Noche de brujas …diariamente

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Desde pequeños nos asustan con la imagen de las brujas malas, asimismo, hay brujos que no quieren a los niños y las historias giran alrededor de las maldades que pueden hacer para que éstos, aprendan a portarse bien. Las brujas malas que se van a comer a aquellas criaturas que caigan en sus terrenos; además pueden convertirlos en sapos o dejarlos encerrados en jaulas. Los castillos encantados no pueden faltar y los tétricos árboles que le rodean con apariencia de gente mala. Cuentos que han emergido desde siempre, pero… llega un día en que uno se da cuenta de que la realidad tiene cierta semejanza a esas narraciones que alguna vez hemos escuchado.
Uno descubre que siempre se está rodeado de esas brujas y brujos en muchos ámbitos: en la calle, en los mercados, en hospitales, en el trabajo, a la hora de manejar, más los lugares que usted desee agregar. Desgraciadamente todavía encontramos personajes tan peculiares –como los que ahora protagonizan el presente artículo–, en aquellos lugares que deben ser considerados templos del saber, comúnmente llamados escuelas. Tristemente he escuchado directamente de padres de familia al decir “ah, sí, lo dijo la bruja de tu maestra” por mencionar sólo un ejemplo; aunque segura estoy que, usted lector, lo ha escuchado también.
Indiscutiblemente el campo de la educación no es monolítico. Los factores que se combinan y proyectan al ser humano educado, no se describen con una sola palabra ni en un sólo momento, pero tal vez usted se cuestione entonces en cuanto a ¿qué es la educación?, ¿en realidad quién enseña? ¿qué tipo de educación se desea?
La responsabilidad es compartida. Cuando somos niños pensamos, creemos y afirmamos que los papás no saben nada, que tienen un cúmulo de ignorancia que no tiene nada que ver con nuestra gran experiencia y forma de vida joven, fuerte, aventurera o incluso catastrófica en algunos casos. Somos lo mejor y tanto los papás, mamás, nuestros maestros y maestras, son lo más nefasto que existe sin pensar que es por ese breve momento de vida.
Las brujas y brujos que vemos a esa edad, son fantasmas que acarrearemos toda la vida, mientras no se comprende lo venidero con el diario andar, deducir que se puede mejorar y que puede uno dejar de ver o de ser una bruja/o. El camino para ser bruja o brujo es extremadamente sencillo, pero si se le enseña al hijo/a o alumno/a la enorme posibilidad de elegir su forma de vivir con el respeto en primer lugar, entonces la educación alcanzará el nivel de ser eficaz, limpia, provechosa, honesta, totalmente productiva para así, beneficiar a la misma sociedad de hoy, de mañana y de siempre.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]

Comentarios
  • Ma.de Lourdes Espinosa Brambila

    Gracias por compartir es una gran reflexión para mejorar cada día.

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