Los Cedart, a 40 años de su creación

 In Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

En 1976 surgen en México los Centros de Educación Artística (Cedart) dependientes del Instituto Nacional de Bellas Artes, 12 centros en total, 3 en la Ciudad de México y 9 más en la república mexicana (Monterrey, Hermosillo, Morelia, Mérida, Querétaro, Chihuahua, Oaxaca, Colima y Guadalajara) llevan los nombres de 12 personajes representativos de la cultura nacional, escritores como Juan Rulfo, Ermilo Abreu, Luis Spota, Alfonso Reyes; los artistas plásticos David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco, Miguel Cabrera, Ignacio Mariano de las Casas; promotores de la música y cantantes como José Eduardo Pierson y Miguel Bernal Jiménez.
Aparecen los Cedart entre la esperaza y la zozobra propia de los proyectos nuevos con una planta docente (media gitana) de personajes que se movían en la comunidad artística de entonces, había directores de teatro, músicos, cantantes, actores, pintores y escritores (eran los tiempos dorados del movimiento artístico jalisciense a nivel nacional). Pasaron por allí artistas como Luis Valsoto, Miguel Ángel López Medina, Cornelio García, Teresa Zambrano, Fernanda Matos, César Delgado, Claudia Cecilia Alatorre, Daniel Salazar, José Ruiz Mercado, Federico Navarra, Onésimo González, Ramiro Torreblanca, entre otros. La mayoría de los Cedart iniciaron su funcionamiento en casas rentadas acondicionadas como escuelas, en el caso de Cedart Guadalajara se inició en una segunda planta de un edificio de la calzada del Águila, justo arriba de una bodega cerca del centro de la ciudad; posteriormente se trasladó a otro edificio de la calle Pedro Moreno, también una segunda planta en pleno Centro Histórico; el tercer sitio fue en una casona por la calle Liceo (quizá el mejor lugar de todos para una escuela de arte) hoy Museo López Portillo; continuó la mudanza a una casa muy amplia en la calle José Guadalupe Zuno de la colonia Moderna; después tuvo dos espacios por la avenida Hidalgo, un lapso corto en la Casa de la Cultura Jalisciense y finalmente recibieron una casa en comodato (actualmente en reparación) de la calle Independencia núm. 85, y mientras ello sucede les prestan un área del Patio de Los Ángeles. Nueve espacios en 40 años son muchos para un proyecto que desde su fundación tenía una tarea concreta: formar docentes en educación artística, tarea que se cumplió a medias ya que la gran mayoría de estudiantes lo veían más como una escuela de arte para formarse como artistas y promotores, y en menor medida como docentes.
Al principio funcionó como bachilletaro y secundaria de arte, también como centro de iniciación artística para niños de primaria por la tarde y con talleres de danza, pintura y serigrafía para adultos (Federico Navarra fue de los grandes impulsores en Guadalajara de la técnica de serigrafía a mediados de los ochenta).
A cuarenta años de su fundación lo rescatable es que sigue siendo un espacio de formación artística y una alternativa para formar docentes, la estructura académica con bachillerato y licenciatura justo da cuenta de ello, es de lamentar la desaparición de la secundaria porque la educación artística es fundamental en la educación básica, tarea que se cumplía perfectamente durante los primeros años del Cedart.
A cuarenta años la necesidad de tener más y mejores escuelas de arte es básico y fundamental para la formación integral de los estudiantes, no todo es ciencia, tecnologías y humanidades, el fomento y la formación artística es otra tarea pendiente de la educación pública en México.
Felicidades por estos cuarenta años de difundir y despertar el gusto por el arte, quienes pasamos por allí hace 40, 30, 20 o 10 años sabemos lo que el arte es capaz de influir en la vida de las personas, independientemente si llegaron allí por accidente o de manera intencionada a este mundo que despierta las fibras sensibles del alma.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

Comments
  • Alma Dzib-Goodin

    No hay duda que el arte cambia vidas. No permite ver el mundo desde una perspectiva distinta. Ojalá que el arte fuera una parte importante de todas las aulas del país.

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