Los libros de texto en disputa: una historia que se repite

 In Invitados

Ana Cecilia Valencia Aguirre*

 

Los libros de texto gratuitos están en disputa y eso no es un tema nuevo. A lo largo de la historia se han reiterado las voces de sectores conservadores que lo critican y lo condenan bajo el supuesto de ideologizar la mente de los jóvenes, niños y adolescentes. Es importante, dada la relevancia del tema, abrir la mirada al pasado para comprender mejor el presente, en este sentido, cabe advertir que el libro de texto nació con la necesidad de impulsar la gratuidad de la educación mexicana exenta de intereses de lucro, es fundacionalmente un derecho constitucional y a la vez un bien cultural que promueve la creación de nuevos lectores, como en su momento lo pretendió Martín Luis Guzmán, primer editor que acompañó a Jaime Torres Bodet en 1959 a llevar a cabo esta gran iniciativa.

En estos momentos, al igual que en aquel año de 1959, las protestas, las críticas, y las opiniones irracionales a los libros de texto gratuitos provienen de voces reaccionarias y conservadoras ¿qué es lo que critican? Que están ideologizados, que promueven el comunismo, que tienen errores, que no convocaron a la sociedad en su elaboración, que no se tomó en cuenta al magisterio. Que ponen en riesgo la educación de niños y niñas, etcétera.

Estamos inundados en redes sociales, medios televisivos, radio y prensa de las opiniones cubiertas bajo el halo de “interés en la educación” cuando en el fondo lo que hay es una afectación a intereses patrimonialistas de empresarios, grupos conservadores o políticos de ultraderecha.

Por el tono irracional que han adquirido las voces (que promueven la destrucción de los libros de texto) se puede inferir que el fondo no es una cuestión de contenidos pedagógicos, ¿acaso un reportero del monopolio televisivo o un político puede hacer juicios sobre enfoques didácticos-pedagógicos y contenidos disciplinares?, lo que hay es una afectación de sus intereses políticos y económicos, que por cierto van de la mano de manera subrepticia e inescrutable. Pedagógicamente si hay un cambio, pero no de didácticas o contenidos solamente sino ante todo de paradigma educativo y, por supuesto, finalmente lo que está en juego es un proyecto de nación.

Pero echemos un análisis a cuatro de las opiniones que, sin ser las únicas, son las que más se han reiterado en esa lluvia de doxas, que considero están infundadas y merecen especial atención, análisis y disertación.

  1. Los libros están ideologizados, en primer lugar, el concepto de ideología está utilizado en un sentido estigmatizante, y como lo señala Luis Villoro, esta noción es compleja y se usa de manera indiscriminada en varios sentidos, él distingue al menos tres acepciones, 1. Como gnoseología o fundamento de ideas, creencias o concepciones. 2. Como perspectiva sociológica fincada en formas de relación social o de clase. 3. Como perspectiva política, en tanto las ideas creencias o conocimientos definen la adhesión a ciertos grupos o sectores de la vida pública. Villoro, reconoce que estas tres dimensiones están imbricadas dado que las ideas y creencias gnoseológicas no se dan en el vacío, sino que se adhieren a posiciones tanto sociales como políticas. Desde esta perspectiva, la ideología no está sólo en estos libros de textos, sino en toda expresión emanada de un grupo o sector social. Por ende, hay posiciones ideológicas en todo texto, en toda reforma, en toda manera de situarse ante el mundo de acuerdo con convicciones y circunstancias. La ideología no es un estigma, sino una concepción de mundo. Los que opinan seguro que tienen una ideología ¿La habrán develado desde su falsa conciencia?
  2. La ideología que promueven los libros de texto es el comunismo. Esta opinión está infundada, el comunismo es confundido por la alusión a citas o referencias tomadas de posiciones críticas del marxismo o de la pedagogía liberadora de Freire. Pero ni el marxismo, ni Freire, ni las posiciones de las escuelas críticas son doctrinarias, por el contrario, son teorías o posiciones fundadas en el conocimiento que ofrecen modelos explicativos para comprender los fenómenos pedagógicos, sociales, históricos y humanos. Son teorías, formas de explicación, no son realidades, ni doctrinas que se imponen sin más. Pensar que quien refiere o cita a Marx, a Engels o a Freire se vuelve comunista es parte de un pensamiento simplista, mágico e ingenuo, como pensar que por el hecho de citar a Milton Friedman me vuelve un neoliberal.
  3. No se tomó en cuenta a la sociedad: Esto también carece de fundamento, ya que la Secretaría de Educación Pública implementó acciones para involucrar a diversos actores sociales en la construcción de una propuesta que retomara sus opiniones y perspectivas, dando lugar en el año 2022 al inicio de un proceso de construcción del Marco Curricular y del Plan y los Programas de Estudio:

