De las continuidades y el sello educativo del segundo piso de la 4T
Jaime Navarro Saras*
Tal como se esperaba, el tema educativo para el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum Pardo está lleno de deudas pendientes con la población, y un sector importante del magisterio, entre otros, destaca (por lo dicho en los 100 compromisos leídos en pleno Zócalo), el tema de la continuidad de la Nueva Escuela Mexicana; la desaparición del USICAMM debido a la opacidad y la discrecionalidad con la que se ha manejado, cultura heredada, por supuesto, de las viejas prácticas en la asignación de plazas docentes y directivas entre el binomio SEJ/SNTE, así como de la sombra de corrupción que dejó el Servicio Profesional Docente mientras estuvo vigente. No menos importante será la ampliación progresiva de horario de las escuelas primarias (equiparables a lo que eran las escuelas de tiempo completo); qué decir de la promesa del incremento al salario mínimo de los profesores de educación básica; también poder convertir a las escuelas en espacios no solo escolares, sino que ayuden a prevenir la salud, las adicciones, la salud bucal y la vista, entre otros; llama la atención al desarrollo tecnológico, así como atacar la vida sedentaria y, no menos importante, el eterno problema de la lectura en las escuelas y en la población, para lo cual se está pensando en la edición de libros, la creación de salas de lectura y ferias del libro, en fin.
Los siguientes seis años serán importantes para saber qué tanto se logró avanzar en los planteamientos de la Nueva Escuela Mexicana, en tanto, se quiera o no, la OCDE seguirá evaluando a nuestros estudiantes y, sino hay mejoras sustanciales, las críticas no dejarán de aparecer y ello será el talón de Aquiles de la educación que imparte el Estado mexicano hacia el futuro.
12 años son los menos que se requieren para ver una mejora a largo plazo; el Plan de Once Años, que cubrió dos sexenios, dio los resultados esperados para la época y la Nueva Escuela Mexicana no puede ser la excepción.
Sabemos que con Mario Delgado al frente de la SEP hay una cosa segura, habrá mucha política, acuerdos con el SNTE y la CNTE, condicionamientos con las secretarías de educación de los estados y una revisión minuciosa del presupuesto destinado a la educación y las partidas que los mismos estados reasignan a otros rubros donde los gobernadores tienen intereses particulares.
Para el caso de Jalisco, de no repetirse la elección, queremos saber cómo le hace Pablo Lemus para defender sus dichos envalentonados en el Auditorio Benito Juárez, donde aseguró que Jalisco no le iba a entregar la educación (ni el sistema de salud) a la federación y que él iba a defender a los niños, niñas y adolescentes de las políticas educativas de la Nueva Escuela Mexicana que atentaban contra los valores y visiones ideológicas de la república jalisciense.
Veamos, pues, cómo se empiezan a desenvolver las políticas educativas del nuevo gobierno federal y qué tanto cambian, con respecto al pasado y si es que (ahora sí) el magisterio nacional encuentra respuestas positivas a sus desmandas de siempre: salarios dignos, la profesionalización de sus funciones en las escuelas y las aulas y un respeto de la sociedad y el gobierno a la figura de los maestros.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]