El sector salud y la educación pública, una historia paralela

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

En la última década hemos sido testigos pasivos (los mexicanos) de la modificación y disminución de los derechos laborales de los trabajadores en México, primero fueron los de Luz y Fuerza del Centro, después los maestros, enseguida los petroleros, también los obreros y empleados en general, por supuesto todos los que deberían recibir una pensión después de haber laborado una cantidad de años (y por el mal manejo de esos fondos) deberán trabajar unos años más gracias a que el Estado junto con legisladores y anuencia de los sindicatos les hicieron reformas al contrato colectivo y a sus derechos laborales, obviamente en estas iniciativas de reforma y trasformación no se contemplan los políticos por elección o por asignación y tampoco los de las fuerzas armadas para disminuirles sus derechos laborales, sino todo lo contrario, han ganado más espacio, presupuesto, mejores salarios, prestaciones y canonjías.
Ahora el foco se centra en el sector salud, la historia que vimos con el magisterio desde 2013 la están repitiendo con los médicos, enfermeras y demás personal tanto del IMSS, ISSSTE, Secretaría de Salud y su réplica en los estados.
A toda costa se nota un desmantelamiento del sector salud, tanto en los recortes a la nómina, al presupuesto, a la construcción y remodelación de espacios, al equipamiento de aparatos, utensilios, material médico, etcétera.
No podemos negar que los servicios de salud pública en México son de calidad ínfima, en algunos casos deprimentes, lentos, demasiado lentos, a tal grado que muchos derechohabientes terminan por ir a consulta en las clínicas anexas a las farmacias particulares que brotaron a racimos en la última década.
La crisis del sector salud, por supuesto, no es problema de los médicos y las enfermeras (aunque de pronto y como en todas partes suelen haber sus granitos negros que son la minoría), tampoco del sindicato y mucho menos de la basta población que acude a consulta y cuyo servicio es insuficiente.
El surtido de medicamentos es limitado, hay faltantes y gracias a ese desabasto los derechohabientes se ven en la necesidad de pagarlo de su bolsillo, aunado a ello vemos una serie de reformas y modificación de las leyes sobre salud para acotar el cuadro básico de enfermedades y modificar la expedición de licencias médicas a tal grado que ahora es el patrón quien determina qué paga y qué no de las incapacidades.
Tan solo en Jalisco, y gracias a una investigación reciente (http://www.reporteindigo.com/reporte/guadalajara/secretaria-salud-jalisco-hospitales-deficit-medicos-enfermeria) se habla de un déficit de 1100 médicos y 1200 enfermeras en clínicas y hospitales de la Secretaría de Salud Jalisco, amén de las carencias en el IMSS, el ISSSTE y la Secretaría de Salud federal, caso aparte el tema del personal comisionado que hace funciones sindicales y que por citar un caso, en el Hospital Civil operado por la Universidad de Guadalajara, existen 87 personas comisionadas que no hacen funciones de salud por acuerdo con las instancias del gobierno del estado de Jalisco.
En un comparativo internacional (ahora que nos aplican la famosa media con el precio de las gasolinas) se habla de que en México hay 3 médicos y una enfermera por cada 2000 habitantes, mientras que en Cuba hay 7.7 médicos (incluyendo los cooperantes) por cada 1000 habitantes.
Lo que sigue para el sector salud será la misma historia que el magisterio, presentar reportajes donde muestren las ruinas en que se encuentran todas las clínicas y hospitales públicos en México, darán cuenta de algunas malas prácticas de médicos, nos contarán historias terribles de negligencia médica, señalarán como primer culpable al sindicato y después enfocarán toda la responsabilidad hacia los médicos y enfermeras, incluso harán una película (parecida a la De Panzazo) y verán como una alternativa viable la privatización de este sector en crisis.
Lo cierto es que el Estado ha dejado de hacer su parte, en los 80 y 90 del siglo pasado saquearon los fondos de pensiones de los trabajadores que cotizan en el IMSS y el ISSSTE para cubrir asuntos emergentes como la reconstrucción de las zonas dañadas por el terremoto de 1985 y la edificación de hospitales y, como buenos políticos de memoria corta, pragmáticos e inmediatistas, nunca devolvieron los recursos, sumado a ello la pésima administración de las cuotas de los trabajadores para cubrir los conceptos de seguridad social.
La escuela pública ya recibió sus reveses y cuyo desmantelamiento está a flor de piel, la cereza en el pastel está por venir una vez que empiece a operar el Nuevo Modelo Educativo, que ojalá y no llegue.
Ánimas que el Sector Salud no sufra el mismo proceso al que han llevado a la escuela pública, que el acceso de la población a los servicios médicos de calidad no se remitan únicamente a los hospitales privados y a quienes tienen más recursos y, además, que la vida y el cuidado de la salud de los mexicanos no quede en manos de la mala decisión política como hasta ahora ha sido lo normal.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

Comentarios
  • Marco Romo

    Bueno el exrector de la UNAM José Narro, en eventos recientes del Edo. de México se le vio repartiendo regalos, dándose baños de pueblo, creyéndose como todos los que se transforman en !@#$%^&* y que puede ser presidente, olvidándose de los principios académicos, si es que algún día lo fue, para desproteger la SALUD, a costa de frutos personales o de grupo muy reducido…

    Sigamos simulando mexicanos…

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