Una vuelta necesaria a las representaciones sindicales del magisterio: abolir los cinicatos
José Moisés Aguayo Álvarez*
En el marco del Foro educativo estatal, “Legislación para el fortalecimiento de la educación y la escuela pública”, en marzo de 2019, frente al secretario de educación del estado y frente a las representaciones de las secciones 16 y 47 del SNTE, en los inicios las gestiones públicas de la “4T” y de la “Refundación de Jalisco”, presenté una breve ponencia sobre la necesidad de revalorar el marco legislativo en torno a la antigüedad y la preparación académica de los maestros. En el texto, incluí un epígrafe de Ricardo Flores Magón, que cito: “El abismo no nos detiene: el agua es más bella despeñándose”. Por supuesto, di el crédito correspondiente al autor de tal composición, visión del río desbordado que se abre paso como flor transparente que se precipita. En mi imaginación, acaso algunos oyentes sabrían de quién hablaba cuando cité a Flores Magón; intuí que algunos podrían identificar la frase, pero fui más allá, elucubrando que además, comprenderían el juego de palabras que propuse al proponer “despeñarse”, como alusión a la necesidad de no repetir la historia del maridaje insano del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, con el gobierno, tal como ocurrió con el gobierno peñista que tanta merma causó al gremio magisterial y normalismo de México. Por esos días, Peña ya comenzaba a desdibujarse mediáticamente o a ocultarse entre las trivialidades de la farándula, de la cual, su propia presidencia era producto y parte. Los que conocieran un poco la historia podrían leer ese mensaje velado… eso pensé al seleccionar la cita, y al desarrollar la ponencia, pero quizás lanzaba alto mis expectativas.
Lo cierto es que en el tráfago de la cotidianidad escolar y entre las múltiples presiones burocráticas propias de nuestro sistema, es difícil encontrar quién pueda atar las puntas de esos hilos: muchos maestros desconocemos la historia de los hermanos Flores Magón, desconocemos la trayectoria de nuestro sindicato, desconocemos sus proporciones y desconocemos lo importante que es preservar una organización sindical y potencializar su capacidad de interlocución ante las instancias del Estado, especialmente ante el poder ejecutivo.
El reconocimiento de la necesidad de una representación sindical propositiva, próxima a las bases y activa en sus gestiones, es de gran relevancia, en virtud de que en nuestro estado se avecinan tiempos de cambios en las representaciones sindicales, que entre otras cosas, ofrecerán —al menos en teoría— la primera elección de seccionales con la característica del voto universal, libre y secreto… a los maestros nos debe interesar que se vigile, que sea universal, que sea libre y que sea secreto. También que sea extendido y que se busque un equilibrio sensato entre los candados para emitir el voto, y la apertura indiscriminada: que se garantice no coartar a miembros ni dar cabida a las intrusiones. Nos debe interesar cómo se conformarán los órganos electorales y quiénes estarán a cargo de certificar los resultados. En todo caso, nos debe interesar que se documente todo el proceso y que se denuncien las posibles irregularidades.
Empero, una gran proporción de compañeros carecen de la información más elemental al respecto, y en muchos casos, no porque no sea de su interés, sino porque ante las expectativas de una nueva plataforma de entendimiento entre el magisterio y la federación —que llegó al poder en buena medida, por su postura ante la anterior reforma y por el compromiso de la reinstalación de compañeros separados del servicio—, se contrapone el desaliento y la decepción. No es extendida la sensación de una gestión sindical cercana a las bases, al menos no en lo crucial: abundan los comités delegacionales estrictamente nominales, el desuso del nombramiento de representantes de escuela es patente, la formación sindical es invisible, las asambleas delegacionales están en el olvido, entre otras cosas. Si bien es cierto, tanto la parte institucional como la disidencia han desplegado acciones de gestión, también es cierto que se tiene la percepción de que ha imperado la tibieza o la falta de organización y de llamamiento colectivo ante problemáticas tan sentidas como: la falta de pagos, la concreción de los procesos penales sobre la venta de plazas y los huecos financieros heredados, la incomunicable atrofia del USICAMM y sus procesos de promoción horizontal y vertical, por mencionar algunos ejemplos. En todo caso, quizá el denominador común radique en que no se ha dimensionado la envergadura del compromiso que se asume al representar a una base de más de cuarenta mil trabajadores.
