Lo que callamos y no decimos de los profesores

Jaime Navarro Saras*

Así como hoy en día se habla de la vulnerabilidad de la mujer en los medios de comunicación, que incluso ha habido denuncias de abusos en su contra a lo largo de los años, sin que antes les hicieran caso y que actualmente se ha juzgado y enjuiciado a quienes cometieron dichos atropellos. Cosas así debieran suceder contra aquellos que han atentado en contra de la imagen y dignidad de los maestros y que lo hicieron sin presentar pruebas fehacientes ni causa legal alguna, al parecer solo fue un deporte que a los constructores y diseñadores de la reforma educativa se les ocurrió para poner a la opinión pública y a los padres de familia en su contra, mientras avanzaban los planes del Estado para desmantelar y fracturar los derechos laborales vigentes y rasurar la nómina magisterial.
Me refiero por supuesto a aquellos personajes de la vida política, a los líderes de agrupaciones no gubernamentales (llámese Mexicanos Primero, por ejemplo) y con la complicidad de medios de comunicación como Televisa. Cinco años después de iniciada la reforma educativa, la ONU determinó que los maestros no son responsables por los insuficientes resultados educativos (http://www.jornada.unam.mx/2017/10/24/sociedad/032n1soc) cosa que las autoridades educativas fueron aceptando poco a poco pero, nadie se ha disculpado ni en lo público ni en lo privado de los agravios cometidos contra el magisterio de México durante todo este tiempo.
El día que alguna institución se dé a la tarea de generar una serie de televisión sobre la vida y obra de los maestros, es muy probable que las historias que tienen que contar a más de uno harán llorar por las formas tan sufridas de cómo se hicieron maestros, de cómo se incorporaron al servicio educativo, de cómo es su día a día en las escuelas y de cómo fue su despedida del magisterio.
Antaño la profesión docente fue siempre de las clases más desprotegidas de la sociedad, en su origen eran hijos de campesinos, posteriormente de obreros y más recientemente de profesores, hay familias donde el abuelo, el papá y el hijo son maestros, la mayoría, conforme van haciendo años en la educación mejores son las condiciones salariales y calidad de vida por su sistemático ahorro.
Los maestros son y seguirán siendo personas cercanas al pueblo, estarán siempre dispuestos a contribuir a la mejora de la realidad de cada alumno, muy lejos está su perfil del que quisieron vender los medios de comunicación, quién sino ellos están dispuestos a convivir con alumnos toda una mañana a cambio de un salario que alcanza para lo poco (en educación primaria, por ejemplo, la plaza inicial no rebasa los 8 mil pesos mensuales netos) y allí siguen.
Por eso, quienes suelen hablar mal de ellos desconocen la raíz y esencia de esta profesión, y si de pronto se enteran de una marcha de maestros que protestan para derogar la reforma educativa, terminar con la evaluación punitiva y restituir a los maestros despedidos, lo primero que piensan es que no quieren trabajar y solo les interesa desestabilizar un país o un gobierno pero no es así, son personas que luchan por tener mejores condiciones, que les reconozcan sus esfuerzos y les faciliten las condiciones para desarrollar mejor su trabajo.
Vaya pues un reconocimiento para todos los maestros que desde las aulas, las calles, las plazas públicas y cualquier escenario, ponen lo mejor de sí y pretenden (con su ejemplo) romper de una vez por todas la imagen que la actual reforma con el apoyo de los medios de comunicación contaron y presentaron malévolamente de ellos.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]