Lo que se quiere y lo que se puede en educación
Juan Campechano Covarrubias*
Todos los docentes sabemos que formular objetivos o metas, no es problema, cuando se pide la planeación de una clase lo primero que se piensa, se selecciona y se define es el objetivo. Como muchas cosas en la vida, no es problema decir lo que queremos. También sabemos que el proceso educativo como proceso complejo, ocurre en circunstancias y condiciones cambiantes. Igualmente debemos estar tomando decisiones en función de la información que recibimos del contexto.
Decir que se quiere una educación de calidad, una normalidad mínima en la operación del sistema educativo, los mejores tutores que acompañen a los docentes de nuevo ingreso, que la capacitación y preparación de los docentes sea pertinente y adecuada a sus necesidades, es fácil decirlo, el problema es ¿cómo hacerlo realidad?
La posibilidad de transformar la educación hacia niveles de mayor calidad, pasa necesariamente por quienes deben hacerla realidad. En ocasiones, pensar los cambios a partir de la norma, cuando los contextos son complejos e inciertos es una parte, sólo una parte del todo. Pensar el todo y la parte, qué significado tiene cada parte en el todo y el significado del todo en función de sus partes. En ocasiones parece que en educación se toman decisiones viendo partes y no el todo. No considerando todo lo que ocurre y todos los constitutivos importantes, por lo menos.
En el accionar cotidiano de las escuelas, zonas escolares, municipios, estados, ocurren un gran número de incidencias, ¿qué tanto se atiende las incidencias?, ¿cómo se va configurando la acción colectiva con vistas al propósito general? Es necesario pensar la diferencia y la complejidad. Pensar y conocer los procesos, su complejidad y ámbitos de incertidumbre, de realización.
Luego lo rutinario, lo que siempre se hace de la misma manera, lo que nos da tranquilidad y confianza. Cuando eso cambia, vienen la ansiedad, la incertidumbre, hasta que se vuelva a construir otra rutina y otro estado de certeza, de confianza. A pesar de que todo cambia y está cambiando, no podemos, como seres humanos estar constantemente cambiando, necesitamos certezas.
¿Cómo lograr la calidad de la educación? En los diferentes niveles, con las diferencias culturales, lingüísticas y étnicas. Con las diferentes condiciones socioeconómicas, con la diversidad de docentes. Buscar y encontrar las mejores estrategias, métodos, procedimientos y actividades no será nada fácil.
*Miembro del comité ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). [email protected]
Con mucha lucidez aborda Juan Campechano los problemas educativos que por su persistencia parecen añejos y constantes. Así se modifiquen planes de estudio y se dicten normas novedosas, si las políticas públicas no integran la diversidad nacional, tampoco atienden la desigualdad, ni la calidad en su más amplio sentido, se habrán de tirar al caño los enormes recursos que el gobierno invierte sin que veamos resultados ciertos. La complejidad de un sistema con claroscuros no lo alcanzan a ver las autoridades; por ello atinan sólo a resolver por encima y caemos de nuevo en la simulación.