El desarrollo profesional de los docentes ante el cambio de gobierno: retos y expectativas en Jalisco
Benita Camacho Buenrostro*
El cambio de gobierno suele generar expectativas en todos los ámbitos, particularmente en aquellos en los que el periodo administrativo que termina ha dejado además de promesas y objetivos sin cumplir, un gran desánimo, tal como ocurrió en el sector educativo.
Durante los últimos años, los profesores del país debieron resistir diferentes presiones, e incluso atropellos y amenazas; y en Jalisco, además, los maestros tuvieron que hacer frente a la ineptitud de la administración educativa estatal que generó, desde significativos rezagos en el pago de los salarios, hasta la persecución, el hostigamiento y en algunos casos el cese de sus actividades profesionales. Como puede comprenderse, ante esas circunstancias ningún desarrollo profesional era posible. De esta manera, y contrario al discurso oficial, los responsables de la organización de las tareas educativas, con sus acciones, impidieron que se generara el entorno necesario y propicio para fortalecer la formación continua de los docentes.
Es así, que en este momento nos encontramos ante la expectativa de las políticas, decisiones y acciones de una nueva administración. Confiando en que en materia educativa dicha administración será responsable y sensible, los docentes pueden volver la mirada hacia lo que importa y da sentido a su profesión: lograr los aprendizajes en los estudiantes y construir su propio desarrollo profesional.
Por su parte, uno de los retos de las nuevas autoridades educativas será establecer como tema central en su agenda la formación continua de los docentes, para que con ello puedan garantizar mejores aprendizajes en los estudiantes y así cumplir los compromisos adquiridos y que les han sido encomendados por los ciudadanos.
Por experiencia sabemos que los docentes que participan en los programas formativos se enfrentan con la falta de correspondencia entre estos programas y la realidad cotidiana; como consecuencia, la mayoría vive esos procesos con fines promocionales o de cumplimiento, por lo que su participación en estas acciones no se relaciona de manera directa con la mejora de los aprendizajes de los estudiantes y, por tanto, con la mejora de la calidad educativa.
Ante esto, es importante recordar al nuevo equipo de trabajo que recién llega a la SEJ, que el camino para garantizar el desarrollo profesional de los maestros es aquél en el que los docentes participan como actores y no como receptores de propuestas diseñadas sin su participación; es así que los docentes deben ser sujetos activos de sus procesos de formación, pues sólo en la medida que las acciones de formación consideran las necesidades específicas y la realidad contextual de su trabajo docente es que dichos procesos generan los resultados esperados.
Doctora en Educación. Profesora del Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara. [email protected]