La disputa en el SNTE: el poder y el dinero como fondo del telón
Andrea Ramírez Barajas*
La historia del SNTE como muchos la conocen, y la han documentado, es la historia de una serie de cacicazgos sindicales, muchos de ellos avalados o incentivados desde la esfera de un poder mayor: el de la presidencia de la república.
Cuando Carlos Jonguitud Barrios toma el edificio Sindical con pistola en mano, el 22 de septiembre de 1972, para sacar a los anteriores caciques (Sánchez Vite y Eloy Benavides), lo hace apoyado por el presidente en turno, Luis Echeverría Álvarez. El poder de Jonguitud no tenía fronteras, él decidía todo y en todas las secciones la disidencia era prácticamente inexistente. Su reinado duró 17 años (1972-1989), fue derrotado por la oleada de un movimiento magisterial muy fuerte en la gloriosa primavera de 1989, con las dos terceras partes del magisterio nacional movilizado; por mejor salario y democracia sindical. Movimiento que fue capitalizado calladamente por Elba Esther Gordillo, apoyada (a su vez) por otro presidente en turno, Carlos Salinas de Gortari.
Elba Esther fue ratificada en el congreso nacional de Tepic de 1991, dicha ratificación cumplía dos objetivos:
a) Pulverizar lo que quedara de jonguitudismo.
b) Legitimarse ante las reglamentaciones vigentes en asuntos de trabajo y de organismos sindicales.
Elba Esther inicia su poderío (el más grande y el más fuerte en la historia del SNTE), que va de ese año (1989) hasta el año pasado (2017), cuando por manejos y triquiñuelas legaloides la meten a la cárcel.
Juan Díaz, su discípulo más cercano (y no sé si el más aventajado), cometió los mismos errores que Elba Esther si acertó en el 91. No pulverizo, ni desarticuló al elbismo y no se legitimó ante la legislación laboral. Hoy el elbismo resurge con mayor fuerza con el nombre de Maestros por México, con una estructura nacional y con operadores en todos los estados cercanos al SNTE, muchos de ellos con enorme experiencia en el manejo sindical. A muchos de ellos Juan Díaz los marginó e hizo a un lado.
La crisis actual del SNTE es por el poder y por el dinero. No existe la disputa por el mejor o peor proyecto educativo, es más, no hay proyecto sindical realmente (ninguna de las dos propuestas sirve para sacar adelante una iniciativa que mejore las condiciones laborales y profesionales de los docentes en servicio).
Sumados a las dos iniciativas anteriores de charrismo institucional antes mencionadas, tenemos dos más: a) el resurgimiento del viejo jonguitudismo protagonizado por su hijo y algunos nostálgicos seguidores de la figura del líder de San Luis Potosí. Ellos y ellas también están al acecho por espacios de poder. b) la CNTE, este grupo es el más atípico, guarda distinciones de los corrientes anteriores.
La CNTE surgida en el sureste mexicano durante el invierno de 1979, se caracteriza por su estilo contestatario, sus métodos beligerantes y sus propuestas anti-gobierno. Su defecto es que no tiene una propuesta ni una estructura sólida a nivel nacional. A la CNTE la han reducido a espacios y dinámicas locales (estatales), cuya mayor fuerza está en Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, y con menor fuerza en algunos estados del sureste. Existen algunos estados más conservadores, los cuales son controlados por la dupla PRI-PAN en donde la CNTE es prácticamente inexistente.
Todo lo anterior (a modo de rápida descripción) sirve como marco para decir, que la lucha en el SNTE no es ni de principios, ni de proyectos, es una lucha por fuertes intereses políticos y financieros, los cuales son una ineludible mala herencia a los gobiernos que tomarán posesión el próximo diciembre en nuestro país (en la esfera presidencial y gubernamental).
¿Qué se ha dejado ver hasta ahora?
1. Que los políticos entrantes prefieren evitar o evadir los problemas. Han preferido optar por un discurso conciliador y moderado antes que polarizar las cosas, a partir de pensar, antes de ser gobierno.
2. Que la fuerza de los grupos políticos al interior del SNTE es muy grande, todos ellos saben lo que tienen y saben mucho más qué es lo que buscan.
3. Que el método de conciliación o el diálogo no sirve para este tipo de disputas. Se avecina pronto una confrontación real y un choque de trenes, lo que generará mayor confusión e incertidumbre entre el magisterio nacional.
El SNTE es un organismo corporativo con una gran fuerza de gestión y negociación política. De las pugnas que vienen no ganará el que tenga la razón, sino el que demuestre mejores habilidades políticas en todos los rubros (en lo legal, en las alianzas y en el convencimiento de las bases [que aunque poco], también cuentan). Juan Díaz como líder del grupo hegemónico en este momento descuidó enormemente la corporación porque quiso hacer lo mismo que su mentora. Hoy está a tiempo de corregir, delegando poder y haciendo alianzas con grupos emergentes o marginales.
La lucha en el SNTE es un ejemplo claro de cuando el poder y el dinero se ponen en medio de las disputas. Quién ganará o quién perderá eso es lo que menos importa. Lo que está en juego es (como ha sucedido en los tiempos de las grandes mafias) que hay grupos y personas intocables en este país. Y que todo ese discurso de anticorrupción, en el fondo va a quedar en un panfleto publicitario pero panfleto al fin y al cabo. Habrá que ver lo que hace el presiente entrante, recuérdese que atrás de todo cambio en el SNTE está la mano del presidente en turno, así ha sido antes y no creo que pueda ser diferente.
*Doctora en educación y consultora independiente. [email protected]
AMLO aún no empieza su presidencia Así que yerra en su opinión sesgada y en su calificativo despectivo. Lo que se concluye es que el magisterio como ud no tiene el carácter moral para asumir otras formas de organización. Prefieren reciclar las mismas fichas. En vez de entender lo que significa un cambio de régimen. Salir del conformismo o asumir la continuidad del medio y la corrupción Que cada quien decida