¿Qué angustia te acompañó?

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz

 

En días previos a la redacción de este comentario, nos enteramos del hallazgo del cadáver de una estudiante en el interior de un automóvil ubicado en el estacionamiento del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/05/03/estados/reportan-presunto-suicidio-de-estudiante-dentro-de-su-auto-en-la-udeg-3761). En un comunicado que circuló por redes sociales, las autoridades expresaron sus condolencias a la familia. Por su parte, algunos estudiantes pidieron que no se hicieran especulaciones y se respetara el dolor de la familia. Algunas notas periodísticas apuntaron que había sido un suicidio y que la estudiante había dejado una carta. Se trata de un hecho que llamó la atención de quienes trabajamos en ese centro udegeísta y, entre los comentarios suscitados tras la triste noticia, algunos profesores señalaron que algunos estudiantes han expresado la necesidad de apoyo psicológico para esa época de su vida. Por su parte, un grupo de estudiantes expresó que ya antes se había pedido ayuda a las autoridades para detectar casos de depresión y estrés entre los estudiantes. Se había suscitado meses atrás el suicidio de una joven egresada de otro centro de la misma institución. Cito de una nota en Instagram de ujrmjalisco: “…ella fue reportada como desaparecida el pasado 18 de enero, y un día después sus familiares hicieron público que se había quitado la vida. Este no es un caso aislado, pues la juventud enfrenta amplias problemáticas estructurales que le generan ansiedad, depresión y pensamientos suicidas”. La nota amplía la información respecto a otro estudiante que desapareció y cuyo cadáver fue encontrado el mismo día. Entre otras cosas, exige al gobierno del estado y a la UdeG que garanticen atención psicológica gratuita para la juventud.

Esa misma semana del hallazgo del cadáver en CUCSH, apareció también la noticia de un “reto viral” que derivó en la muerte de tres estudiantes zacatecanos (https://www.proceso.com.mx/nacional/estados/2024/5/4/tres-estudiantes-se-suicidan-en-zacatecas-habrian-hecho-reto-viral-de-tiktok-328394.html). Suicidios, muerte accidentales, homicidios alevosos, desapariciones, han estado vinculados a los planteles escolares en varias escuelas del país y del extranjero. Los ambientes educativos en ocasiones contribuyen a generar tensiones en una época de las vidas de adolescentes y adultos que comienzan a enfrentar mayores responsabilidades y retos. En un estudio ya añejo, Villalobos Gálviz (2018), señalaba que “la conducta suicida en sus distintas formas representa un problema de salud pública internacional, ya que se encuentra dentro de las diez principales causas de mortalidad general y entre las tres primeras causas de muerte en el grupo de adolescentes y adultos jóvenes. Las estadísticas acerca de los intentos de suicidio también son preocupantes y más aún si se considera que por cada caso de intento de suicidio que recibe ayuda en un centro de salud, se estima que existen cuatro intentos no reportados, ni atendidos” (https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252009000200009).

Todavía más atrás en el tiempo, en mi época de estudiante de doctorado recibimos la visita de Carlos Monsiváis (1938-2010) en el Colegio de la Frontera Norte. Como parte de su conferencia expresó su preocupación porque personas de la tercera edad atentaban contra sus vidas en pactos suicidas al no encontrar remedio a su vulnerabilidad en los últimos días de sus vidas. Recuerdo que mi compañero Camilo Contreras le preguntó acerca de la epidemiología de los suicidios que mencionó y su respuesta nos dejó con algunas inquietudes más. Monsiváis no había leído quizás a Wright Mills (1916-1962) ni la obra clásica de Durkheim (1858-1917), El suicidio (1897), y en su conferencia expresó que el suicidio era una decisión personal que no podría juzgar en términos de epidemiología. No obstante, como sabemos, al menos desde la publicación de la obra de Wolfgang Goethe (1749-1832), la noticia de un suicidio (aunque sea de un personaje literario) deriva en la ideación de esa conducta (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/werther-y-moda-suicidio-por-amor_14021). En términos de Durkheim, se trata de un “hecho social” que se divulga al igual que una tos entre los asistentes en un recital musical. De ahí que el “reto viral” del que se informa entre los escolares zacatecanos sea parte de una tendencia o “moda”, que se expresa como una ola de acciones repetidas por personas que se identifican con situaciones o condiciones similares. El razonamiento general es: “si a una persona que tiene estas características tan similares a mí le funciona esa acción, podría funcionarme también a mí”. Razonamiento que utilizan quienes se automedican o quienes compran artículos o practican actividades deportivas o dancísticas, e incluso quienes consumen algunas sustancias por estar de moda entre los miembros de su grupo o generación.