Ser sindicalista está muy desprestigiado, pero, a diferencia de décadas anteriores, en donde el charrismo y la disidencia se proyectaban como dos polos opuestos, ahora se desprestigia la actividad sindical sin saber muy bien de qué se está hablando. Para muchos colegas, sindicato es sinónimo de debilidad institucional, de pérdida de la interlocución, de reformas perdidas, de corrupción, de entreguismo; para otros, de grillas, de agitación, de irracionalidad: en ambas vertientes, sindicato se lee: cinicato.
Ante esto, hay que señalar que esas dicotomías no han ayudado al gremio ni ideológica, ni técnica, ni pragmáticamente; al menos no en lo amplio de la geografía nacional ni estatal: en el inventario de los logros sindicales, no se puede decir que haya colecciones de luchas magisteriales ganadas conjuntamente, pero si (y muchas) causas perdidas conjuntamente: las dobles plazas, el escalafón y las comisiones mixtas, el sistema de jubilación y pensiones, las comisiones paritarias en procesos de promoción, entre otras.
A las diversas expresiones de organización magisterial les toca repensar el propósito ético y político que se busca al participar. Hace falta altura de miras e integridad suficiente para no dejare encantar por el canto de las sirenas: a quien se frote las manos por encabezar la representación debe quedarle claro que el poder sindical no retrocederá a los estándares pasados que algunos añoran recuperar y que el corporativismo partidista no puede formar parte de la ecuación, ni el SNTE debe ser un partido, ni un partido debe gobernar al SNTE. Debe quedar claro, además, que lo que tiene al alcance, en todo caso, son los escombros de algo que fue y que parece a punto de evaporarse. La gestión seccional siguiente, sea cual fuere, está obligada a retomar la formación de cuadros en sus diversas expresiones, a proponer una renovación estatutaria, a asumir una mayor la gestión ante el centro, pero, sobre todo, a ejercer la acción situada y localizada en las escuelas a donde no siempre llegan la formación ni los apoyos en la gestión y defensa de los derechos laborales. Si no asume esta obligación, deberá entonces correr el riesgo de que se le adjudique el epíteto histórico de la gestión que desapareció al SNTE.
Todas las expresiones que hoy pugnan por asumir, deben concienciarse de su legitimidad y de su diferencia, pero igualmente en todas debe ser prístina su noción de la legitimidad (formal, no ética o moral) de las otras expresiones, por muy antagónicas que sean; es decir, al interior de cada cuadro debe entenderse que los nudos gordianos de la estigmatización y la descalificación recíproca, son parte de la naturaleza propia del desacuerdo fundacional de cada expresión , o de los desencuentros fundamentales entre sus líderes, siempre y cuando dichos nudos no sean ponderables sobre la capacidad de diálogo, ni sobre la perspectiva de entendernos como gremio ¿o dónde está nuestra educación?
Tampoco debe perderse de perspectiva que la interlocución efectiva con el Estado nos conviene a todos, incluidos los destinatarios finales en la prestación del servicio. ¿O en cuántas escuelas se quejarían por contar con las plantillas docentes completas, por contar con infraestructura digna, maestros mejor pagados, mejor preparados para tratar y educar a los niños?
Quizás no sea tan tarde para pensar en pisar las calles nuevamente, como dijera Pablo Milanés, sólo que, en este caso, sería sobre la plaza de lo que nunca ha sido y quién sabe si será.
