La catrina y el alfeñique

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

El actual calendario gregoriano indica que llegan los días 1° y 2 de noviembre. En distintos países es día de muertos y aquí en México también. Mucho se ha escrito al respecto y más, desde nuestra idiosincrasia, nuestros coloridos paisajes que asimismo incluyen los aromas de las flores; de los dulces y guisos que implica comer “obligadamente” la temporada.
El Día de Muertos se envuelve de un ambiente místico a través de las tradiciones, costumbres y creencias que generalmente se acompañan de aquellas historias, cuentos o leyendas que persistentemente dejan la duda, la risa y el escalofrío de la muerte; pero no se puede pasar de largo el momento, sin esbozar sonrisas al escuchar las típicas calaveritas literarias. En México, “los días de muertos” inician en un promedio de cuatro días antes de la fecha oficial y terminan el 3 o 4 de noviembre, incluso el pan de muerto se degusta desde quince o veintidós días previos.
Es común encontrar en escuelas, lugares públicos o casas particulares, altares dedicados a los muertos; son decorados con papel picado de brillantes colores, flores de cempasúchil (del náhuatl Cempohasochitl), veladoras y sal; no debe faltar la foto del recordado difunto. El ritual se considera importante porque “vienen de ultratumba las almas” de aquellos seres fallecidos a ingerir sabores y aromas de los alimentos que se han depositado en tales espacios y a reconocer algunos elementos que le pertenecieron en vida.
A esta costumbre precolombina, desde hace algún tiempo se le ha añadido la famosa Catrina, a quien curiosamente y con frecuencia, se le acompaña de un esqueleto elegantemente vestido y le nombran El Catrín. Esta última expresión se ha adoptado del clásico juego mexicano (de mesa) Lotería. El catrín es un sujeto bien vestido, fino y de buen ver, por lo que no responde a la estampa masculina del esqueleto. Habría que agregar al vocabulario popular la palabra alfeñique.
Este término es antiguo y tiene su origen en todo un laberinto de conocimientos, aunque finalmente el significado directo del diccionario dice ser “pasta de azúcar en forma de barras delgadas”. También describe la palabra como una “persona de complexión hondamente delgada”. Es precisamente la explicación que justifica al mal llamado “catrín”. La Catrina nació de la inspiración de José Guadalupe Posada, reconocido por sus grabados e ilustraciones, originalmente conocida como la calavera garbanzera (sic).
Ambos esqueletos son exquisitos en presencia o sabor. Nuestra cultura tiene vasta variedad de frases alusivas a la muerte: “Abriga bien el pellejo si quieres llegar a viejo”, “Aunque tengas mucha suerte, nunca juegues con la muerte”. La Catrina y el Alfeñique, poseedores de una eterna sonrisa, siempre nos dirán “Como te ves me vi, como me ves te verás”.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]

Comentarios
  • Lali

    Mira a que interesante.

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