Sin novedad…

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

La frase arriba escrita representa, dentro de la vida castrense, un estado de normalidad congruente entre lo planeado y los hechos, es, sin duda, la aspiración de todo proyecto y plan de vida en las instituciones y los sujetos que las hacen posible.
El día de ayer, lunes 30 de agosto, al reiniciar las clases presenciales en México todo fue fanfarrias, alegrías, festejos y uno que otro vituperio por haber dado ese paso, en el vaso medio lleno hubo de todo, principalmente los protocolos de inauguración (los cuales, desde las indicaciones de la propia SEP, estaban prohibidos en las escuelas, pero al tratarse de la autoridad no hay problema, 7. Suspender cualquier tipo de ceremonias o reuniones que concentren a la comunidad escolar). En este regreso no se pueden ocultar las caras de alegría de los niños, principalmente de aquellos que sólo conocían las escuelas, a sus maestros y compañeros desde la distancia.
En el parte de la oficialidad, tan solo en Jalisco, 71.6% de las familias enviaron a sus hijos a las escuelas de manera presencial (un millón 188 mil 480 de la matricula total), a nivel nacional el dato es que (salvo los estados que no regresaron por la emergencia provocada por los huracanes Grace y Nora y las demás contingencias atmosféricas, junto con los planteles vandalizados y saqueados o que no cuentan con los servicios básicos en el país, además de las entidades adheridas a la CNTE), de acuerdo con la secretaria de Educación, Delfina Gómez, señaló (de manera preliminar) que abrieron 119 mil 497 escuelas con 970 mil 617 docentes y 11 millones 426 mil 026 de alumnos.
En este sentido y para no darle vueltas al tema, finalmente el Estado pudo abrir las escuelas con apoyo y la presión de los medios de comunicación, las escuelas privadas y el infaltable SNTE “quedabien” con el gobierno en turno. Hasta aquí todo estuvo casi sin novedad en cuanto al propósito central de la SEP y las secretarías en los estados; sin embargo, y de acuerdo a lo que se ha criticando por maestros, críticos y un sector de la sociedad acerca de la falta apoyos y recursos para enfrentar la pandemia y con ello poder cuidar los protocolos tanto en el ingreso a las escuelas como en la permanencia en ésta, qué decir de la actitud de autoridades y padres de familia al querer dejar la responsabilidad educativa, sanitaria y emocional de estudiantes únicamente en manos de docentes, directivos y personal de apoyo.
Haciendo un recuento rápido de los sucesos en el primer día y de acuerdo con comentarios de los involucrados tanto en pláticas, mensajes y redes sociales, se diría lo siguiente:

• No todos los padres de familia hicieron su parte, en algunas escuelas llevaron a sus hijos con algunos síntomas de gripe (tos, estornudo y temperatura) y sin los aditamentos necesarios (gel, cubrebocas y aseo).
• Algunos docentes se quejaron de que los padres manifestaron actitudes de reclamo por la distancia educativa y desean que este regreso sea como sinónimo de descarga de la responsabilidad de intermediación que les tocó asumir durante la pandemia.
• Hubo resistencia y hasta negación de la comunidad escolar para apoyar con recursos y su colaboración en la limpieza, reacomodo y ordenamiento de las escuelas.
• La mayoría de estudiantes se les ve felices y afirman los docentes que eso lo justifica todo.
• Alguna parte de los trabajadores señalan que no saben cómo trabajar y les preocupan los procesos de aquellos alumnos cuyos padres decidieron no enviarlos a clases presenciales.
• La mayoría de docentes afirman que les cansa más las actividades educativas a distancia que la educación presencial.
• Les preocupa las pocas garantías que hay para poder regresar a la educación presencial como único modelo pronto.
• Y bla bla bla…

En fin, lo cierto es que hasta ahora todo mundo ha sobrevivido en este retorno a las escuelas y no hay novedades más allá de las quejas de algunos, que esperamos conforme pasen los días todo vaya mejorando tanto para engrosar los informes de la autoridad como para afianzar para bien la vida escolar cotidiana, con la esperanza de que se quede en las prácticas de la presencialidad los mejores aprendizajes de las experiencias de los últimos 17 meses del distanciamiento y que, de ninguna manera, autoridades y padres de familia se desentiendan de su papel con respecto a la educación de los niños y jóvenes y, como siempre, dejen solos a los docentes y las escuelas para que éstos sean los únicos responsables de los procesos educativos y demás fenómenos sociales que se acumulen después de este regreso a las aulas ya que, como dijo Don Teofilito: veremos quién falla…

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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