Los temas del fin de año
Luis Rodolfo Morán Quiroz*
1. Andaban en algo esos neoliberales aspiracionistas.- La temeraria afirmación (es decir, sin evidencias) del presidente de la república respecto a la culpabilidad y la suposición de que los estudiantes de medicina de la Universidad Latina de México, en Celaya, Guanajuato “se lo buscaron” no es excepcional. Ni en el discurso del presidente, quien suele inferir sin mucha evidencia, ni en el discurso de muchas personas, con o sin cargos públicos o relación con la administración de justicia. Los jóvenes, hijos de funcionarios municipales o vinculados con un partido político, fueron hallados muertos en una zona de alta incidencia delictiva, según, se reporta en algunas notas periodísticas (por ejemplo: https://www.youtube.com/watch?v=FmZq0ra7wyE&list=RDNSm9BOy4oYkns&index=2). Se ha discutido ya mucho acerca de esta tendencia del presidente mexicano a señalar sin los debidos procesos ni de investigación ni de proceso jurídico, así como sobre su tendencia a etiquetar como “leales” o como “neoliberales” a las personas, según esté él de acuerdo con lo que ellos hacen, o se oponga a sus posturas. Así que no abundaré en esa impertinencia ejercida en sus discursos matinales. En cambio, conviene preguntarse acerca de los fundamentos y las consecuencias de un razonamiento en el que se señala que si “andaban en algo”, entonces no es grave que los asesinaran? La declaración del presidente aquí: (https://www.youtube.com/watch?v=x1GMaQhnor4&list=RDNSx1GMaQhnor4&start_radio=1). El razonamiento basa en una relación entre distintos fenómenos: si crece el consumo de sustancias enervantes, lo más probable es que aumente también la violencia asociada al crimen organizado. “En donde tenemos más problemas de consumo es donde hay más homicidios”, afirma el presidente. No porque sea lógica una relación o existe una correlación podemos asumir que sea deseable o que no sea un hecho lamentable, además de un delito. No porque el estado de Guanajuato ocupe el primer lugar nacional en homicidios dolosos debemos esperar que se asesine a estudiantes o a persona alguna, como si fuera darles “su merecido” por haber buscado o ingerido alguna droga ilícita. El contexto de los asesinatos: (https://www.youtube.com/watch?v=d2jxMfNbITY&list=RDNSx1GMaQhnor4&index=4).
De tal modo, al final de este año 2023, la relación entre drogas y estudiantes jóvenes se ha visto asociada también a hechos de violencia: desaparición de personas, tortura, asesinatos y aumento en la cantidad de personas asesinadas o atacadas en reuniones de jóvenes. Lo que lleva a la necesidad de reflexionar en cuanto las políticas institucionales y públicas para el uso de drogas, así como las políticas educativas asociadas al uso de materiales que pueden ser nocivos para la salud: el azúcar, los refrescos gaseosos, el alcohol, los automóviles. No sólo se trata de problemas con la droga de moda, el fentanilo, sino que podríamos ampliar la reflexión y preguntarnos si “se merecen” las consecuencias los “viciosos” esos que murieron por consumir tantos pasteles o andar tanto tiempo o tan veloces en coches. Etiquetar a las personas y meterlas en una determinada categoría no ayuda por sí solo a resolver el problema. El diseño y aplicación de las políticas para reducir el consumo de drogas suaves, duras, legales, ilegales y otras prácticas de riesgo para la vida de las personas no se completa con etiquetar a quienes se convierten en sus víctimas.
