Canciones como estrategia didáctica

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

En afán de incorporar estrategias didácticas y actividades para dinamizar las clases, en ocasiones se incurre en incorporarlas desde el desconocimiento. Veamos lo que genera este artículo de opinión: las canciones adaptadas.
Generalmente los pasos consisten en tener algo qué decir, elegir una canción y modificar la letra. Hasta ahí todo bien. Estos pasos son adecuados para niveles escolares donde faltan elementos para proceder de otra manera.
Mientras más “elevado” sea el grado o nivel donde se usa, se deberían incorporar otros pasos, por ejemplo: la versificación, identificar género musical y su correspondencia con el contenido que se adaptará, identificar acordes y partituras en general, tipos de instrumento y su relación con el mensaje y recuperación cultural, histórica y demás… únicamente por mencionar algunos.
Es decir, al pedir a estudiantes que realicen la sustitución de la letra de una canción, lo que realmente se les pide es realizar un arreglo y se deben considerar diversos elementos; además de la sonoridad y elementos propios del ámbito musical, deben retomarse otros que pertenecen al campo del conocimiento humano desde donde se enmarca la estrategia, por ejemplo, si partimos del campo de la educación, lo político, cultural, histórico y demás.
Es decir, la selección va más allá de los gustos o preferencias musicales de quién o quiénes eligen. Tiene que ver con la intención del contenido, por ejemplo, si es una sátira usar alguna canción que desde la musicalización genere expectativas de la letra. En el terreno de la letra, además del ingenio, humor, ironía, ingenio y agudeza, se debe cuidar el mensaje y el meta-mensaje.
La mayoría de las veces, más de lo que podríamos suponer, la preocupación al momento de aplicar esta estrategia didáctica radica en hacerla atractiva y entretenida, por encima de los fundamentos, es decir, centrarse en los métodos o como en este caso, que es una estrategia didáctica.
A ese conjunto de prácticas, Giroux las denomina en categoría de pedagogía de la idiotez y recomienda, recuperar la razón de ser de la educación como política y al mismo tiempo contribuir a la recuperación de lo humano, verdaderamente humano, desde la perspectiva crítica de nuevas narrativas para entender el mundo y las realidades.

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]

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