…en el que participaron diversas instituciones de la sociedad, especialistas en educación y personal de la SEP. Alrededor de 260 personas, entre especialistas, académicos y docentes de 24 instituciones y dependencias gubernamentales, así como siete unidades de la Secretaría, generaron alrededor de 1423 reuniones de trabajo (virtuales y presenciales), lo que dio como resultado el Marco Curricular, el Plan de Estudios y 15 Programas de Estudio (https://www.sep.gob.mx/marcocurricular S/P).

A través de esta estrategia colaborativa, se construyó una propuesta curricular de la educación básica que parte del reconocimiento de una sociedad diversa, pluricultural, plurilingüe, con distintas características, condiciones, necesidades, capacidades, intereses, contextos y orígenes, basada en un diagnóstico donde se enfatiza la desigualdad social, la existencia de grupos en condiciones de vulnerabilidad, se visibilizan las diferencias de géneros y los diferentes tipos de familias. En el marco curricular, la escuela es considerada como espacio donde convergen pluralidades y culturas diversas, donde las infancias y adolescencias construyen procesos de apropiación de acuerdo con sociedades y culturas complejas. Los libros de texto son la concreción de esa propuesta participativa donde colaboraron y aportaron su experiencia educadores y educadoras del país que fueron seleccionados, capacitados y formados para este proyecto.

  1. Los libros de textos tienen errores: si, en efecto, sin haber hecho un análisis exhaustivo aún, lo poco que he revisado me permite ver errores de edición, pero que de ninguna manera justifica el que se tengan que destruir los libros, porque representan un derecho de educación y gratuidad a los niños y niñas del país. Hay errores de edición que fácilmente un docente puede identificar y considerar como fe de erratas y, a la vez, una oportunidad para confrontar la información con otras investigaciones que los alumnos y alumnas lleven a cabo y les permita confrontar la información del libro con nuevas informaciones exploradas. Por otra parte, es justo reconocer que el libro de texto tiene ante todo una función heurística, es una herramienta, un apoyo y un medio para que el alumno explore, investigue, indague, dialogue y promueva ante todo la curiosidad y el interés por el conocimiento situado desde su propio contexto. El libro no puede ser reproductor de conocimientos determinados, sino un promotor de experiencias para descubrir e indagar nuevas posibilidades de conocimiento en su contexto, porque se parte de que el saber no es sólo patrimonio de la ciencia, sino que existen diversas fuentes de conocimiento en la tradición de su comunidad, en sus historias y geografías locales. El saber situado, es parte de las comunidades, los textos no son doctrinas o catecismos sino oportunidades para acercarse al conocimiento situado.

Finalmente, considero que es importante que los maestros y las maestras nos formemos una perspectiva fundada en el análisis, los libros de texto son una convocatoria propositiva al debate, a descubrir límites, alcances, posibilidades, y esa tarea le corresponde al docente en su comunidad, en el diálogo con los padres y madres de familia, con sus autoridades escolares, sus colegas, sus alumnos y alumnas. Es un reto, un proyecto, un camino por recorrer que dependerá de las comunidades escolares llevar a cabo: Asumamos el reto.

*Doctora en Educación. Investigadora en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Guadalajara. anaval_a@hotmail.com

Comments
  • Maria Anaya

    Me imagino que también tienes experiencia en el nivel.basico verdad? Por eso tu opinión tiene esa.fortaleza.

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