La relación entre el proceso de atención y la memoria
Alma Dzib Goodin*
Es común escuchar que los maestros y los padres se quejan de aquellos niños que no ponen atención: “este niño no tiene la capacidad de poner atención o atender las indicaciones”. Los padres por su parte, suelen definir al niño como “el más desastroso”, y por supuesto se atribuye el problema a la capacidad de atención.
Sin embargo, para estos pequeños la atención es solo uno de sus muchos problemas, pues la memoria puede estar involucrada; específicamente la memoria a corto plazo, que se agrega a la incapacidad de filtrar la información que es importante dentro del ambiente. Uno de las creencias es que los seres humanos nacemos con la capacidad de poner atención, sin embargo, al igual que el resto de los procesos cognitivos, depende del moldeamiento ambiental.
De ahí la importancia que los niños tengan un buen proceso de socialización y estimulación desde que nacen. La atención le permitirá definir que es lo importante en un contexto específico, y esto se aprende cuando los padres o cuidadores señalan algo: “mira la flor roja”, “escucha el perro”, huele la sopa”, pues la atención es multisensorial, lo cual al mismo tiempo impulsa al bebé a recordar estímulos, que son interesantes o incluso peligrosos.
Igual aplica al reconocimiento de rostros y de lugares. No es extraño que hayamos personas que no somos capaces de relacionar rostros con nombres, cuando preguntamos a las personas cuanta estimulación social tuvieron cuando pequeños, el 85.4% de 2349 personas de todo el mundo a quienes les preguntamos, respondieron que durante su infancia, se redujo a los rostros de la familia, De ahí que cueste trabajo prestar atención a los detalles de nuevos rostros y recordar o relacionar un nombre, por lo que resulta más sencillo ubicarlo en un lugar.
También sucede con aquellos que no manejamos y viajamos como copilotos, cuyo GPS cerebral esta básicamente descompuesto, pues hay que recordar que el proceso de memoria está muy relacionado con el movimiento. No es lo mismo mirar el camino, que mover los brazos en relación al auto para llegar a un lugar específico. Es sabido que quienes caminan, pedalean o conducen tendrán mayor capacidad para dar indicaciones geográficas, pues su atención es más filtrada. En este caso un 91.7% de las personas que no usan un autotransporte o caminan para llegar a lugares conocidos, falló cuando se les preguntaron indicaciones para llegar a un sitio específico.
De ahí que la relación no es solo cognitiva, ya que la atención se concentra principalmente en la corteza frontal, la cual cuando nacemos no está totalmente desarrollada, pues como ya he mencionado, requiere de la estimulación ambiental para determinar qué estímulos son importantes. No es lo mismo vivir en una ciudad donde se ha de poner atención a los autos y la gente que va caminando poniendo atención a sus pantallas, que desarrollarse en un lugar donde la flora y la fauna se conviertan en la principal fuente de peligro, es por ello, que la memoria a corto plazo se ubica en el mismo sitio, pues el reconocimiento del espacio, brindará la pauta de aquello que vale la pena recordar.
Agreguemos a ello el movimiento. Entre más movimiento, mayor necesidad de ubicar espacios, por ende mayor atención y memoria a corto plazo. No es extraño que el lenguaje sea no solo una imagen o un sonido, sino que cuando pensamos, la lengua se mueve articulando las palabras. Tema que me permite agregar el sueño como medio de consolidación de los aprendizajes, pues es durante el sueño que se transcriben y se traducen los eventos que se filtraron como importantes gracias a la atención, que se mantienen en la memoria a corto plazo y que finalmente se van a reconocer como aprendizajes.
De ahí que cuando un niño muestra dificultades para filtrar la información, seguramente es un chico poco estimulado o sobre estimulado, que no ha tenido la oportunidad de reconocer aquello que es importante en su entorno, con problemas de memoria a corto plazo, quizá con poca oportunidad de caminar, correr o pedalear para llegar a lugares específicos, ubicado en un asiento como copiloto y que probablemente tenga problemas de sueño. La solución es simple: enseñarle a reconocer los ambientes, para lo cual el arte y el deporte son soluciones imprescindibles, es por ello que los padres y maestros deben gritar menos y dejar de culpar solo la atención, y reconocer que estos niños tienen muchas otras deficiencias, además de la atención, que les impiden poner la vista al frente y prestar atención a un solo estímulo, acción que me permito recordar, va totalmente en contra de la evolución, pues en un espacio real, no puedo solo mirar la pantalla de mi celular mientras camino, pues hay personas, autos, paredes o espacios verdes que pueden, y muchas veces, nos recuerdan que nuestro cerebro ha crecido con la necesidad de prestar atención a múltiples estímulos con fines de pervivencia.
*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. [email protected]
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