La selección de directivos en la educación pública
Isaac Reyes Mendoza*
Con la aplicación de la controvertida evaluación específica para el concurso de oposición para seleccionar plazas directivas: 579 plazas para directores, 62 para supervisores y 1456 para asesor técnico-pedagógico, que de acuerdo a tal medida serán los mejores, con la actualización y competencias profesionales requeridas, a decir por la autoridad educativa, quien ha tenido que legitimar su procedimiento turbio y cuestionable, ya que las formas para convocar de manera forzada y por vía electrónica, sin registro ni ficha para tales lineamientos de la “mal llamada reforma educativa”.
Estas medidas de “profesionalización” con este tipo de evaluaciones serán la tónica para ir reconvirtiendo el sistema educativo a las necesidades neoliberales de la política federal del ejecutivo, con lo que se desecha la posibilidad de que los procesos de evaluación sean procesos viables para la mejora y comprensión de la educación escolar, para promover una gestión pedagógica que redunde en mejores resultados para las comunidades escolares desde la figura del director.
Las acciones que pretenden elevar la calidad de la educación a partir de la dirección, se habían respaldado en brindar mejores salarios a los directores; que en su esfuerzo por ser más efectivos en su labor, se encontraban con un sinnúmero de condiciones que impiden que su acción sea más eficiente y eficaz, ahora el proceso de selección para aplicar y salir calificado como suficiente y por ello idóneo para el sistema, está totalmente controlado y estandarizado.
Preguntémonos cómo será ahora el proceso de diálogo para la comprensión de las problemáticas educativas, ¿cómo serán los proyectos de mejora de los procesos de aprendizaje?, si se trata de estandarizar y virtualizar la enseñanza y preparar a los agentes educativos para responder exámenes estandarizados, ¿qué impactos acarrea para la evaluación educativa?
El entorno educativo tendrá que mejorar:
• Las rutinas de trabajo viciadas por las relaciones de algunos directivos con sus subordinados.
• La reducción de grupos numerosos de alumnos, a un máximo de treinta en la educación básica.
• Tendrá que contemplarse el pago de tiempo para el trabajo administrativo burocratizado, que absorbe la mayor parte del tiempo para llenado de formatos y reporte del concentrado de información para alimentar la plataforma administrativa.
• Mayor atención a los alumnos para elevar su aprendizaje de calidad.
Lo importante está en el desempeño real que tienen estos directores al desarrollar sus funciones, que de acuerdo a los reglamentos y preceptos de los nuevos manuales de funciones para supervisores, directores, asesores técnico-pedagógicos y maestros. Aún no conocemos cómo evalúan a los evaluadores de las competencias de los recién evaluados y sus nuevas funciones en la era tecnológica, seguramente estarán centradas en el dominio de aplicaciones de educación virtual y administración de procesos y plataformas educativas.
La difusión noticiosa de que “con ésta selección de directores por concurso de oposición se da un paso importante hacia la calidad educativa”, habrá que respaldarla al comenzar a establecer reglas claras para dichos concursos de oposición, basados en una realidad vivida y donde el puesto y la función sea para quienes demuestren tener los perfiles para resolver las situaciones que día a día requieren de la gestión pedagógica del director y no a través de maquillar cifras e inducir a la aceptación de medidas que no contribuyen a educar en la dignidad y para la libertad.
*Profesor de educación básica. [email protected]