Las bellas jirafas

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

“Estiradas y bellas, serenas y apacibles, las jirafas son las aristócratas de la selva”. Fue el encabezado de un artículo que leí en un periódico sobre jirafas hace algunos años. Considero que tales mamíferos tienen una belleza muy singular; creo que poseen cierta personalidad y me gustan desde siempre. Yo, siendo una niña recortaba cartón que tuviera esa forma, con plastilina imaginaba su figura y moldeaba la silueta, solía trazar líneas que parecieran jirafas; el gusto fue creciendo y poco a poco se hizo una colección real: aretes, prendedores, ropa, juguetes, bolsas, figuras de cerámica, plástico, pasta, peluche, madera, metal, tela, cartón…
Las jirafas han inspirado a cuentistas, investigadores históricos, la zoología también les ha cedido espacios, documentales y hasta el deseo de conocer sus antepasados. Observarlas y leer al respecto, me ha permitido documentarme sobre ellas.
La colección que he obtenido a lo largo de varios años, me permitió prestar atención a distintas personas que también coleccionan cosas como elefantes de distintos materiales, tortugas, cajetillas de cerillos, llaveros, juguetes en miniatura, monedas, timbres postales, corchos de botellas, dedales, cucharas, avioncitos, coches de juguete, relojes y de todo.
Entonces, desde niña me hice una pregunta ¿por qué los seres humanos sentimos la necesidad de coleccionar cosas y para qué?, encontrar la respuesta ha sido tarea de los psicólogos básicamente, a su vez, ellos se han apoyado en pasos científicos e intentan dar respuestas fiables y creíbles.
Explican cómo la actividad cerebral produce de manera natural la dopamina; substancia que se encarga de proporcionarnos una sensación placentera y feliz cada que conseguimos… aquel elemento coleccionable o la cartita del álbum, alguna piedra que te llama la atención, un objeto en miniatura que te ha cautivado y deseas poseer, en fin, empezamos a guardar algo aunque no sepamos por qué pero se siente la necesidad de conservarlo y el gusto por tenerlo.
También dicen los psicólogos que la herencia genética tiene grabada información de la sensación de buscar y encontrar, entonces el nivel de dificultad para satisfacer esas ganas de tener algo, será graduado de acuerdo a las personalidades ya que coleccionar representa un gusto para los seres humanos.
Al coleccionar imprudentemente se corre un riesgo, este sería la necesidad de reunir tanto que se convierte en el síndrome de Diógenes; que consiste en la necesidad de recopilar lo que sea, que se convierte en un problema de acumular todo tipo de objetos, incluso aquellos que no representan utilidad y se queda, dicen los psicólogos, en un modo irracional y desordenado. Creo que si coleccionamos con cierta realidad, es indispensable tener conocimiento de lo que se hace, incluso guiar a los niños para evitar el síndrome mencionado.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]

Comentarios
  • Lali

    Que bonito!!! Muy interesante.

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