Uso político del calendario escolar

 In Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

En el contexto del debate sobre el Tratado de Libre Comercio y como colofón de empoderamiento de Elba Esther Gordillo Morales, la carta salinista en el SNTE, acontecida en 1989, se incorpora en la Ley General de Educación, publicada en julio de 1993, el calendario escolar de 200 días para educación básica.
Más días de clases, mejor calidad educativa era el presupuesto.
Fue el contexto de un debate político antes que pedagógico, como ahora lo es en materia de ajustes del tiempo lectivo, como eco de un día del maestro más.
Desde los intereses dominantes que representan, como lluvia copiosa, los medios (neoliberales de ayer, neoliberales de hoy) hicieron una tenaz crítica a la educación pública y sus maestros, tendencia que pronto se convertiría en recurrente y casi deporte nacional, pese a la revalorización social pretendida desde el Acuerdo Nacional del 18 de mayo de 1992.
Era el advenimiento de los comparativos de nuestras escuelas y sus resultados ante los referentes de los países miembros de la OCDE, por ejemplo, craso error de pedagogía comparada entre sistemas desiguales.
Pensar en el futuro como primermundistas no cambiaba la realidad de un sistema educativo nacional de deudas históricas no saldadas; sistema, por añadidura, siempre sincrónico a la profunda problemática social y económica de la sociedad a la que sirve.
La modernización de la educación, de liberalismo social declarado discursivamente, tenía que lidiar por cierto con las fuerzas internas de un SNTE que se despojaba de la piel del vanguardismo revolucionario y de una CNTE que desde su constitución se opuso no sólo al charrismo sindical, sino al perfil autoritario en aquel momento del régimen priista.
La CNTE y los paros, el SNTE y actuar orgánico que por excepción para, que suspende para juegos magisteriales y asambleas, en los márgenes institucionales donde tiene un lugar en la mesa de negociación.
El contexto aquel de globalización, la manera como ahora pensamos mucho del quehacer educativo. Las evaluaciones internacionales.
PISA alimentó nuestro complejo de inferioridad y los lectores de información sin base empírica suficiente se ensañaron y culparon al magisterio de los resultados: PISA, el tiempo real de aprendizaje, indicadores de insuficiencia para nuestro país en las pruebas de competencias lectoras, matemáticas y científicas.
El dios Cronos, que necesita de secuencia, integración y gradualidad, exige el tiempo a los procesos de aprendizaje; vaya insolencia para la ingeniería de los ajustadores de último momento de calendarios escolares.
Más tarde vendría la reforma educativa peñista con todo su encono hacia el maestro público (dícese entre otros adjetivos “son delincuentes y huevones”), de manera sincrónica al comportamiento pasivo de un SNTE que estrenó nuevo liderazgo desde 2013.
Entonces, de nuevo la lucha de una CNTE que pagó con despidos y encarcelamiento de líderes, entre otras consecuencias.
La reforma peñista y los calendarios escolares en el marco de evaluación punitiva de perfiles, parámetros e indicadores.
2025, medio año, los cambios insostenibles, el 9 de junio el cumpleaños de Jalisco, lunes sin clases.
El calendario de este ciclo escolar fue una norma dúctil en el marco de las celebraciones del Día del Maestro del 15 de mayo; a nivel federal, en voz de la presidencia de la República y a nivel estatal, en voz del gobernador, como parte de la respuesta al pliego petitorio que ordinariamente presenta el SNTE. Prometieron más días de vacaciones. “Una semana más de vacaciones tendrán las maestras y los maestros”, dijo la presidenta; “dos meses de vacaciones completitos”, afirmó el gobernador.
Con la emergente emisión del acuerdo del secretario de Educación en Jalisco y la subsecuente circular del subsecretario de educación básica (Acuerdo del ciudadano secretario de Educación del Estado de Jalisco, del 3 de junio de 2025 y oficio SEB 379/3/2025 del 6 de junio de 2025), para las escuelas que atienden las primeras seis fases hay un visible recorte del tiempo real de aprendizaje para los educandos; subyace una necesidad extraordinaria para los colectivos escolares de ajustar sus planes didácticos y proyectos de mejora.
El posicionamiento de los secretarios seccionales del SNTE al respecto ha sido concurrente. Oportunistas e inmovilizados, el uno en el cierre de los juegos magisteriales en Puerto Vallarta y el otro en intervención a puerta cerrada, han visto con simpatía la medida de la contracción de los tiempos lectivos.
