Impulsar la participación de mujeres en la ciencia: un reto educativo

 en S. Lizette Ramos de Robles

S. Lizette Ramos de Robles*

Con la finalidad de promover la participación de las mujeres y niñas en las disciplinas científicas y tecnológicas la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebrado por primera vez este año. Se reconoce que para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible incluidos en la Agenda 2030, uno de los aspectos prioritarios es la igualdad de género y sobre todo, la participación de las mujeres en las ciencias donde aún la brecha entre géneros es significativa. De acuerdo con la ONU, los resultados de un estudio realizado en 14 países, la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%.
En esta misma línea, resultados de la prueba PISA muestran que los hombres presentan mejores rendimientos en matemáticas y ciencias, mientras que las mujeres son mejores en lectura. Situación que representa un reto importante para conseguir la paridad de género en ocupaciones futuras relacionadas con ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.
De manera más específica, para el caso de México y en relación a los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) identificamos que de acuerdo con datos del 2014 solo el 34.9% eran mujeres. De las siete áreas de investigación las dos que presentan menor cantidad de investigadoras eson Ingenierías, Fisicomatemáticas y Ciencias de la Tierra.
No obstante que el análisis histórico de estos datos pudiera mostrar un avance, es decir, mayor número y porcentaje de mujeres dedicadas a actividades relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, su presencia en estas áreas es aún (y por mucho) inferior a la de los hombres.
Investigaciones educativas han demostrado la influencia tanto cultural como de los procesos educativos en la reproducción de esta desigualdad, al tener espectativas diferentes de las niñas y de los niños en relación con sus capacidades; distinción que incluso ha sido reforzada por los libros de texto y otros materiales educativos. Hoy en día prevalecen representaciones estereotipadas de las disciplinas y profesiones, asociadas a hombres y mujeres que condicionan su imagen y las identificaciones según el género.
Es precisamente en este punto donde propongo acciones que desde el aula y cualquier otro espacio social promuevan la igualdad de género en estas disciplinas, asimismo que se promuevan vocaciones científicas desde la educación básica borrando la imagen que se tiene de las matemáticas y las ciencias como campos del conocimiento complicados y exclusivos.

*Profesora-investigadora del CUCBA de la UdeG. [email protected]

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