La ciencia tras los desastres

 en Alma Dzib Goodin, Alma Dzib Goodin

Alma Dzib Goodin*

En los últimos días hemos sufrido distintos desastres naturales, tanto en México, Estados Unidos y el Caribe. Hemos visto como las personas se unen para ayudarse unas a otras, hemos visto los protagonismos y hemos visto con horror, el manejo de los medios para vender el dolor ajeno. Sin embargo, toda tragedia nos deja siempre, además del dolor, una enseñanza.
Tras los desastres hay muchas secuelas, no solo por los escombros de los edificios, que los terremotos y los huracanes dejan a su paso, sino psicológicas, incluyendo la posibilidad de desarrollar trauma post traumático y miedo en quienes sobreviven a esos momentos de terror. Es por ello que en las últimas semanas, la pregunta que más hemos escuchado es ¿qué puedo hacer si esto me pasa a mí, en mi casa, escuela o trabajo? Aquí un poco de lo que la ciencia puede hacer por ustedes en estos casos:

Atrapado en los escombros:

Si cualquier persona queda atrapada entre los escombros de una estructura arquitectónica , aún los niños, pueden hacer mucho para sobrevivir. El primer momento es de terror, probablemente su cuerpo haya sufrido una acción violenta, ya sea caída, contorsión o incluso volado a través del espacio. Lo primero que debe pensar es ¿estoy vivo?, y si puede abrir los ojos. Mantenga la calma, esto es lo más importante. Si puede abrir los ojos, trate de pensar en donde se encuentra. Tomen en cuenta que a veces el espacio puede estar oscuro, así que los ojos deberán adaptarse.
Si el espacio es limitado, y sufre de claustrofobia, el consumo de oxígeno es clave, tan fácil como pueda sonar, no es sencillo tranquilizarse, pero tome en cuenta que la hiperventilación implica mayor consumo de recursos fisiológicos, desde la respiración, no sabe cuanto oxígeno tiene, hasta consumo de calorías y no sabe cuanto tiempo estará atrapado. Lo ideal, es confiar en que lo van a rescatar.
En caso de poder moverse, busque una posición cómoda. Haga un mapa mental de en dónde está, esto será información clave para los rescatistas, no dude que alguien acudiera en su auxilio. No comience a moverse demasiado o intentar desenterrarse, pues puede provocar otro asentamiento, conserve todos sus recursos físicos y psicológicos tanto como le sea posible. Si alguna vez ha meditado, ahora es un buen momento para hacerlo. Intente no dormir, pero mantenga su mente en algo lindo, tanto como sea posible. Cuando el cerebro está ocupado, el tiempo pasa más rápido. Un cuerpo puede sobrevivir hasta 4 días sin consumir agua o alimento, pero solo es posible si los recursos fisiológicos se usan de manera práctica.
Si cuenta con teléfono inteligente y tiene señal, envié un solo mensaje con la dirección precisa no solo de dónde está, sino dónde se encuentra dentro del inmueble. Envíe un solo mensaje a la mayor cantidad de personas. Aquellas que reciban la información por favor, divúlguenla, pero no intenten hacer conversación con la persona atrapada, pues no saben cuanta batería le queda en el celular, ese recurso será muy valioso, pues no se sabe cuantas horas estará incomunicada.
Por supuesto, las comunicaciones siempre se ven afectadas en caso de siniestros, así que solo envíe mensajes si está seguro de tener señal, de otro modo apague todos los recursos que no va a usar para conservar el mayor tiempo posible la batería de su aparato, cuando escuche que alguien le está buscando, encienda su alarma para que le escuchen, o la luz del celular, si acaso cuenta con ese recurso, esto le puede salvar la vida. Aunque si le es posible hablar o gritar, es mucho mejor. Tome en cuenta que si hay polvo y escombros, esto puede dañar su garganta aun cuando intente gritar las personas quizá no le escuchen, así que use recursos como clave morse o bien, golpee con algo para que le ubiquen.
Cuando escuche a los rescatistas, trate, de ser posible, decir su nombre completo y el número de teléfono de sus familiares.
Guardar la calma le salvará la vida.

Siempre hay que estar preparado

En el caso de los huracanes, la ciencia nos ha dado suficiente tiempo para estar preparados. Si bien aún no es posible calcular la trayectoria exacta, si hay una buena aproximación. Siempre debe uno tener víveres suficientes pero principalmente un plan familiar. En caso de no poder quedarse en casa, ¿a dónde se sienten más cómodos para reunirse?, en caso de separarse, ¿dónde es un buen punto de reunión?, memoricen los números de teléfono importantes y no solo confíen en que el celular los va a contactar con un clic, pues en los desastres los celulares fallan.
Conserven los documentos importantes a la mano. Con importantes me refiero a identificaciones, seguros, pasaportes y fotografías familiares que hagan leve el momento.
Tome en cuenta que la luz y el suministro de gas pueden fallar, así que no planee contando con estos recursos. Por ejemplo, no compre comida congelada, sino latas con abre fácil.
En el caso de los terremotos, éstos llegan de manera inesperada. Cambian la vida de la población en un minuto o menos, así que deben vivir preparados, sin angustias porque la vida sigue.
Las familias deben tener siempre en mente un plan de acción. Aún los niños. Todos los días tomen un momento para mirar alrededor de la casa y crear un mapa mental del lugar. ¿Cuántos pasos hay entre la cocina y el comedor?, ¿cuántos escalones hay?, ¿de qué color son las paredes?, ¿qué objetos hay en la habitación? Éste es un ejercicio que se debe hacer todos los días, para los niños puede ser un juego, ¡dime, que hay sobre la mesa de centro!, se ha demostrado que entre más se conoce un lugar, más relajado se está en caso de siniestro.
Reconozcan los puntos críticos de sus casas, que áreas son estructuralmente más peligrosas, encuentren un punto de reunión, el mejor es aquel donde no hay cables o estructuras. Si viven en un edifico, aprendan a bajar corriendo las escaleras, conózcanlas, tengan claro cuántos escalones hay y siéntanse cómodos bajando lo antes posible por ellos.
Eviten vidrio o espejos en las paredes o muebles, los objetos punzo-cortantes son a veces más peligrosos, evite candelabros que puedan caer sobre las personas. Asegúrese que los pasamanos de las escaleras son seguros todo el tiempo.
Carguen los celulares devotamente cada noche, duerman con piyama y mantengan su calzado cerca, memoricen direcciones de familiares o amigos. En caso de que la familia deba separarse, y no pueden llegar a casa, lo mejor es hospedarse en otro lugar, pero cuando den su ubicación, no digan solo: “en casa de Luis”, deben ubicar muy bien el nombre, la dirección y el teléfono de quien los hospeda. Nuevamente, no confíen en los celulares, la memoria es más poderosa.

Así que cuando los niños pregunten ¿qué puedo yo hacer en esta situación?, la respuesta es simple: tomen su vida en sus manos y hagamos la promesa familiar de sobrevivir a cualquier desastre con preparación y especialmente, con la firme promesa de que se estarán esperando al final de la pesadilla.

*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com

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