El mundo en paz, prácticas, discursos e hipocresía
Jaime Navarro Saras*
Vivimos una realidad compleja, donde la paz deseada termina por no llegar, principalmente porque ésta tiene diferentes caras dependiendo de quien o quienes la promuevan, gestionen o intenten darle tranquilidad al mundo.
Para no ir muy lejos de las cosas, primero fue Rusia en su conflicto con Ucrania y en el cual apareció EEUU, como siempre, exigiendo al país agresor detener las acciones por el beneficio de la paz en el mundo y por considerar que los ataques de Rusia eran desmedidos, al no cesar el fuego o llegar a alguna negociación valedera, EEUU y aiados terminan apoyando a Ucrania con armamento, recursos y con todas las agencias noticiosas para llevar dicha guerra a la vieja fórmula narrativa de buenos contra malos, encabezando (por supuesto) a EEUU como el paladín de los buenos y de la justicia, y a Rusia en la mala y la principal responsable del infierno en que vivimos, un poco como las películas hollywoodenses de la época de la Guerra Fría. En cambio, su contraparte, en la guerra entre Hamas y el gobierno de Israel, el papel de EEUU ha sido diametralmente opuesto a todo lo que le exige a Rusia, a tal grado que han abundado múltiples protestas en el mundo, no sólo en Palestina y en territorios musulmanes, sino en EEUU, Inglaterra, Francia y en el propia Israel del cese al fuego, por desgracia, los promotores de la guerra no hacen el menor intento por terminar o aminorar los ataques, ya que, allí si se justifica cualquier tipo de acción bélica a nombre de mundo libre y en contra de terrorismo musulmán.
La paz es una palabra bonita y fácil de pronunciar en casi todos los idiomas (peace, salam, paix, mir, pace, hépíng, fred, taika, bakea, pau, heiwa, rauhaa, azomalli) y donde quiera se escucha su ausencia, lo mismo en México con el tema de la violencia incontrolable que en cualquier otro punto de planeta y, qué decir, en EEUU con su problema de la migración, el consumo de drogas y estupefacientes, así como los ataques en centros comerciales, escuelas, eventos masivos, en las calles y parques públicos.
La ausencia de paz está muy relacionada con la venta de armas y el interés de ciertos países por ocupar territorios y poder acceder a la obtención recursos naturales de manera fácil y a costo mínimo, todo ello con la complicidad de ciertos gobernantes y algunos personajes que siempre voltean hacia fuera de su propio país para cualquier mejora o forma de vida.
Imposible olvidar los nombres de Uvalde, Texas con 19 niños y 2 maestros asesinados por un adolescente de 18 años; Parkland, Florida, con 17 asesinatos por un joven de 19 años; Blacksburg, Virginia, con 32 muertos a manos de un estudiante de 32 años; Columbine, Colorado, con 12 estudiantes y 1 profesor asesinados por 2 adolescentes; además de una lista interminable de ataques. Posterior a los eventos de triste recuerdo ha surgido la necesidad de reformar las leyes estadounidenses para regular, disminuir o prohibir la venta de armas y, hasta ahora, ninguna protesta ha podido siquiera quitarle una coma a la Constitución, en cambio, se dan acciones que rayan en la hipocresía por las autoridades de EEUU como lo que sucederá en lo que será el evento de Fórmula Uno este fin de semana en Las Vegas, Nevada, y que, por indicaciones de alguien no se podrá nombrar el término Paddock que normalmente se utiliza por ser el lugar detrás de los garajes donde se encuentra los hospitalities de cada equipo de los corredores, cuyo lugar es codiciado por los fanáticos de las carreras para estar cerca de sus ídolos. Será prohibido el término porque les hace recordar a Stephen Craig Paddock, de 64 años, quien el 2 de octubre de 2017 perpetró un ataque durante 10 minutos en el Festival Anual de Música Country Route 91 Haverst, que reunió a 25 mil personas y donde este personaje asesinó a 60 personas e hirió a 867 para posteriormente quitarse a vida, con lo cual se demuestra lo que es lo normal en los estadounidenses y que condenan el hecho (el ataque) y no lo que está detrás de éste (la venta desmedida de armas y el alma bélica que tienen por naturaleza).
La paz es forma y fondo, es política, es discurso, tiene diferentes definiciones según quien la emplee, las personas no hemos aprendido a vivir con ella, principalmente cuando entran los intereses políticos y todo lo destruyen, la paz no es compatible con los actos de racismo, tampoco con los que no piensan ni actuan conforme a nuestras creencias, mucho menos con aquellas cosas que no le hacen bien al colectivo (la violencia principalmente), la paz es un deseo permanente y una meta casi inacanzable, las escuelas no se salvan de ello, por lo cual habrá que seguir insistiendo para que ésta se logre en el hogar y sus alrededores para que en las calles se respire un ambiente de respeto y desear que nuestros semejantes vivan bien y en paz.
*Editor de a Revista Educ@rnos. [email protected]