Profesor: ¿tener buenas ideas o desarrollarlas?

José Manuel Bautista Vallejo*

Si es más importante tener buenas ideas o desarrollarlas es un debate que, probablemente, no acabe nunca. ¿Por qué? Porque cada uno verá el asunto con un color diferente y siendo así tendrá razón.
No se trata de darle la razón a todo y a todos, pero ¿quién soy yo para quitársela? El tema es que cuando alguien argumenta medianamente bien algo es seguro que, al menos, una parte o mucha de razón tiene. De cualquier forma, cada cual es libre de pensar lo que quiera. En eso consiste, por otra parte, tener ideas.
Aplicar este marco a lo que ocurre en el aula como despliegue de acciones donde el reparto de papeles principales se lo lleva la relación educativa que se produce entre profesor y alumno, permite reflexionar sobre algunas cosas interesantes. Vamos a ello.
Desde el punto de vista de la metodología docente, la metodología de enseñanza-aprendizaje, cuando todo profesor enseña y determinados alumnos aprenden, sin entrar ahora en el final feliz de esta relación entre enseñanza y aprendizaje, éste es otro tema de interesante debate para otro día, cuatro elementos pueden distinguirse de ese acto didáctico de enseñanza-aprendizaje.
Por un lado, los principios metodológicos, las teorías adoptadas e ideas que subyacen a toda acción educativa.
Por otro lado, las actividades como forma activa y ordenada de llevar a cabo, en la práctica, esos principios metodológicos.
Igualmente el uso de una serie de medios, materiales e instrumentos en el marco de esas actividades que se desarrollan.
Finalmente, y no en último lugar, todo ocurre dentro de unas coordenadas de espacio-tiempo, es decir, las actividades se despliegan en el marco de unas variables organizativas espacio-temporales porque tienen lugar en un espacio y hacen uso de un tiempo.
¿Cuáles de estos elementos son los más importantes? Es un debate un tanto estéril. Hay que decir que todos. Dicho esto, ¿podemos decir algo más sobre el primer punto, los principios metodológicos? Ahí vamos.
Nuestros principios metodológicos son los nuestros, los de cada cual, por tanto finalmente subjetivos. Se trata de nuestras ideas sobre lo que es educar, enseñar, el aprendizaje, etcétera. Lógicamente, esto tiene un contexto de aplicación que nos condiciona (un país, una cultura, un sistema educativo, una teoría del currículum adoptadas, etc.). Todo ello lo vamos haciendo nuestro.
Igualmente depende de nuestra historia vital. Cómo nos formamos, nuestra personalidad, nuestro punto de vista y perspectiva, nuestra cosmovisión. Ambas cosas podemos alimentarlas continuamente, transformarlas con el tiempo, mejorarlas.
Piensa ahora si tener buenas ideas es importante, no dejes de hacerlo.

*Doctor Europeo en Psicopedagogía. Profesor-investigador de la Universidad de Huelva. [email protected]