Problemas escolares, problemas de la escuela
Jaime Navarro Saras*
Como reguera de pólvora, y no era para menos, hace unos días se dio a conocer el suicidio de un adolescente llamado Yahir, este joven cursaba tercero de secundaria en una escuela de Lagos de Moreno, Jalisco; a decir de sus padres, Yahir sufría de acoso escolar, por lo cual solicitaron cambio de plantel, éste fue autorizado, pero con la condición que dejara la escuela después de las evaluaciones del periodo, lamentablemente Yahir falleció antes de que ello sucediera.
Inmediatamente, y como siempre sucede cuando pasan este tipo de cosas, la autoridad educativa ofreció a la familia todo tipo de apoyo y, al mismo tiempo, se ordenó la investigación de los hechos y la puesta en operación del Protocolo de Intervención en el plantel, lo cierto es que Yahir no revivirá y, quizás, los padres encuentren en el proceso indagatorio algo de paz y, sobre todo, respuestas inteligentes para aminorar el dolor.
Es pues, una mancha más a la educación pública en la entidad, y no tanto por este hecho, sino por la serie de problemáticas que se han ido presentado desde que las escuelas regresaron a la presencialidad, lamentablemente los problemas van al alza y no hay condiciones presupuestarias o de propuestas educativas para resolverlos, tanto por la falta de personal como por los mecanismos complejos para entender y resolver los problemas.
Las escuelas (por sí solas) no tienen las condiciones para aminorar, controlar o terminar con fenómenos como el Bullying, y menos aun en los planteles escolares que se encuentran en zonas consideradas de alto riesgo (por los niveles críticos de pandillerismo, violencia familiar, delincuencia, desintegración familiar, drogadicción, etcétera).
Con el regreso a la presencialidad aparecieron situaciones escolares que no estaban presentes antes de marzo de 2020, por desgracia, de un tiempo para acá en las escuelas se percibe como normal la falta de colaboración, el desinterés por la mejora educativa, la despreocupación por el otro y la devaluación de lo emocional.
Las escuelas requieren de mediadores que puedan hacer lecturas y análisis de las condiciones educativas y emocionales de los estudiantes para que se pueda actuar en consecuencia, sobre todo con los niños y adolescentes que asisten a las escuelas educación básica y que, con mucho, son los que resultaron más vulnerables durante la educación a distancia.
Quisiéramos que casos como el de Yahir nunca más vuelvan a suceder y que no quede solo como una nota roja de prensa, sino que se vea como un problema escolar y, en consecuencia se actúe como tal, esta tarea deberá recaer (mientras llegan los recursos humanos para ello) en el cuerpo directivo, los docentes y toda la comunidad en su conjunto, sabemos que el bullying no se da como algo aislado, en ello hay acosadores y cómplices de éstos, también espectadores de los hechos y una sola víctima; de igual manera esperamos que el acoso escolar deje de verse como algo normal y poco se haga en consecuencia, la ventaja de ello y por las dimensiones de la escuela, es más fácil de controlar el fenómeno ésta que cuando se da fuera del plantel y eso, se quiera o no reconocer, es responsabilidad de la escuela y de quienes la habitan.
*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenvs@hotmail.com
Lamentablemente doloroso