Elecciones en el SNTE, ¿lección de educación cívica?
Rafael Lucero Ortiz*
Esta semana concluyen las elecciones delegacionales, incluyendo la de la Sección 47 del SNTE, en Jalisco.
José Woldenberg decía que toda coyuntura electoral, ofrece una amplia oportunidad de educación ciudadana. Idea que comparto, siempre y cuando se den algunas condiciones educativas, que Woldenberg daba por hecho como presidente, en aquel tiempo, del Instituto Federal Electoral, hoy INE.
Entre ellas:
a) Que haya una normatividad conocida y válida para todas las fuerzas que contienden;
b) que todos valoremos, respetemos y nos conduzcamos con apego a dicha normatividad;
c) que la mayoría de los ciudadanos involucrados participemos para ejercer alguno de los dos derechos, ser electo o elegir,
d) que los resultados legítimos se respeten, inclusive por los candidatos perdedores. “La democracia exige de la aceptabilidad de la derrota”, como lo dijera Felipe González.
Las cuatro condiciones son obvias en la normalidad democrática, si es que esta existe; sencillas, llanas, aparentemente sin problema; pero en el caso mexicano no se cumplen, salvo alguna excepción, ni en la elecciones constitucionales, menos en las gremiales, patronales, federaciones, deportivas, religiosas o recreativas. Al margen de las proporciones de lo que se elige, todas son educativamente importantes, si las asumimos como elecciones democráticas y queremos presumirlas como expresión de una cultura de “juego limpio”.
¿Serán las elecciones de esta semana, de nuestras delegaciones sindicales y de la propia Sección 47 un trofeo democrático de “juego limpio”? El origen corporativo que vincula el SNTE al PRI y su excelente desempeño hasta antes de la creación del PANAL, ocurrió por la vía de las prevendas, componendas, arreglos y en coyunturas como la actual, en desarreglos. Sin embargo, esta larga trayectoria corporativa, así como fue diseñada y vivida, de manera exitosa para sus líderes y protegidos, ya se agotó. Y es necesario iniciar una etapa de ruptura con todas las inercias acumuladas. Son muchas las voces que demandan una organización magisterial, legitima, democrática, fuerte, auténtica y autónoma.
Que el sindicato rescate la defensa de los derechos de los trabajadores de la educación, lo demanda la situación de violación a los derechos del sector magisterial, ocurrido con las últimas modificaciones constitucionales a los artículos 3 y 73, para legitimar una política neoliberal de adelgazamiento del estado mexicano, para dar paso a la llamada reforma educativa, que no es sino laboral.
Lo demanda, también, la letra muerta de la Reforma Educativa de 1992, dónde se plantea asegurar el derecho a aprender. La educación como medio para eliminar las desigualdades sociales y como recurso para acceder a oportunidades.
Lo demanda el Acuerdo Nacional para la Modernización de 1999 que pone en marcha el programa de formación cívica y ética, no como una asignatura, sino como un punto de articulación con la finalidad de incidir en la vida de los estudiantes, de modo actitudinal.
Actualmente, lo demandan las tensiones entre el autoritarismo, la represión, la militarización y violencia con la que el gobierno trata a los maestros y que genera, en los estudiantes, un conflicto entre la veracidad de los contenidos educativos y la práctica de la vida cotidiana, donde la consulta no aplica, ni el diálogo, ni la negociación. Lo que aplica es la imposición, las armas, la violencia, la muerte y la cárcel.
Por lo anterior vale la pena que los maestros tengan el control de un sindicato democrático, auténtico, autónomo, que a su vez rescate la defensa de los derechos de los agremiados y la coherencia ética de un educador que no solo enseña valores, sino que vive la democracia, la justicia y la libertad.
¿Serán estas elecciones una lección de educación cívica? O, ¿darán de baja a los maestros no idóneos en la práctica de educación cívica?
*Analista y consultor independiente. [email protected]
Así como los partidos políticos dejaron de atender las necesidades sociales, los sindicatos no han perdido su esencia “el corporativismo y ser comparsa de los gobiernos federales y estatales” que solo se necesitan los agremiados cuando vienen elecciones para llenar plazas. México desde 1821, nace: “endeudado, endeble, una economía estancada, dividido y completamente desorganizado” y no hemos cambiado; más lo que se ha venido acumulando corrupción, impunidad, comodidad y apatía por los problemas, grandes problemas sociales que le aquejan a mi querido país…