuelos, justo al final del ciclo escolar, cuyo propósito era mostrar los avances de los estudiantes. Poco a poco la escuela y en especial las aulas cerraron las puertas a cualquier persona que no fuera personal interno o externo de la SEP.
En todos estos años, las nuevas generaciones de padres de familia alimentaron sus saberes y representaciones sociales sobre la escuela y los maestros a través de las pláticas con sus hijos y otros canales de comunicación, principalmente la televisión.
El hecho de que la escuela hubiese cerrado sus puertas a la sociedad por las múltiples razones que los maestros, los directivos, las autoridades y el SNTE hayan optado, ese hecho no quita la corresponsabilidad de los padres y demás sujetos de la sociedad al haber renunciado a ser parte de los procesos internos de las escuelas, como tampoco hace menos responsables a quienes tienen sus obligaciones en las escuelas de haberse cerrado al mundo y haber dejado pasar los cambios de los procesos democráticos de inclusión, participación, rendición de cuentas y transparencia.
La escuela, como cosa de magia y de la noche a la mañana, se convirtió en una caja de pandora, el actual maremágnum propiciado por el Estado y grupos sin conciencia social, ni mentalidad, ni criterio para valorar el derecho de niños y jóvenes a la educación, sin querer queriendo liberaron y promovieron cosas oscuras y mal intencionadas en contra de los maestros y la escuela pública.
En esta crisis educativa es importante que la escuela y el profesorado retomen su protagonismo, que abran sus espacios y se muestren tal como son, que los padres de familia entren a la escuela como a su propia casa y participen para mejorar lo bueno y eliminar lo malo, no como espectadores, sino como coautores, coprotagonistas y participantes activos del hecho educativo.
Cualquier modelo pedagógico por más moderno e intencionado que se presente, si éste no se muestra y populariza para que se vea cómo se practica con estudiantes, entonces los sujetos externos a la escuela no podrán entender y mucho menos actuar cuando escuchen conceptos como constructivismo, enseñanza por competencias, procesos educativos, secuencia didáctica, planeaciones, etcétera.
Cuando Pandora abrió la tinaja ovalada, solo liberó los males (que se han pululado gracias a grupos como Mexicanos Primero), por fortuna adentro quedó Elpis y los que aun queremos y creemos en la escuela pública esperamos que ésta mejore para bien de todos y donde maestros, maestras, estudiantes, padres de familia y la sociedad en general debemos construir un respeto por la educación y lo que con ésta se puede generar en las personas.
Ante ello y una vez aceptadas las renovadas obligaciones y responsabilidades educativas de la escuela, tanto para el maestro como para las escuelas y los demás sujetos e instituciones involucradas así será el primer día del resto de sus vidas.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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