Pocas horas después de la noticia del cuerpo encontrado en CUCSH de la UdeG, las autoridades universitarias reaccionaron: (https://www.meganoticias.mx/guadalajara/noticia/necesaria-mayor-atencion-en-salud-mental-admite-rector/516471). Una nota en el diario Mural detalla: “Con la apertura de 98 plazas para orientadores educativos el Rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Ricardo Villanueva Lomelí, anunció que reforzaría la atención a la salud mental de las y los estudiantes de esta Casa de Estudios” (https://www.mural.com.mx/reforzaria-udeg-atencion-a-la-salud-mental-de-estudiantes/ar2801763).

Esta idea de la escuela como escenario de angustia contrasta con la noción de la escuela como lugar gozoso que se nos ha inculcado desde nuestros tiempos de jardín de niños: “la escuela es un premio”, comentaba la madre de una niña hace algunos años cuando llegaba el momento en que la pequeña se separara de su madre en la puerta de su escuela. Para muchos, los planteles se convierten en un espacio de tranquilidad y de interacción con compañeros y docentes en quienes confían; aunque para otras personas, las exigencias escolares, familiares y laborales simultáneas a los años del aprendizaje y el desempeño se convierten en motivo de angustia.

De tal modo, no es excepcional que nos enteremos de que muchos estudiantes expresen ser felices en sus horas y días estudiantiles, aunque tampoco es raro que algunos expresen que en las escuelas haya estrés y depresión. El asunto no es privativo de los estudiantes y puede ser parte de las angustias de esa edad, de esta ciudad, del país y de la vida en el mundo. Sin embargo, la escuela suele estar en mejores condiciones sociales e intelectuales para apoyar con servicios y contextos que favorezcan la salud mental. En este manual, para el manejo de la comunicación en materia del comportamiento suicida que nos ha compartido a algunos maestros del CUCSH el profesor Ernesto Briseño (https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/880656/Manual_Medios_julio_23.pdf) entre los factores de riesgo asociados a la conducta suicida se encuentran los primeros meses de alguna pérdida y el fracaso escolar. Por otro lado, los factores protectores incluyen la habilidad para las relaciones sociales, el reconocimiento y apego familiares, la religión, la autoconfianza y la habilidad para resolver conflictos o problemas. Aunque el manual está dirigido principalmente a periodistas, conviene destacar su llamado a no elucubrar sobre causas y culpas del caso y evitar glorificar, culpabilizar o convertir el asunto en tema de periodismo “amarillista” asociado también a la “nota roja”.

Es sintomático que las compañías de seguros estipulan que no se entregará la suma contratada de un seguro de vida en caso de muerte por suicidio del titular. En los casos relativamente recientes de dos ex-rectores cuyas muertes se han reportado como suicidios (aunque hay quienes han expresado sospechas de que en realidad fueron homicidios), no se tiene noticia de si los deudos cobraron alguna cantidad de dinero por haber tenido ellos algún seguro de vida. En los casos de Carlos Briseño y de Raúl Padilla no ha trascendido si existía algún seguro y si éste cubriría o no el caso de muerte auto-infligida (para una discusión de estos casos: (https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/10/08/legal/1570531166_363500.html). Mientras que del ex-rector Briseño se ha hecho poco por las autoridades por rememorarlo, pues su muerte ocurrió meses después de ser destituido en una reunión del Consejo General Universitario a la que él mismo había convocado para sacar del control institucional y presupuestal a Padilla, en cambio, de Padilla acaban de develar una estatua en la plazoleta del edificio administrativo en donde se ubica rectoría (https://www.udg.mx/es/noticia/raul-padilla-lopez-un-monumento-inmortalizado). Aun cuando se rumora que Padilla “mandó suicidar” a su sucesor en la rectoría por su intento de quitarlo de la administración y control de las empresas parauniversitarias, la información forense para ambos casos de los ex-rectores suicidas siguen siendo nebulosa. Lo que sí ha provocado la estatua es que se resalte que la institución gaste en estatuas, libro homenaje y otros honores desde la “burocracia dorada”, en vez de invertir en mejorar los sueldos de los trabajadores, ampliar la cobertura y… ofrecer servicios profesionales para la atención de la salud física y mental de los estudiantes y otros universitarios.

