Narrativas, más vale una pálida tinta que brillante memoria
Graciela Soto Martínez*
¿Qué lo ha llevado a escribir?
Tiene mucho que ver con aquellas
cuestiones que uno trata de comunicar a los demás;
algo que se ha pensado que puede ser
hasta cierto punto, comunicado, más bien.
Entrevista a Juan Rulfo.
Si yo les contara… es la frase de alguien que tiene mucho que decir, pero por algo guarda eso para otros momentos, le falta tiempo o confianza para expresarse. Ante esto, siempre existe alguien que anima a que se cuente esa historia. Esas voces orales cuando se escriben crean posteridad, salvan la frágil memoria, detienen el tiempo.
Las narrativas son parte del proceso de escribir; narrar es una habilidad a desarrollar en la comunicación, que se trabaja desde inicial hasta la universidad y el posgrado. La estructura y el proceso para hacerlo pueden no ser el mismo para cada quién. El abanico de las posibilidades sobre qué escribir es infinito, eso me decía un colega cuando yo batallaba para elegir un tema del cual hacerlo: “hay n temas”, eso me impulsaba a poner por escrito las ideas; había que narrar hechos, investigar, escuchar, leer, cuestionar… Todo esto entraba en juego en el proceso narrativo.
En la reciente edición de la FIL Guadalajara 2024 nos relataban que la literatura llegó así, contada y narrada. Muchos vinieron de algún lugar y en el camino hablaban de los lugares que dejaban, de sus costumbres, de lo que quedaba atrás; eso es lo que conservaban y les daba identidad, sus relatos, nadie se los podía quitar. Después fueron recuperados y se escribieron, por ello nos llegan estos testimonios con la palabra escrita.
Una narradora excepcional es Irene Vasco, escritora de literatura infantil y de novela, de nacionalidad colombiana, que nos cuenta, cual leyenda, su andar por la selva, llevando libros a las comunidades donde vive la guerrilla, en territorio de las FARC. Claro que habla del peligro y del riesgo; sin embargo, su experiencia es que la recibieron y le dieron espacio a los libros, que el lenguaje que se hablaba era fuerte, violento, descarnado, cruel, en estas comunidades vulneradas. A muchos les han quitado sus tierras; los huérfanos y los desaparecidos predominan, que los que tienen que irse, lo que cargan son sus canciones, tradiciones, historias y conectan con los libros. Ella no se dejó vencer por el miedo y, en su tarea de promotora de lectura, llegó a estas comunidades cargando historias a través de los libros. Empezaba con juegos, con círculos para expresarse, con canciones conocidas por todos, como la del elefante que se columpiaba.
Irene Vasco este año ha recibido el premio Iberoamericano que le otorga la editorial SM y ha tenido un homenaje, de ella nos habla Luis Antonio Yepes, un destacado promotor de lectura, “la conocí en la distancia a través del libro Conjuros y Sortilegios, años después como los grandes músicos, se mantiene vigente… ella ha seguido escribiendo y usando todas las voces posibles, con el conocimiento de unos públicos variados que habitan los bellos territorios colombianos, bellos e implacables que ella ha dominado a lomo de burro o en lanchas… además de regalarnos historias en diversos géneros y dando cuenta del mundo que habita, con el barro que pisa, ha mostrado una fortaleza y temeridad que ninguno de los que promovemos la lectura en Colombia hemos podido emular, gracias Irene, estas sentidas reflexiones son en nombre de todos los promotores de lectura que por fin nos hemos atrevido a escribir, para la memoria del mundo…”.
Ahora el taller de Formación Continua a desarrollar los días 7 y 8 de enero de 2025 plantea el rol de escritores. Se titula “Narrativas, letras que hacen eco” y propone reconocernos, reflexionar sobre quienes somos, desde lo personal como vínculo a lo profesional; en el magisterio, nuestra cultura es de oralidad y de diálogo, que puede transitar a la palabra escrita en un texto narrativo. Es, sin duda, una oportunidad que no se puede trivializar; en este espacio pueden surgir textos emotivos del ser y la profesión docente vistas desde todos sus ángulos, con luces y sombras.
La escritura no es por decreto o por mandato; es una reflexión y una decisión escribir lo que se desea en la mirada interna. Podemos caer en la tentación de platicar y escribir lo bonito, de endulzar un pasaje personal o de la vida tratando de salir al paso o de desarrollar la actividad por cumplir. Por otra parte, se puede ir al otro extremo de ver la parte compleja y difícil de ser maestro, los retos, los obstáculos y algunos dramas que se viven en la profesión. El compartir lo escrito es también un derecho reservado al autor.
Es una maravilla la oralidad, las charlas amenas de maestras y maestros, la espontaneidad de un diálogo donde se comparte a veces con ligereza, otras de manera más profunda los eventos de la vida, lo cotidiano y también lo excepcional. De estas voces es que se nutre la escritura; en lo particular, se me facilita escribir con un poco de silencio, apartarme a pensar, hacer retrospectiva, fluyendo con las palabras. Ya después viene el momento de revisar, de quitar lo repetido y de dudar si es relevante lo que se quiere comunicar. En el narrar, cada quien tiene su estilo y lo hace como puede. Leyendo mucho es como he aprendido a escribir más. También con la influencia de grandes maestras y maestros.
Escribir y narrar no son tareas de dos días; pueden ser la oportunidad de iniciar procesos reflexivos más profundos, contextualizando lo que se quiere decir, observándonos como personas transformadoras y, en otras ocasiones, víctimas de las circunstancias.
Valdría la pena narrar las desventuras de los protocolos de horror reformulados, de los nuevos casos de acoso de los padres a los maestros, iniciando demandas en derechos humanos y fiscalías, que te hacen pensar dónde tenías la cabeza cuando decidiste ser educadora o también el tiempo que te falta para jubilarte. Se podría escribir también que no ha llegado la descarga administrativa, que sigue siendo uno de los propósitos de año nuevo de todas las administraciones por los siglos de los siglos, amén. También otro tema puede ser los amigos que conocimos en las campañas políticas y que ahora que ya se acomodaron no tienen tiempo de darnos audiencia; volvieron a cerrar sus puertas porque están sumamente ocupados y ocupadas en reuniones interminables por el bien de nuestra amada Secretaría, así podemos traer a cuentas temas de diversa índole relacionados con nosotros y la profesión.
A afilar el lápiz o a encender la computadora, que las ideas se transformen en textos o narrativas que digan que hemos estado aquí tratando de contribuir con la función que desempeñamos.
*Doctora en Educación y Jefa de Sector Preescolar. [email protected]
Me encanta leerte,