En vísperas del primer lustro con COVID

 en Adriana Piedad

Adriana Piedad García Herrera*

A finales de 2019 se detectó el primer caso de COVID-19, enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2 y a partir de esa fecha se extendió por todo el mundo. El 30 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró emergencia de salud pública. Muchas acciones se tomaron para enfrentar la pandemia, pero no creo que tuviéramos una idea de la magnitud que tomaría y su impacto a nivel global. “Pensamos que pasaría pronto” (Narrativa Trajín) nos dice el título del libro de Gloria Canedo con historias verídicas y ficticias en las que nos vemos reflejados. La presentación reciente del libro en Guadalajara trajo a mi mente algunos recuerdos, pero también me hizo pensar en el presente de esa experiencia.
Todavía hoy es frecuente escuchar la referencia a la pandemia, sobre todo al confinamiento. Los meses en que todo el mundo se tuvo que encerrar para protegerse del contagio. El aislamiento se vivió de manera distinta en las familias, las ciudades y los países. La televisión, las redes sociales y las noticias por Internet eran la fuente de consulta que hacían circular las novedades en cualquier lugar del mundo. Las imágenes de las ciudades otrora llenas de turistas, los animales tomando esas ciudades y una gran cantidad de escenas de enfermos y hospitales.
Como es lógico, cada quien vivió de distinta manera el confinamiento. Lo que yo recuerdo con gusto es la gran cantidad de eventos y mesas redondas que se podrían ver en línea. La mirada de los académicos explicando cómo era que se formaba el virus, cómo era que se replicaba y cuáles eran las formas de contagio. La gran cantidad de información acerca de las medidas sanitarias, que en ocasiones provocaron pánico y hasta agresiones al personal de salud que tuvo que enfrentar la pandemia trabajando…
Recuerdo que se decía que la pandemia era un hito; la vida sería a partir de ese momento “antes y después de la pandemia”, pero ahora que reflexiono me parece que se han ido olvidando ciertas precauciones y normalizando ciertas acciones. Ha regresado nuevamente el saludo con beso y abrazo, de tal forma que la sana distancia parece cosa del pasado; las personas tosen o estornudan tapándose la boca con la mano o con el puño, ya se olvidó que hay que cubrirse con el antebrazo para no esparcir el potencial virus, y menos conservar los rastros del estornudo en la mano, que posteriormente tendrá contacto con muchas superficies.
Ahora que se acercan los primeros cinco años de aparición del COVID-19, convendría hacer un balance, a la distancia, de lo que nos dejó la pandemia, de lo que hemos olvidado y de su presencia en la actualidad, para no dejar de sorprendernos. Definitivamente, el uso de las TIC llegó para quedarse, el teléfono celular se convirtió en una herramienta de uso cotidiano en la educación, las distancias se acortaron en las reuniones en línea que ya son parte de nuestras actividades cotidianas, y ¿cuál fue el impacto en la educación? ¿En qué sentido “el mundo” no volvió a ser el mismo después de la pandemia? ¿Se puede considerar realmente un hito esta pandemia que nos tocó vivir?

*Doctora en educación. Catedrática de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco. [email protected]

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