El “remedio X”, como se le ha etiquetado, tiene sus detractores y suele ser un tema tabú. A tal grado que ni siquiera se habla de medidas para detectar la ideación suicida y, mucho menos, de cómo ayudar a prevenir los atentados contra la propia vida. Empero, en otro caso que ha salido a la luz por las implicaciones legales en varios frentes, se ha destacado que una viuda no debería cobrar ni el seguro ni la pensión por viudez en caso de que el cónyuge fallecido haya cometido suicidio. El caso ha sido especialmente sonado pues el director de PEMEX y el propio presidente de la República señalan las circunstancias del posible suicidio de una persona para acusar de corrupción a su viuda. La que, por cierto, es crítica del actual gobierno de la autodenominada “Cuarta Transformación” (https://www.youtube.com/watch?v=FxxEv92msWM) y, también, (https://www.youtube.com/watch?v=QnRqfhACsfI) ; (https://www.youtube.com/watch?v=cW_dEcLbzxI) donde se resalta el hecho de que los documentos se publicaron sin testar. El suicidio del cónyuge de Amparo Casar, acaecido en octubre de 2004, se argumenta, la convierte a ella en corrupta por haber hecho que se cambiara la causa de la muerte en el certificado de defunción que era responsabilidad de Bernardo Bátiz, el fiscal bajo las órdenes del entonces jefe de gobierno del (antes) Distrito Federal y hoy “Ciudad de México” (https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Gabinete_de_Andrés_Manuel_López_Obrador_(Distrito_Federal)). De este caso seguramente sí se elucubrará y, en los días transcurridos desde la conferencia de prensa de presidencia (a la que AMLO bautizó como “La mañanera”) han aparecido decenas de videos y textos reflexionado en las diversas implicaciones jurídicas, políticas, emocionales y partidistas, por ejemplo: (https://contralinea.com.mx/interno/semana/pension-de-maria-amparo-casar-no-procedia-muerte-de-su-esposo-no-fue-accidente-pemex/#:~:text=El%20esposo%20de%20Casar%20Pérez,Mar%C3%ADa%20Amparo%20Casar)%2C%20quienes%20tuvieron). Seguramente están vigentes las angustias que afectan al entorno de la demandada por el presidente, motivado quizá por la angustia que le produce ser criticado un día sí y otro también (https://www.eluniversal.com.mx/tendencias/maria-amparo-casar-cuanto-cuesta-el-libro-los-puntos-sobre-las-ies-en-el-que-habla-sobre-gobierno-de-amlo/). Probablemente la contienda entre López Obrador y Casar ayudará a la venta del libro, como ocurrió alguna vez gracias a la crítica desde una escuela del libro AURA, de Carlos Fuentes.

Un caso de suicidio al que se hace referencia continuamente en nuestro idioma es el de Alfonsina Storni (1892-1938), quien se suicidara en el Mar del Plata, Argentina, tras varios episodios de depresión y trastornos nerviosos. En la canción “Alfonsina y el mar” popularizada por Mercedes Sosa a fines de la década de de los sesenta, se expresa, de las circunstancias que acompañaron a su decisión final: “Sabe Dios qué angustia te acompañó, qué dolores viejos calló tu voz” (Letra: https://g.co/kgs/L3XgKwz; video: https://www.youtube.com/watch?v=eU1Hpc_iqL8; biografía: https://www.cervantesvirtual.com/portales/alfonsina_storni/autora_apunte/).

Cabe señalar que el 10 de septiembre es el DÍA MUNDIAL DE LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO. Aquí un reporte correspondiente a 2023: (https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2023/EAP_Suicidio23.pdf). En él se señala: “En 2017, la tasa de suicidio fue de 5.3 por cada 100 mil habitantes (6 494); para 2022, de 6.3 (8 123); además “De las mujeres de 18 y más años, 16.3 % declaró sentirse con depresión más de la mitad o casi todos los días de la semana anterior a la encuesta, en contraste con 9.1% de los hombres que reportó esta condición”.

El clásico de Emile Durkheim sobre el suicidio, define: “se llama suicidio a todo caso de muerte que resulte, directa o indirectamente, de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima misma, a sabiendas del resultado. La tentativa sería el mismo acto cuando no llega a término y no arroja como resultado la muerte”: (https://circulosemiotico.wordpress.com/wp-content/uploads/2018/08/durkheim-c3a9mile-el-suicidio.pdf).

 

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara. rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • Maria Catalina González Pérez

    Un tema social para atender con urgencia. La tendencia es atroz y lo tenemos tan cerca.

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