*Doctor en Educación. Supervisor de Educación Primaria. [email protected]
Cómo mencionas Doctor quien sabe si será, el ser parte del SNTE y no conocer la historia está designado a vivir arrodillado del enemigo, muchos o pocos podemos volver a salir a las calles a luchar por lo que era nuestro, por lo que nos siguen quitando y por lo que están ya tramando despojar, pero solo un verdadero LIDER ese que ante pone su corazón por la razón es necesario apoyar, URGENTE razonar que sin PRIMERO EL NACIONAL todo va seguir avanzando , un magisterio apoderado por los mismos y beneficio solo para ellos, dejando al estado sigan tomando las decisiones.
“EXIJO UNA DEMOCRACIA SINDICAL CEN-SNTE PRIMERO EL NACIONAL.” PISO PAREJO✊
“Si eres capaz de mantenerte firme cuando otros se dobleguen y te reprochen, luego, que no hagas como ellos.
Si confías en tí cuando otros de tí duden y, aún así entiendas sus dudas.
(…)
Si puedes llenar el minuto implacable de sesenta segundos de lucha bravía,
Será tuya la tierra y sus dones y lo que más importa -hijo mío- serás al fin un hombre”.
If, Rudyard Kipling
Estimado Moisés una reflexión (proposición) interesante y abierta para quienes las consideren en plenitud de libertad, “la vuelta necesaria a las representaciones sindicales”, el regreso a la gestión de escuela, de cara al compañero(a), activar una interlocución que sirva bajo los principios elementales de décimo estatutario; dar las batallas que sean necesarias par borrar el desprestigio que hoy se percibe del ser representante sindical (no en todos ni para todos) y estas batallas con base en actos de honestidad, de entereza moral, de actos claros y contundentes en contra de la corrupción y los corruptos; la defensa de la escuela pública irrenunciable por nuestro origen natural que implica develar los atropellos del USICAMM quienes privilegian los procesos administrativos y “sus disposiciones” contra los derechos humanos de las niñas y los niños al negarles el servicio educativo por semanas y meses, contra los derechos laborales (aún sin el escalafón ni el añorado reglamento de promociones en Jalisco) que aun conservamos para transitar a una promoción vertical u horizontal (debido a plataformas ineficientes y procesos que no dan respuesta y concluyen responsabilizando al trabajador para evitar responsabilidades administrativas, entre otras arbitrariedades)… son varios los retos.
El inventario está fuera de balance, pero aún existe, las miradas que desde hace décadas esperan ver caer al SNTE y a la Escuela Pública, deberá esperar otro siglo porque en este toca defender lo que somos, sin duda coincido, urge la formación de cuadros, particularmente de nuestras compañeras y compañeros de las últimas quince generaciones, porque a estas generaciones les toca ahora dar las batallas, con humildad lo digo, hoy junto a nosotros y mañana estas generaciones serán quienes muy pronto deberán asumir el reto de convertirse en dirigentes sindicales para ellos y la generaciones que les siguen, pero no para convertirse en el añorado sindicato del pasado, sino más bien del futuro, de un futuro que ya está aquí.
Saludos fraternos
Viva el SNTE y Viva la Escuela Pública
Cada quien con su cada cual debemos tener claro que de buena voluntad no van aflojar ni un apice quienes tienen como botín a la organización sindical, es tiempo de ser congruentes en la lucha por los derechos que ningunea el sistema. No afloje doctor la lucha es ardua y el camino lleno de abrojos. Lo caminado nadie lo quita.
Dr. MOISÉS, ES URGENTE TRADUCIR SUS PROPUESTAS EN UN PROYECTO DE ACCIÓN, FUNDAMENTALMENTE, EN FORMACIÓN SOBRE EL SINDICATO DEL FUTURO: DEMOCRÁTICO, TRANSPARENTE, GARANTE DE LOS DERECHOS DE LOS AGREMIADOS. SALUDOS
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