Recordar es vivir: explorando la maravilla de la memoria

 In Alma Dzib Goodin

Alma Dzib Goodin*

Dicen que recordar es volver a vivir, pero en términos evolutivos, este proceso permitió la pervivencia de las especies sobre la faz de la tierra. Se puede decir que la memoria se relaciona con la capacidad de pensar en el futuro y la incorporación de elementos conocidos dispuestos en formas únicas, que podría haber ocurrido en el pasado, y que al mismo tiempo, tienen la probabilidad de ocurrir en el futuro, que implica la materia prima para la capacidad de construir nuevos escenarios.
Esto se volvió necesario cuando las especies comenzaron a moverse para obtener alimento y después volver a sus espacios habitables. En este sentido, el proceso de memoria es importante para casi todas las especies, pues tanto los animales como primeros seres humanos requerían de realizar viajes más o menos cortos, contando con puntos de referencia para aprovechar los recursos (alimentos, agua y refugio), al mismo tiempo que debían evitar a los depredadores. Tales viajes requirieron de un proceso que permitiera las asociaciones de recursos-lugar-señal de peligro, que se volvieron emocionalmente significativos, y las relaciones espaciales entre estos puntos de referencia. En consecuencia, estos viajes pueden haber impulsado la evolución tanto de la memoria espacial como episódica, comprendiendo además que el entorno es dinámico, por lo que los recursos-lugar y demás asociaciones son susceptibles de cambiar, requiriendo nuevos puntos de referencia constantes y ricos en acervos naturales por ser descubiertos, lo que implicaba una necesidad de crear un re-cableado de redes neuronales.
En este sentido, el desarrollo de la memoria episódica se ha analizado como la posible separación entre los cazadores-recolectores contemporáneos y los Neandertales, al permitir el crecimiento de los grupos sociales así como la división del trabajo, que exige mayor capacidad de habilidades socio-cognitivas, lo cual implicó el desarrollo de la corteza pre frontal y la capacidad de las redes sinápticas para expresar los cambios dependientes de la actividad en la fuerza y la conectividad que se volvieron esenciales para el aprendizaje y los procesos de memoria.
Debido a la importancia de la memoria para pervivir, fue necesario que se relacionara con otros procesos que en el curso de la evolución se volvieron esenciales. Así, por ejemplo la memoria se consolida durante el sueño, especialmente la relacionada con el movimiento, la cual se procesa durante el sueño MOR (Movimiento Ocular Rápido), que es una etapa durante el sueño en que el cuerpo queda libre y es capaz de realizar movimientos, aunque el estudio de ello se lleva a cabo a nivel molecular, encontrando que procesos celulares son más activos en este momento del sueño.
Por supuesto, es necesaria la calibración sensorial que permite relacionar los ambientes con los eventos, por lo que la plasticidad cerebral es un proceso a nivel molecular esencial para relacionar eventos, por lo que la atención es la encargada de decidir que es importante y como se relaciona los diferentes sistemas sensoriales. Sin embargo, cabe mencionar que la atención es en sí misma un proceso con características y necesidades propias, como ya he mencionado en otros escritos, pues personaliza la relación entre eventos, por lo que dos personas en un mismo espacio-tiempo, pueden recordar el mismo evento de formas muy diferentes, esto porque cada uno da importancia a diferentes aspectos del entorno. Esto se debe por un lado a que el hipocampo, que es el área donde se procesa en mayor medida los recuerdos, se va a relacionar directamente con las estructuras relacionadas con la emociones, y por otro lado, porque las hormonas llamadas glucocorticoides, las cuales se segregan ante eventos estresantes, pueden modificar la percepción del mundo.
Aunque se ha popularizado la idea de que el estrés es un aspecto negativo, en realidad es un proceso importante para la memoria, ya que los recuerdos de los acontecimientos estresantes son particularmente imborrables y pueden durar toda la vida. En parte se debe a que permiten al organismo responder mejor si una circunstancia similar se presenta en el futuro. De este modo, se establecen las memorias para los aspectos emocionales y contextuales del evento estresante y gracias a los glucocorticoides se aumentan la formación de los recuerdos, lo que indica que la respuesta al estrés, el aprendizaje y la memoria son sistemas altamente integrados y que los procesos neurobiológicos que median en la activación emocional y memoria son altamente adaptativos.
Debido a la necesidad de adaptación, es importante decir que la memoria requiere de procesos epigenéticos, los cuales han sido implicados en la formación de la memoria a largo plazo, relacionados con el aprendizaje, que podrían cambiar el estado de la célula mucho tiempo después de la iniciado el proceso de aprendizaje, de tal manera que el comportamiento resultante en un cambio de larga duración, no solo a nivel estructural sino molecular, de ahí que la memoria no es un proceso estático y terminado, sino que se nutre de la interpretación del ambiente, la alimentación, el sueño, las emociones, la motivación y el estrés. A lo que suelo agregar la capacidad de fijar metas específicas ante los eventos de aprendizaje, pues sino se tiene una cuerda a la cual detenerse, es muy fácil que la atención pierda el timón y el evento se olvide por no considerarse importante.

*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com

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