Concurso de oposición para seleccionar directivos, la reforma educativa a prueba
Jaime Navarro Saras*
La semana pasada la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ) publicó la convocatoria que establece los lineamientos de evaluación para promover docentes en cargos con funciones de dirección y subdirección en educación básica.
En dicha convocatoria pueden participar todos los docentes en servicio independientemente de la actividad que desarrollen, ya bien sea como profesores, coordinadores, subdirectores (con o sin la plaza correspondiente) y directores sin la clave o nombramiento.
Los requisitos, al margen de demostrar identidad como ciudadano mexicano y estar en servicio son mínimos. Basta tener una licenciatura, contar con un nombramiento de más de 19 horas a la semana, demostrar capacidad para trabajar con un procesador de texto en la computadora y contar con al menos dos años de labor ininterrumpida en la SEJ.
Posteriormente presentar dos exámenes estandarizados, uno de ellos sobre los conocimientos y habilidades para la práctica profesional donde se evalúa el conocimiento y funcionamiento de la escuela, el trabajo del aula, el ejercicio de una gestión escolar eficaz y la asesoría técnico pedagógica. El otro examen es acerca de las habilidades intelectuales y responsabilidades ético-profesionales, en éste se evalúan sus capacidades para la comunicación, el estudio, la reflexión y la mejora continua de su práctica, igualmente el desarrollo profesional docente y las actitudes necesarias para el mejoramiento de la calidad y los vínculos con la comunidad.
El sistema de selección será en base a los criterios y lineamientos el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), quien se encargará de todo el proceso, desde el diseño de los exámenes hasta la publicación de resultados, el fallo es inapelable, salvo el de un recurso de revisión del proceso pero no del resultado.
Las 579 plazas de preescolar, primaria y secundaria se entregarán de manera pública a los concursantes que resulten idóneos y conforme al puntaje y lugar obtenido en el concurso de oposición.
La convocatoria como tal, deja ver por lo menos tres vacíos que no garantizarán la tan nombrada calidad educativa. Por un lado los requisitos solicitados por la autoridad son muy pobres debido a las exigencias que requiere la labor directiva: una licenciatura y el manejo de una aplicación de la computadora (el procesador de texto y no el programa de office) evidencia el tipo de sujeto que se requiere para el puesto, de preferencia con escasa experiencia y totalmente pragmáticos. Por otro lado, los exámenes sólo miden rasgos basados en la información y supuestos de la forma de dirigir una institución, de ninguna manera darán cuenta de la realidad cotidiana del directivo por lo complejo de la función. Igualmente el oficio de dirigir va más allá de la normatividad, para esto se requieren mañas, habilidades histriónicas, capacidades en la argumentación, conocimiento de la educación y una amplia cultura pedagógica. El puesto directivo requiere, principalmente, de inteligencia para separar las emociones y la necedad cuando no hay diálogo, sobre todo, en aquellas ocasiones donde las voluntades y propuestas para sacar adelante a las escuelas tienen las puertas cerradas.
Los directivos son fundamentales para coordinar los trabajos escolares y administrativos, un solo sujeto determina para bien o para mal el andar de una institución. Muchos de ellos (sin haber asistido a una institución que los formara como tales) logran reunir voluntades y el clima escolar es tan llevadero como una familia y un buen matrimonio, con altas y bajas pero siempre buscando el bien común. Otros más (los menos por fortuna), navegan de un espacio a otro y sus gestiones son de lamentar porque la necedad, la ignorancia y la incapacidad son las principales competencias con que se mueven, desconociendo e ignorando que el puesto directivo es circunstancial y en muchos casos pasajero.
Más allá de lo que señala la convocatoria habrá que observar los procesos que se siguen para seleccionar los mejores perfiles, para ello (y una vez en funciones) habrá que evaluar la gestión directiva antes, durante y al final del ciclo escolar y revisar si los resultados fueron mejores a los años anteriores, de ser así, entonces las autoridades, la reforma educativa y el INEE tendrán la razón y habrá que reconocerlo y aplaudirlo, de otra manera, nos estaremos lamentado de que este esfuerzo fue en vano y que la reforma y todas sus bondades no eran tales por la forma tan artificial e impositiva con que se estableció.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]