Ayotzinapa, la travesía de las tortugas. La vida de los normalistas antes del 26 de septiembre de 2014

 en Mario Ramos Carmona

Mario Ramos Carmona*

“Para los maestros que no los dejaron ser de Ayotzinapa”

Hay muchas maneras de estudiar la realidad social y la de las escuelas, a través del paradigma cualitativo se puede comprender cómo piensan los sujetos, cómo sienten y perciben el entorno y el sentido que tiene para ellos la vida misma. A través de la etnografía se ha podido develar la cultura escolar de los colectivos docentes, el sentido de las interacciones de los sujetos, la micropolítica de las escuelas, cuestiones de género implícitas en la vida escolar y la caracterización de las prácticas educativas.
También se han hecho estudios de las interacciones simbólicas de los sujetos, de las historias de vida de estudiantes y profesores, y estas últimas son de una riqueza académica y humana enorme. En estas historias de vida encontramos reseñas de vida humana que nos acercan al modo de ser de las personas, al significado que esos actores le dieron a la existencia misma.
Con esas historias de vida profundas, impresionantes y sumamente sensibles nos encontramos en el libro que recoge los testimonios de vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Testimonios recolectados entre sus hermanos, padres y amigos que relatan lo que eran antes de aquella fatídica noche de la lejana Iguala. Son historias también cercanas, como del entorno mexicano rural pobre que lucha para salir adelante y que, ciertamente encuentra en el magisterio una opción noble y digna de ser.
Pero al mismo tiempo son historias tristes pues se trata de vidas truncadas de forma irracional, sin sentido y por poderes que deben ser más que nada protectores, porque un Estado que extermina a sus jóvenes de esa manera no tiene razón de ser y con ello se pierde el sentido civilizatorio y el pacto social que da origen a la nación. Si el Estado se vuelve cómplice en el exterminio de su población, una población pacífica e inerte, ¿qué sentido tiene éste?, ¿cuál es su razón de ser?, ¿cobrar impuestos?, ¿reprimir para los poderes irracionales del capital salvaje que ha perdido de vista el factor humano?
En este libro (que se vende en los puestos de periódicos) tenemos 43 historias de profesores que no pudieron ser, las historias de Giovanni Galindes a quien le apodaban Spider, por la forma de saltar cuando corría, de Luis Ángel Francisco Arzola, que dicen que era muy serio, prácticamente no hablaba, de Jorge Aníbal Cruz Mendoza, el Jinete perdido, otros cuarenta muchachos que nos dejaron a todo un país esperándolos, pero a los que ya no veremos más con sus plumones, rotafolio, gises y dando lecciones en las tierras más lejanas de este México adolorido e inerte, prácticamente abandonado. Como aque verso que cantaba Alfredo Zitarrosa: “en mi país que tristeza, la pobreza y el dolor”.

*Profesor-investigador de la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara (ENEG). [email protected]

Comentarios
  • rafael

    Mario, me gustó tu reseña, aunque no conozco el libro, estoy seguro que es un valioso testimonio de historias de vida, que todos los maestros deberíamos de leer, para alimentar la lucha contra este crimen, la impunidad y corrupción, de la que ya sabíamos, pero que destapó de manera trágica.
    Saludos

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