El interés superior de las niñas, niños y adolescentes se fue de paseo en las escuelas públicas y ahora docentes y directivos están en proceso de ajustar los desajustes pedagógicos que implica la disminución de los días de clases.
La doble red de escolarización (vid. La escuela capitalista de Christian Baudelot y Roger Establet, entre otros) explica en gran parte las maneras como operan las escuelas públicas y las escuelas privadas. Hoy en Jalisco los niños de las escuelas particulares suman más días de clases y asisten con normalidad, mientras a los niños de las escuelas públicas se les limita de manera anticipada el acceso a sus aulas.
El tiempo de aprendizaje raptado a las mayorías, privadas socioculturalmente, es tiempo perdido de potencial desarrollo social.
La variable del uso del tiempo es explicativa de los resultados diferenciados en materia de calidad.
La manera como se opera la actualización de los docentes (ahora de manera opcional y virtual) es otra variable. Como papalote de verano, tomará el vuelo a la deriva, la evaluación formativa necesaria al cierre anticipado de un tercer trimestre.
Con medidas como la referida al calendario escolar, anunciadas por actores políticos, se desplaza el derecho fundamental de la niñez a tener escuela y maestro.
En la perspectiva de la revalorización social del magisterio, se da un paso atrás en la percepción de las comunidades.
En el enfoque de las escuelas eficaces, que durante algún tiempo fue materia de trabajo en cursos de formación directiva y docente, la variable de más tiempo de calidad y mejor aprovechamiento del mismo se correlaciona.
Imposible caminar hacia la eficacia de la escuela y hacia el liderazgo de sus actores sin el tiempo necesario para la planeación, ejecución y evaluación de procesos y resultados.
El tiempo de enseñanza como moneda de cambio de los hacedores de política, el reverso de la moneda de la salud emocional y la imparable pauperización de los salarios; el arte de simular dar cuando en realidad se quita.
El tiempo establecido en calendario y sus ajustes en sustracción del número de días, del número de horas para formar niñas, niños y adolescentes; la parte perdedora en la que se incluye el magisterio público tiene tufo de clasismo, de violencia simbólica contra la escuela pública: otra vez los educadores pobres que forman los niños pobres, de nueva cuenta la lejana voz de Pestalozzi: “Educarlos para que vivan su pobreza”.
El punto aparte en el que deviene la gestión de las escuelas, la distancia de una nueva escuela que dice construir-se en comunidad.
El aislamiento e insensibilidad de la agenda de trabajo de las escuelas, instruidas desde oficinas centrales, asincrónicas a las necesidades familiares y sociales.
Liderazgo académico sin tiempo para el diálogo profesional, la sistematización y recuperación de evidencia empírica.
El huachicoleo de cargas horarias y jornadas que ya se acumula desde el mes de mayo.
Las escuelas eficaces como ideal imposible en la atmósfera sin tiempo de una escuela que requiere renovarse.
El necesario debate pedagógico y militancia del magisterio a favor de la escuela pública; el consenso y la agenda de trabajo, más allá de medidas emergentes y de evidentes complacencias de políticas contrarias al interés y al derecho a una educación de calidad.

*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

Comments
  • Gris Gómez
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    Agradezco la donación de su mirada Dr. Rubén, respeto al tema y haciendo lectura de realidad, coloco las siguientes preguntas:
    ¿A qué intereses sirve el recorte de calendario escolar en Jalisco?, ¿Porqué hacer distinción entre las escuelas públicas y privadas?, ¿Cuál es el afán de la autoridad estatal en abrir las brechas entre los niños de las escuelas públicas y los que acuden a escuelas particulares?, ¿Porqué denostar socialmente la imagen del profesor? ¿En dónde queda la plantación de actividades para la concreción de la educación de excelencia que marca el artículo 3ro.?
    Aunado a lo mencionado en su artículo, se suman los dias que por diferentes motivos se suspenden labores escolares ( Recrea, capacitaciones, juntas sindicales licencias ,…) ¿Y la atención a niños con rezago?
    ¿Será un intento sutil para privatizar la educación?
    Se debería desarrollar programas alternativos para potenciar habilidades en verano, como talleres, actividades deportivas, etc.
    Debería entonces haber un proyecto alternativo de atención a niñas y niños en verano, aún nos falta mucho por desarrollar conciencia colectiva respecto de los cambios que se necesitan sustentando la acción educativa que se requiera.

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