2. A esas pruebas no hay que hacerles caso. Otro tema de discusión en el entorno educativo, además de la muerte de los jóvenes estudiantes por la violencia en el país, ha sido el de los puntajes en la prueba aplicada en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), de la que México es miembro desde 1994. Respecto al puntaje alcanzado por los estudiantes mexicanos en la prueba PISA, el presidente expresó la idea de que no sorprende que México quedara en los últimos lugares pues es una prueba NEOLIBERAL. Según su declaración “no los tomamos en cuenta pues esos parámetros se crearon en la época del neoliberalismo (https://www.youtube.com/watch?v=NkOalQsDIlg). Aun suponiendo que esas opiniones y mediciones fueran deleznables dentro y fuera de nuestro país, ¿tenemos otras maneras de evaluar, o de juzgar, en una escala comparativa, los rendimientos de los sistemas educativos en el mundo? El juicio de descalificación del presidente nos hace pensar en el problema de las fuentes (a esos no hay que creerles) y la falacia “ad hominem” que se comete al señalar que la educación en México no debe juzgarse por mediciones realizadas por una organización que tiene razonamientos neoliberales. ¿Vale la pena comparar los niveles de aprendizaje de los estudiantes mexicanos frente a lo que logran otros estudiantes en el mundo? En los debates posteriores a darse a conocer el nivel alcanzado por México en esa evaluación se enfatizó que México no fue el único país en donde bajaron los rendimientos de los estudiantes, sino que la reciente pandemia había bajado los puntajes de todos los países. No así su ubicación relativa, enfatizaron otros. Esta prueba, del Programme for International Student Assessment (de ahí las siglas PISA) de la OCDE mide las capacidades específicas de estudiantes de 15 años para utilizar determinadas habilidades (https://www.oecd.org/pisa/pisa-es/) sus puntajes se encuentra aquí). Que esos puntajes se consideren “un insulto” a los profesores es un argumento poco frecuente, aunque habría que pensar cómo ubicar las posibilidades de desarrollo que tienen los estudiantes además de esta evaluación a los estudiantes. Si no hay que hacer caso de pruebas “de la época neoliberal”, ¿qué opciones tenemos para entender y evaluar la relación entre educación y desarrollo en el mundo actual?
3. Esos profesores aspiracionistas. También en las últimas semanas de este año se suscitaron las quejas de docentes por el aumento de sueldo de los intendentes en Jalisco. Personalmente encuentro un paralelo en las protestas de los científicos empleados por el gobierno del estado de California también en esas semanas. En Sacramento, la capital de ese estado, los matemáticos y otros especialistas de las “ciencias duras” se manifestaron en contra de que los ingenieros hayan tenido aumentos de sueldo y los científicos no (https://calmatters.org/environment/2023/11/california-scientists-strike/). ¿Por qué despreciar a los científicos, de la misma manera en que se ha despreciado a los docentes? Así como los intendentes quizá tengan una función tan práctica como los ingenieros, ¿son los docentes y los científicos, en sus esfuerzos menos visibles, más abstractos y enfocados en el largo plazo, menos dignos de recibir aumentos de sueldo que compensen las tasas de inflación en Jalisco y en California y en sus respectivos países? Será que esos científicos que se la pasan en la teoría no saben lo sencillo que es aplicar el conocimiento a las tecnologías realmente útiles, al igual que los docentes quejosos en Jalisco se olvidan que es el ambiente de limpieza lo mas importante para lograr el aprendizaje de los chamacos a los que atienden (https://elregional.com.mx/docentes-protestan-porque-aumento-salarial-no-es-parejo).
Esta discusión está lejos de resolverse si se toma en cuenta el actual debate respecto a la meritocracia y el credencialismo que ha llevado a varios funcionarios y políticos actuales y del pasado, en México y en otros países, a acciones como el plagio de sus tesis para acceder a los niveles de poder y de ingreso asociados a la educación. ¿Pagarles a los docentes o a los científicos obedece a sus méritos y a sus credenciales, o debe pensarse en la dignidad de todos los trabajadores en todos los ámbitos? ¿Cómo la calificación académica, educativa y profesional incide en lo que se paga a los trabajadores en distintos contextos? Recientemente, Michael Sandel (nacido en 1953) ha replanteado esta discusión en un libro que lleva por título La tiranía del mérito y que comenta en este video (https://www.youtube.com/watch?v=ERRpg_FEMck). ¿Deben los trabajadores recibir sueldos de acuerdo con lo que hacen, con lo que saben o simplemente con su dignidad humana? Los criterios para la decisión de cuánto pagar a quiénes no son muy claros en nuestras sociedades. Parte del problema que subyace se encuentra en la noción de “esfuerzo” invertido para estudiar y para trabajar. Hay una reseña del libro de Sandel aquí, en donde se citan algunos ejemplos adicionales de esta discusión y quiero enfatizar, cómo el plagio de tesis ha afectado a otros funcionarios en el mundo, no solo a personajes actuales en el escenario público mexicano (https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-19182021000200521). ¿La meritocracia acaba por ser nociva para las sociedades en que se promueve? Sandel plantea la pregunta de si estamos de acuerdo con que Leonardo Messi, el futbolista argentino, merezca tener un ingreso de mil veces más que el mejor profesor que hayamos tenido en nuestra vida escolar. ¿Qué valores enseña ese futbolista?, añade.
