¿Qué esperamos de la educación pública en Jalisco para 2025?
Jaime Navarro Saras*
Hoy terminamos 2024 y en el recuento educativo de Jalisco las cosas no están claras, ya que seguimos a la espera de la evaluación que sustente el éxito que tanto presumió el gobernador saliente. Lo cierto es que hubo mucha labia, escaparates y eventos faraónicos que realidades que vayan a modificar para bien y de manera significativa los procesos educativos y la infraestructura de las más de 14 mil escuelas de educación básica, las 11 escuelas Normales, las 4 unidades de UPN, los 3 CAM y 3 posgrados.
Pasan los sexenios y las cosas cambian poco; lo que nunca falta es la llegada de expertos, magos y pitonisas que presumen un futuro inmejorable. El discurso sufre innovaciones, acompañado de conceptos rimbombantes y términos de poco uso; al final del sexenio desaparecen los documentos sustentantes y pasan al archivo muerto.
El sexenio que recién terminó no tendrá la excusa de que porque llega otro gobierno las cosas en educación serán distintas, ya que, en el caso de Jalisco, MC no dejó el poder, incluso el secretario de Educación continúa en el cargo y con él todo su equipo de trabajo; incluso le quitaron de la estructura a un subsecretario de Formación y Actualización del Magisterio que nunca supo entender las políticas de la SEJ, ya que se lo impusieron desde la oficina del gobernador y, gracias a ello, esas áreas de la Secretaría son las que sufrieron los mayores atrasos, y no solo en los procesos educativos, sino en los presupuestales y las condiciones laborales paupérrimas para realizar el trabajo cotidiano.
Pero, realmente, ¿qué esperamos de la SEJ para 2025 y lo que resta del sexenio? De entrada, que se piense en los procesos educativos a profundidad, en tanto que el dato cuantitativo y los Récord Guinness no nublen la realidad como lo fue Recrea Academy con todas esas personalidades que desfilaron por la alfombra roja y que se llevaron buena parte del presupuesto educativo de la manera más irresponsable.
También esperamos que quienes dirigen a la SEJ sean más autocríticos, que reconozcan cuando se equivocan y corrijan a tiempo, cosa que no sucedió porque el secretario Flores Miramontes y todo su equipo cercano se han rodeado de aplaudidores a modo, cuyo interés de estos sujetos es personal y con sus lecturas de la realidad miope lo único que buscan es un espacio directivo en la estructura o facilidades para comisionarse como expertos pensantes y constructores de proyectos para el mundo de nunca jamás.
Además de ello, también esperamos que el Estilo Jalisco no traspase las paredes de las aulas y se quede afuera porque el término y la idea solo buscan algo que no existe; es como si se pretendiera imponer una pedagogía jalisciense sin una base teórica que le dé fortaleza de algo inexistente. Imponer un estilo no tiene sentido ni siquiera en el deporte porque lo importante es el resultado. Por ejemplo, ¿qué le ha modificado de la realidad futbolística a un equipo como Chivas (al que quiere hacer campeón en su sexenio Pablo Lemus) un estilo ofensivo o defensivo, si el entrenador es mexicano o extranjero, cuando el tema no es de estilo, sino de cultura y para ello se requiere de muchos años de trabajo? Pero en fin…
Esperamos, pues, para no ser muy derrotistas, que 2025 sea menos peor para la educación que 2024 y eso es mucho esperar y decir.
Vaya un deseo para que 2025 venga acompañado de buenas cosas para nuestros lectores y colaboradores. Nos vemos en el Año Nuevo. Saludos…
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]