Disciplina o sometimiento en las escuelas secundarias
Mario Ramos Carmona*
Es en la adolescencia donde el joven despierta de las realidades sociales que estaban ocultas tras los juegos de niños, en esta etapa comienza a construir su personalidad, a experimentar sus formas de ser e interactuar con los otros. Es una etapa plena y compleja donde se construye a partir de un yo ideal el cual va descubriendo en su propia experiencia vital.
Es en esta etapa definitoria de construcción del futuro ciudadano donde la educación secundaria interviene. Y muchas veces no está capacitada para entender, comprender e interactuar con el adolescente y sus características evolutivas específicas.
Entonces, cuando el adulto o las instituciones no entienden ni comprenden al adolescente interactúan de forma impositiva y no lo escuchan. Lo desconoce como sujeto y ser humano pleno, le impone reglas hechas por profesores y equipos técnicos, todos gente adulta. No reconoce su dignidad humana y le impone sanciones y normas en las que el joven no ha participado y lo único que le queda es acatar, sin dialogar ni razonar, sólo por la existencia de la norma misma. La norma por encima del sentimiento y la dignidad del joven y, muchas veces, de sus propios padres.
La educación secundaria a veces se transforma en un sistema coercitivo y autoritario que impone y forma ciudadanos dóciles, sometidos, acríticos y sumamente obedientes a normas que no consensa ni legitima conscientemente, pero que (sin embargo) obedece sin cuestionar.
Andrea Bárcena, en su columna de La Jornada (4 de octubre de 2014), nos recuerda las prácticas educativas de someter con la multiplicación del ¡cállate! ¡siéntate! ¡escucha! y la disminución del qué opinas, qué piensas, qué sabes de esto… La disminución de la pedagogía de Celestin Freinet, de su propuesta de asambleas estudiantiles, de periódicos donde los jóvenes se expresen sobre la vida en las escuelas, de la imprenta escolar para producir textos escritos y comuniquen sus inquietudes.
En el modelo educativo real que se practica en muchas escuelas secundarias no es el aprender a ser, el aprender a hacer, el aprender a convivir, se carece de mediaciones, no tienen vehículo, no se intencionan acciones sistemáticas hacia esas columnas de la educación.
Los jóvenes en la secundaria dicen -¿por qué el corte de pelo militar?, eso no tiene que ver con el aprendizaje, ni con una escuela civil; no quiero parecer soldado- y la respuesta es ¡lo dice la norma de la escuela!
*Profesor-investigador de la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara (ENEG). marioramos_maestro@hotmail.com