El papel del docente en la sociedad
Alma Dzib Goodin*
Algo que aprendí sobre la educación hace tiempo es que se pierde en el discurso, se ciñe en políticas pero, no aterriza en la realidad que supone puede cambiar. La educación es solo un discurso circular con oídos sordos, que al final solo busca quedar bien ante las evaluaciones externas, pues de ella depende su presupuesto.
El aprendizaje y la enseñanza por su parte, recaen en personas. Dichas personas respiran, sueñan, piensas, sufren y, sobre todo, son parte fundamental de la sociedad, en donde son moldeados y a quien han de brindan respuesta ante sus problemas. A diferencia de la educación que los ve como problema, la sociedad ve en los alumnos y los maestros la solución a sus problemas.
Honestamente, mi labor se centra particularmente en el proceso del aprendizaje. A veces parece que éste no depende de una estrategia particular, pues las especies responden ante las necesidades del medio, a veces sin tener conocimientos previos del problema, y a veces responden de formas creativas pero específicas y correctas, denotando que la adaptación es importante para aprender.
Lejos de un discurso con cámaras y reflectores, los maestros y alumnos se lanzan día a día a intentar comprender ese proceso que ha llevado a las especies a pervivir sobre la faz de la tierra, ¡el aprendizaje!, e intentan darle sentido a partir de lo que alguien les indica que deben saber. Si el maestro lo sabe o no es irrelevante, lo importante es que el alumno pueda responder un examen, y luego otro y otro y otro. Pasará su vida respondiendo preguntas sin derecho a hacerlas.
Es ahí que cuando sale de la universidad, suponiendo que tiene todas las respuestas, se da de golpe con la realidad. ¡Nunca ha hecho una pregunta! Y la pregunta más importante en cualquier empleo, no importa cuanto sea el sueldo o la posición es: ¿cómo puedo hacer de éste un lugar mejor?
Las personas más talentosas serán capaces de hacer mejoras en su entorno, el resto pasará maldiciendo su suerte, porque sus respuestas nunca serán suficientes. Porque siempre se le dijo que es parte de un problema. Por qué sus maestros no saben lo que debían saber, por qué sus maestros no hicieron lo suficiente, por qué los maestros son mediocres.
Al final, ese discurso va a resonar por el resto de sus vidas, porque lo mismo lo vio en las noticias, con personas que creen saberlo todo, que lo escuchó en la calle, que lo escuchó de la boca de sus padres.
Terminaremos todos creyendo que el gran problema son los maestros. ¡Eso es la gran mentira!, los maestros son reflejo de la sociedad para la cual trabajan, trabajan con la infraestructura, las políticas, las disposiciones y las condiciones que la sociedad le brinda, y lo hace con las políticas mal diseñadas de la educación.
Así que al final todo es karma: la educación no tiene idea de qué debe hacer un maestro, porque el discurso no es igual que la realidad.
El maestro va a recibir lo que los planes y programas educativos le indican que debe enseñar. Pero como los diseñadores educativos no se toman la molestia de conocer la sociedad a la cual deben servir, solo van a entregar una suposición de lo que es la realidad, y el maestro ha de tomar ese supuesto e intentar hacerlo funcionar en los cerebros de los alumnos.
Los alumnos, van a tomar esos supuestos, con la idea de que no sirve de nada, porque todos dicen que los maestros son seres nefastos y va a hacer con eso lo que pueda o lo que quiera.
La sociedad se va a quejar de que sus hijos no encuentran un empleo digno o peor aún, ¡que ni siquiera intenta encontrar uno!
Al final, los pocos alumnos talentosos encontrarán empleos en el extranjero, los que solo saben quejarse y ser parte del problema se quedan en la sociedad que los creo y el ciclo comienza de nuevo, la educación hace como que hace pero no sabe como hacer.
¿Es posible romper esa maldición gitana?, algunos países como Japón, China, Holanda, y Australia, están apostando por una re-dignificación del magisterio. Con una imagen profesional de alto nivel y en poco tiempo, están viendo resultados. Porque si creo que un experto o un profesional me está diciendo algo relevante, lo voy a tomar en serio. Es simple ¿no?, este sencillo cambio, apuesta por ser la diferencia, porque finalmente, los maestros trabajan con lo que la sociedad les da.
*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com