Bajoneados

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Una colega y amiga me dice escuetamente cómo se sienten en el ámbito universitario de Lagos de Moreno tras la desaparición y aparente muerte (no confirmada todavía cuando escribo estas líneas) de cinco jóvenes a mediados de agosto de 2023: “todos estamos bajoneados”, “sacados de onda”, “todos están tensas”. Según una nota periodística del fin de semana anterior a la fecha en que aparece este comentario, en Lagos de Moreno no es un evento extraordinario, (https://www.informador.mx/jalisco/Lagos-de-Moreno-Refuerzos-en-seguridad-no-inciden-en-bajar-la-violencia-20230826-0028.html).

Pues “Sólo en el delito de desaparición, en ese municipio se reportan 404 casos de personas cuyo paradero se desconoce, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. Lagos de Moreno es la demarcación de la región Altos Norte con el indicador más alto. Le siguen Encarnación de Díaz (199) y San Juan de los Lagos (101). La nota, del 26 de agosto de 2023, puede comprenderse mejor con el contexto que ofrece Roberto Castelán, quien fuera rector del centro universitario de la Universidad de Guadalajara con sede en Lagos de Moreno: (https://www.youtube.com/watch?v=iP8A3al-uVI).

No por “naturalizado” y “frecuente”, el hecho de que desaparezcan personas y que se encuentren cientos de cadáveres en el territorio jalisciense no es algo que los jaliscienses deseen o promuevan. Al menos no consciente o directamente. El grueso de la población quisiera estar alejada de esos acontecimientos, aunque los criterios para “levantar”, desaparecer y asesinar u obligar a participar en actividades de los narcotraficantes terminan por involucrar a personas inocentes en las acciones de quienes trafican con sustancias, extorsionan, amenazan, violentan y asesinan. Entre las personas desaparecidas y asesinadas se registran varios del ámbito universitario. Principalmente jóvenes estudiantes. Lagos de Moreno y su centro universitario son sólo uno de los muchos lugares en que se suscitan estos hechos de desaparición y violencia. La práctica no es nueva. Hace ya diez años, algunas fuentes señalan que el número de desaparecidos se ocultaba al público, como señaló el académico del ITESO Castañeda de la Rosa en 2013. (https://cepad.org.mx/wp-content/uploads/2020/03/2012-11-Quienes-son-los-desaparecidos-en-Jalisco.pdf).

Tanto el tráfico de sustancias enervantes como de armas y la constante violencia que ha vivido el estado de Jalisco, como reflejo de lo que sucede en todo el país a resultas de ese tráfico y el negocio ilícito son vistos como problemas irresolubles a los que las autoridades acaban por sumarse. No sólo como consumidores de drogas, sino como partícipes en el trasiego y el manejo de influencias asociadas a drogas, armas, lavado de dinero, “lealtades” a las diferentes facciones en pugna o en colaboración. En buena medida, señalan algunas fuentes, la complicidad se da no sólo en mirar para otro lado, sino también con una participación activa de las autoridades, como esboza Escobar Tovar, (https://www.youtube.com/watch?v=VdnoGqcamdg) las autoridades resultan incapaces o son “cómplices en toda la extensión de la palabra”, al ser parte del engranaje de una economía criminal que produce corrupción, violencia y muerte.

En todo el país se ha generado la práctica de desaparecer personas y los esfuerzos por registrar y denunciar esas desapariciones se ven obstaculizados, al igual que los esfuerzos por localizar a las personas o sus cadáveres. Para una página dedicada a reportar acerca de las personas desaparecidas se puede consultar: (https://www.cepad.org.mx/infodh/desaparicion-de-personas/#mapas).

La esperanza de pacificación o de acabar con la violencia contra la población en general se agota cada vez más el desánimo se expresa en términos como el de “bajoneados” que señala no sólo una profunda tristeza, sino un desaliento del que parece que no habrá salida dado que la situación se ha prolongado ya por varios años. Según me plantea una colega, muchos de los actos de violencia y desaparición son manifestación de una intención de poner en jaque al gobierno federal y expresan una estrategia de control territorial en la que participan políticos y funcionarios de diversos niveles, expresada en terror. En buena medida, se trata de mecanismos sistémicos asociados al negocio del narcotráfico en el que están involucrados quienes deberían evitar, controlar o registrar estos sucesos, en vez de minimizarlos y evitar su registro.

Para algunas interpretaciones, la violencia y las desapariciones de personas no sólo forman parte de esfuerzos explícitos de terrorismo y violencia sistémica, sino que son una muestra de un Estado fallido. Parecería que se trata de la oferta mafiosa que no se puede rechazar: o participas o mueres. Las preguntas que se plantean usuarios de sustancias y autoridades van por la línea de “¿Puedo controlar mi adicción al dinero, al poder, a las sustancias? ¿Puedo controlar a la mafia? ¿Puedo controlar a todas las personas involucradas? ¿Prefiero participar en vez de que mi familia y yo mismo sea víctima de la violencia?” Habrá quien volteará para otro lado y optará por disminuir el stress urbano y cotidiano con el uso de drogas como azúcar, tabaco, alcohol y otras drogas más agresivas como forma de huir de una realidad en la que la esperanza desfallece.