4. Esos estudiantes que hacen lo que les da la gana. En semanas recientes también nos hemos enterado de un estudiante en Texas sancionado por su estilo de cabellera: (https://apnews.com/article/locs-hairstyle-texas-crown-act-racial-discrimination-929f38ec279b672efd78ba61422f4ca8). Durante los meses de la pandemia reciente se enfatizó el “bien social” que significaba sacrificar las ansias de interactuar con los demás, en beneficio de evitar los contagios del COVID-19. De manera paralela, en la escuela donde fue sancionado ese estudiante se argumento que ese estudiante no se conformó al código de vestimenta. Parece que alguien le dio la idea de que podría dejarse crecer el pelo y no “hacer un sacrificio por el bien general”, como se detalla en la nota en la que se informa que no es la primera vez que se da un caso en esa escuela. Es sintomático que la escuela lleve un nombre relacionado con el pelo facial: Barbers Hill High School. Habría que pensar en qué medida los estilos de cabellera, de vestimenta, de transportarse, de expresarse, de relacionarse afectivamente, se relacionan o no la educación. ¿Inhibe o facilita el aprendizaje la apariencia de los estudiantes y sus compañeros de cursos? ¿Habría que plantearse que, de admitirse esos estilos de cabellera en cualquier momento algún docente o algún estudiante podría llegar en bicicleta a la universidad, sin rasurar y con pantalones de ciclismo? En tiempos de discusión de derechos humanos y de condiciones que facilitan o dificultan el aprendizaje, habría que preguntarse si estos casos de sanción en los contextos escolares representan una oportunidad para replantear las normativas institucionales.
5. La naturalización de la violencia en escuelas y entre jóvenes. Al finalizar el año 2023, tan solo en Estados Unidos se han suscitado casi dos balaceras por día (https://www.gunviolencearchive.org). Eran ya 640 balaceras masivas en EUA hasta el 18 de diciembre de 2023. Mientras hay quien argumenta que una sociedad libre debería permitir más armas para defenderse, hay quien argumenta que el problema es que haya un acceso demasiado laxo a las armas de fuego en sociedades como la estadounidense. Por extensión, en sociedades como la mexicana, en donde llegan muchas armas que cruzan clandestinamente las fronteras entre nuestros dos países. De alguna manera, este aumento en la venta de armas y en las balaceras masivas podrían estar asociados con la “naturalización” de los territorios de venta de drogas y de los asesinatos “porque se lo merecen”, en otro tipo de merecimiento. No de ingresos, sino de balazos. Resalto un caso particular: un asesino reciente en la Universidad de Nevada (Las Vegas-UNLV) había sido rechazado para trabajar en esa institución (https://www.youtube.com/watch?v=DJ4nDa9gYkY) (lo que me recuerda el caso de un artista que fue rechazado en la universidad de Viena y comenzó su carrera como Führer en Alemania (https://www.diariodesevilla.es/ocio/frustracion-Hitler_0_1273973067.html). Este tema de reaccionar con violencia tan solo porque se tiene alguna queja contra la escuela, contra la historia educativa personal, contra las instituciones en general, contra la humanidad o por los “justificantes” o “atenuantes” que se nos ocurran, plantea la pregunta de en qué medida los humanos actuales estamos aprendiendo que la solución más rápida a múltiples problemas es acudir al consumo de sustancias o a disparar plomo contra quienes etiquetamos como parte de determinada categoría que debería dejar de existir. ¿Podríamos inferir que esas personas que ejercen violencia se etiquetan a sí mismos como “justicieros” encargados de realizar podas poblacionales en los lugares, momentos y con la cantidad de sacrificios que consideren pertinentes?
Es probable que el año 2024 nos plantee otros temas educativos más allá de los implicados en las próximas elecciones de gobernantes en nuestro país y en Estados Unidos. Aun cuando seguramente la educación seguirá vinculada con las políticas diseñadas, aplicadas u omitidas en los diferentes regímenes de nuestras épocas. Ya se verá qué tan complejo resulta el panorama de la educación en este nuevo año que está por comenzar…
*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara. rmoranq@gmail.com
Podría pensarse, en la medida que la Condición humana lo permita, que los discursos y acciones, en favor de un mundo sustentable, ayudaría en gran medida a eliminar el consumo de las drogas.