La reforma educativa y la comunidad de investigadores y académicos de México
Mario Ramos Carmona*
Manuel Gil Antón, con quien tuve la fortuna de conversar un par de minutos en la ciudad de Chihuahua, es un académico del Colegio de México y entre otras cosas escribe una columna en diario El Universal de la Ciudad de México, él como Alberto Arnaut tiene una posición crítica frente a la Reforma Educativa de Peña Nieto. Entre los investigadores de proyección nacional que asistieron a la XIII Congreso Nacional de Investigación Educativa de Chihuahua se distinguió por sus posturas críticas claras y directas sobre la citada reforma.
En un desplegado que publicó el propio Antón en la página https://www.change.org/ afirma que la reforma educativa no tiene proyecto que la sustente y se reduce a un conjunto de medidas administrativas que buscan controlar, coaccionar y manipular al magisterio. También aduce que los maestros son transformados en objetos por estas políticas públicas que nunca buscaron la participación pública crítica del magisterio.
Vale decir que este texto es firmado y respaldado (hasta la tarde de hoy) por más de 4000 académicos, investigadores y público en general, entre quienes destacan cerca de 80 de los 116 integrantes del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE).
Uno de los párrafos de este desplegado dice: “México necesita de manera urgente una profunda transformación de su sistema educativo como condición indispensable para un futuro con equidad e inclusión social, que garantice el derecho a una formación intelectual sólida y fortalezca la generación de una ciudadanía crítica y solidaria”.
El referido texto da cuenta de la falta de legitimidad de la reforma educativa, pues si los académicos, intelectuales e investigadores educativos la cuestionan, solo se quedará con el apoyo de la organización empresarial Mexicanos Primero que en el terreno comercial y empresarial ha sido una clase subordinada totalmente a las políticas internacionales como la OCDE y el Banco Mundial.
Otro de los párrafos demoledores de los académicos de COMIE es: “Los cambios se han realizado sin la participación ni la consulta debida a los maestros. Se les concibe como objetos y no como sujetos, actores imprescindibles en la transformación requerida. La reforma se ha fincado en la estigmatización del magisterio. Con ello no sólo se perdió al actor principal de cambio en los procesos educativos, sino que se le desautorizó socialmente y se le condujo a una situación límite: someterse o perder el empleo”.
Y el texto termina con el siguiente párrafo: “Ni la violencia, ni la administración selectiva de la justicia con fines políticos son formas adecuadas para resolver la gran polarización que ha provocado la reforma gubernamental, ni permiten atender las profundas necesidades educativas de nuestro país”.
Así, la citada reforma se hunde en la crítica informada, experta, conocedora y solo se sostiene en la política autoritaria y en las declaraciones de un grupo interesado en hacer de la educación solo un buen negocio.
*Profesor-investigador de la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara (ENEG). [email protected]