A este respecto, el autor Malcolm Gladwell señala que el ejemplo del enfrentamiento de David contra Goliath es un ejemplo de cómo no entrar en la lógica del adversario. Ante situaciones desesperadas, señala en su libro “David y Goliat. Desvalidos, inadaptados y el arte de luchar contra gigantes” del 2013, que en muchas ocasiones vemos como ventajas lo que resulta ser precisamente la desventaja. El tamaño de Goliat, que parecía ser su gran fortaleza contra el pequeño pastor David, se convierte en desventaja pues es un blanco fácil de la piedra que lanza David con su honda a varios metros de distancia. Entre los casos que narra Gladwell, centrados en cómo los débiles, en plena desesperación y desesperanza por la abrumadora fortaleza de sus rivales, logran resolver la situación a su favor, expone el de otro “pastor”, pacifista y evangélico, André Trocmé (1901-1971). El pastor encabezó y promovió pequeños actos de resistencia durante el régimen de la Francia colaboracionista con la ocupación nazi. En el poblado de Le-Chambon-sur-Lignon. Entre esos actos, el pueblo entero acogió y salvó la vida de más de tres mil personas perseguidas por el régimen colaboracionista por instrucciones del ejército de ocupación. En 1942, Georges Lamirand, ministro de la juventud del gobierno de Vichy, realizó una visita al pueblo de Le Chambon para establecer centros de adiestramiento para jóvenes nazis y fue recibido con la declaración explícita de que en el pueblo había judíos y que el gobierno colaboracionista no se los llevaría. “Borrar por completo una población o un pueblo nunca es tan simple como parece. Los poderosos no son tan poderosos como parecen -ni los débiles tan débiles”. El régimen pro-nazi respetó (relativa y temporalmente) la existencia y el transcurso vital en la región de Le Chambon, una zona que había sufrido ya diversas persecuciones a lo largo de siglos y que no se doblaría tan fácilmente.

La moraleja que saca Gladwell de las historias que acompañan a la anécdota veterotestamentaria de David contra Goliat es que pelear con las reglas y las condiciones que proponen los poderosos puede derivar en una derrota segura, pero cuestionar la lógica y las expectativas de los poderosos con estrategias inesperadas contribuyen a reducir o resolver algunos de los problemas con los que se enfrentan los oprimidos. Como señalan Watzlawick, Weakland y Fisch en su libro CAMBIO: FORMACIÓN Y SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS HUMANOS (edición en español de 1992: https://www.academia.edu/27518259/Paul_watzlawick_cambio_formacic3b3n_y_solucic3b3n_de_los_problemas_humanos), la persistencia y el cambio son procesos complementarios, suscitados en muchos casos por la acción de los humanos en contextos sociales. Ante las situaciones desesperadas que vive nuestro país y ante casos tan violentos y lamentables como el recientemente ocurrido en Lagos de Moreno, no ajeno a las violencias que ocurren en varios contextos urbanos, rurales y educativos, nuestra actitud suele ser de que se trata de situaciones sin solución. Tendemos a creer que la violencia persistirá y que hay escasas posibilidades de lograr los cambios deseables hacia la pacificación de las organizaciones del crimen organizado. En parte, éste y otros casos plantean la necesidad de aplicar otras estrategias diferentes a las que se han aplicado durante décadas en el país. ¿Son deseables las autodefensas como estrategias de autogestión para resolver los problemas? ¿Qué efectividad han tenido esas experiencias? ¿Es posible combatir la corrupción asociada a los negocios de las sustancias químicas enervantes? ¿Han funcionado estrategias alternativas en el manejo y legalización de otras sustancias, en otros contextos o en otros momentos de la historia? ¿Son los narcotraficantes y las fuerzas policiales las únicas en posibilidad de enfrentarse?

El caso de los cinco jóvenes laguenses, desgraciadamente, no es una excepción ni en la región ni en el país, ni es el único en el que se hayan vistos vulnerados jóvenes estudiantes y, como consecuencia, sus familias, sus amigos y sus vecinos. ¿En qué medida las circunstancias que han permitido que persista la violencia podrán dar lugar a cambios de estrategias en el manejo y solución de los episodios desatados por estas organizaciones que el gobierno de Estados Unidos propone denominar “terroristas” para poder intervenir? ¿Servirá la amenaza de intervención como catalizador para aplicar otras medidas frente a la violencia rampante?

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara.rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • Tobías

    Tienes toda al razón en el sentido de que se necesita cambiar la estrategia de enfrentamiento directo entre maleantes vs fuerzas policiacas y también en la pregunta de saber que tan confiables han sido los escoltas en la disminución de la criminalidad. Creo que fue mas eficiente la exageración (en la zona de los Altos) de un predominio eclesiástico, en donde se enseñada a respetar mas al sacerdote que a la misma autoridad… Hoy no existe respeto por nada, ni siquiera por la vida.

  • Alicia Gonzalez Romero

    Vale la pena buscar estrategias, porque de alguna manera los jóvenes ya están desaparecidos del sistema politicos, social y económico en el que vivimos.

  • Alicia Gonzalez Romero

    Vale la pena buscar estrategias. Porque los jóvenes ya están desaparecidos en el sistema social, económico y Politico en el que vivimos.

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