La neoconquista

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

En una ocasión escuché una frase que más o menos decía algo como “lo que las guerras no pudieron hacer lo ha hecho la economía”, con respecto a la unión de los distintos países europeos que se unían bajo un solo bloque que era algo más que económico.
Hablar de economía como el motor de desarrollo de un pueblo es cierto y no lo es al mismo tiempo, podríamos decir que es algo paradójico en este sentido: dependerá de nuestra conceptualización no sólo de desarrollo, sino de crecimiento, calidad de vida y mejora de condiciones.
Desde esta perspectiva tal vez una persona que viva en una comunidad sin agua potable, energía eléctrica, drenaje y demás no signifique mala calidad de vida, siempre y cuando se tenga acceso a agua, energía y formas que no necesariamente tiene que ver con la red pública de alcantarillado.
Tendríamos qué preguntarnos cómo vive esa persona, cuáles son sus valores, sus creencias, su actuar, su entorno, sus redes, en fin, no tendríamos qué preguntar sobre sus propiedades materiales, objetos, títulos y demás, si tiene cierto número de focos en casa o si tiene un posgrado.
Lo económico es una dimensión fundamental del ser humano que permite sobrevivir y poder actuar para generar ideas, proyectos y propuestas, permite tener la plataforma para poder construir mundos posibles, sin el sustento material se perece y por tanto no hay cultura ni nada más. Esta relación simbiótica de materialidad y espiritualidad, binomio que requiere un balance preciso en función de las características propias de cada individuo, genera formas espectaculares que posibilitan, de principio, la construcción de redes de colaboración complementarias, subsidiarias, compensatorias y sobre todo potencialmente ricas para generar el crecimiento humano de todos aquellos que se ven involucrados en ellas.
Lo económico no se queda en lo económico, se trasciende a sí mismo para generar sus ideologías que le permiten mantener una estructura y formas de vida que le son propicias para su mantenimiento y subsistencia como modelo. Esta plataforma resultante es la plataforma de invasión ideológica.
Se concreta en las “ideologías invasoras” que moldean a los sujetos sociales hacia los perfiles requeridos para operar dentro del modelo económico que se apuntala. Si habláramos de “la otra conquista”, estaríamos hablando de estas “ideologías económicas” que belicosamente destruyen y reconstruyen de forma sistémica y sin descanso las visiones, actuares, sentires y demás que requieren para permitir la reconstrucción continua del modelo económico.
Economía e ideología forman un binomio perfecto de colaboración hacia la subsistencia que forman el ejército mejor pertrechado que ha existido y que dentro de sus características de asalto figuran: las emboscadas, la sorpresa, la seducción, la devastación y la alienación.
Desde hace mucho tiempo y esto es algo que siempre han tenido claro los imperios, la conquista para que sea conquista no sólo debe ser material-externa, debe tener un fortísimo componente ideológico-interno para moldear a los seres humanos a su imagen y semejanza.
Actualmente podemos hablar de la neoconquista planetaria o si gustan de la mundialización-globalización. Hay una guerra y se está librando sin cañones, sin fusiles…; se libra en el plano de las ideas ¿estamos preparados para defendernos?

*Profesor–investigador de la Unidad 111 UPN/Guanajuato. [email protected]

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