Unidad, más no a cualquier precio

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

Los compromisos adquiridos por la administración federal en el sexenio pasado, aunque son figuras presidenciales distintas, el partido es el mismo, sin embargo, desde el inicio pareciera que ha estado sistemáticamente cambiando el rumbo.
Dos casos concretos: 1) reestructuración de las Unidades de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) a nivel nacional –que no subsistema de Unidades UPN, porque ese únicamente existe en la mente de algunas autoridades educativas y a conveniencia egocéntrica, en el mejor de los casos, porque hay otras autoridades que quieren volver a la UPN su universidad, no por sentido de pertenencia desde la recuperación histórica, sino de pertenencia como de su propiedad–, para dotarlas de un marco normativo que permita actuaciones diferenciadas, mayor posibilidad de maniobra ante las Secretarías de Educación, mantener un carácter nacional, tener figura jurídica y posibilidad de gestión en diversos niveles; 2) restablecimiento de derechos al magisterio, que por cierto es una de las condiciones operativas y se podría decir, sustantiva de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), pues a la letra declara Revalorización del magisterio, cómo revalorar si no hay dignidad laboral en muchos ámbitos y dimensiones, que no únicamente en el salario.
La Ley del ISSSTE, se suma al proyecto de la dignidad perdida del magisterio a nivel sindical –del oficial, por supuesto–, prestaciones, jubilaciones, servicios, condiciones laborales y demás. Lo que queda claro es capitalizar al ISSSTE por medio de sacrificar al magisterio.
Se convoca estar en El Zócalo de la Ciudad de México, para “defender” la soberanía nacional. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, pero, son lo mismo. Cómo asistir ante el llamado de quienes con todas sus estructuras han mantenido al grueso de su población sojuzgada, sometida, empobrecida y en condiciones deplorables.
La unidad nacional es necesaria, eso es algo que tienen muy claro los educadores, además de conceptos como patria, nación, símbolos, identidad y muchos otros que permiten a nuestro país y ciudadanos existir, convivir, construir cultura y civilización. Esta claridad existe, aunque el Estado Mexicano en sus distintas posiciones y proyectos de nación, se ha empeñado en despolitizar, des-intelectualizar y desestructurar –en todos los niveles– al magisterio nacional.
No así la idea de unidad nacional promovida para lesionar a los mismos ciudadanos, tal y como pasó después del Cardenismo, su base: sacrificar al pueblo, negociar con empresarios, congelar salarios, eliminar luchas obreras y campesinas, restituir privilegios empresariales y otras acciones y políticas de Estado que lesionaron a los vulnerables de nuestro país: al pueblo.
Recordemos la solidaridad o el pacto, que implicó congelar salarios, casi liberar la inflación y permitir que el salario en general perdiera poder adquisitivo, nuevamente en favor del bloque empresarial mexicano.
Al interior de nuestras instituciones, la historia se replica y se sacrifica a quienes no están con las Direcciones, Rectorías y puestos directivos bajo la consigna de mejorar el clima organizacional o laboral, cuando lo único que se hace es: soportar a personas con visiones ególatras y que sacrifican a sus comunidades educativas en beneficio propio, de su posicionamiento político y aspiraciones de mejores puestos. Al final: dinero-poder. El binomio perfecto de las dictaduras y sometimiento humano en todos los niveles y épocas.
Si quieren que el magisterio responda, habrá que restituirle su dignidad a nivel federal, estatal, municipal y de las instituciones educativas. El magisterio no es incondicional a personas en turno de los puestos que dirigen la vida nacional en todos sus niveles. Unidad, pero no para las políticas públicas lacerantes y no a cualquier precio.
La única manera de responder, aunque se tengan recursos limitados, sería si existiera una invasión directa a nuestro país, porque en ese caso las acciones son necesarias, el nacionalismo-patriotismo –aunque no gusten a muchos estos conceptos y se esfuercen en desaparecerlos desde una perspectiva falaz –, así como el compromiso con el pueblo de México que aún palpita en el magisterio mexicano, saldrá a relucir.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]

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