De acuerdos y opiniones sobre la modalidad presencial
Rubén Zatarain Mendoza*
Mientras transcurre la tercera sesión del Consejo Técnico Escolar en su fase intensiva, en la antesala del retorno a las escuelas, los colectivos de educadores en educación básica en posición alta aún de optimismo planificador, no son ajenos a la polémica sobre presencialidad que se ha suscitado en los medios nacionales y estatales en voz de algunos políticos.
Políticos ausentes de saber real sobre política educativa. De lengua fácil, de inquietante micrófono disponible 24 horas, o impunidad Twittera. Lamentablemente no siempre están informados, ni mucho menos objetivos y bien intencionados.
La gestión de la contingencia sanitaria desde su inicio, ha sido objeto de trinchera política, sumado a temas sensibles como los medicamentos para niños con cáncer, entre otros asuntos, como ahora lo es la opinión de tirios y troyanos sobre el asunto de la educación pública.
La derecha, de cuyos nombres y actores pudiera exhibirse una lista grande, vacunada y bien alimentada, militante agazapada y nada colaborativa; de nuevo, aprovecha su oportunidad y toma palestra para hacer valer su oposición al regreso presencial a las aulas.
Solo así, por patológico hedonismo de oponerse o de entretenerse en algo.
Que bueno que hubiera más política de altura sobre el tema educativo y todas las fuerzas políticas aprendieran a escuchar, sumar, colaborar y serenar las vísceras.
Que bueno que sobre el futuro de la infancia retomaran la voz los que saben y viven el contacto con las dificultades para aprender y desarrollarse sanamente.
Que bien vendría la voz de los líderes académicos de la escuela y sus educadores de manera más activa para construir propuesta y aprendizaje dialógico sobre la dimensión pedagógica curricular y emociones.
Hoy que los educadores además de los componentes de ciencia, arte, emoción, empatía, comunicación asertiva y resiliencia requieren de virtudes como la fortaleza y la valentía para la custodia del capital social que representa la institución escolar para las mayorías.
Se requiere también una actitud de vigilancia y militancia para quienes no hacen lucha de ideas y amenazan con saña y vituperio; para quienes hacen aviesa trinchera política de un servicio vital, catalogado ya como actividad esencial.
Parte de la normalidad que requiere la sociedad mexicana es la apertura de las puertas de las escuelas y la pronta reconstrucción de las biografías académicas de los educandos.
Aparte de las escuelas vandalizadas, la amenaza a la salud se está trocando en amenaza a la sustentabilidad necesaria y del piso saludable necesario a la psique de la convivencia, la formación de habilidades mentales y emocionales.
Educar-nos en la presencialidad es imperativo y dejó de ser opcional. Educar-nos en la presencialidad es la oportunidad de fortalecer la socialización necesaria y las estructuras de salud emocional necesarias para la nueva convivencia.
El marco normativo inmediato es el acuerdo 23/08/21 suscrito por la secretaría de Educación Pública la maestra Delfina Gómez Álvarez, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de agosto de 2021 que alude entre otros puntos a los principios de la rectoría del estado en materia educativa y al interés superior de los NNA y jóvenes en el acceso, permanencia y participación en los servicios educativos.
En Jalisco, el acuerdo suscrito por el Ing. Juan Carlos Flores Miramontes, secretario de Educación, publicado el 19 de agosto de 2021 refiere sobre modalidad presencial lo siguiente: “En las escuelas a cargo del Gobierno del Estado de Jalisco, así como en las particulares incorporadas al mismo, el ciclo escolar 2021-2022 iniciará el día 30 de agosto en curso para la Educación Básica en modalidad PRESENCIAL… la asistencia de los alumnos (…) Será voluntaria para las familias…”
La educación pública de calidad con equidad, gratuita, laica y obligatoria tendrá que seguir siendo capital social de las mayorías. El sistema educativo tendrá que seguir construyendo institucionalidad a favor de la socialización y educación integral.
El encuentro y aprendizaje entre iguales, la interacción didáctica “mascarilla a mascarilla”, “temperatura a temperatura” en el salón de clases, es ya impostergable.
Entre los profesores no hay posición homogénea sobre la necesidad de volver a las aulas, aunque se impone el sentir de hacerlo.
En la tercera sesión del CTE, en taller construyen su esbozo del Programa Escolar de Mejora Continua, afinan sus herramientas de analistas de problemas y de evaluadores de resultados, dialogan, hacen academia de asignatura y grado y fortalecen su visión de colectivo, mientras desde el exterior políticos y partidos, una vez más, reticentes al reconocimiento de cualquier obra del actual poder ejecutivo del país, suman apoyo a la causa del excandidato presidencial panista Ricardo Anaya.
Voces como las del comunicador Ricardo Rocha en su columna del 18 de agosto de 2021, del periódico El Universal titulada “Andrés Manuel: ¿Quieres ser Herodes?” Texto con excesos, ofensas y un lenguaje teñido de odio hacia la figura presidencial y colaboradores, con debilidades evidentes del conocimiento de la Historia Universal y dentro de ésta, de la Historia de las Religiones, específicamente de la tradición judeo-cristiana, se opone –eso sí, sin titubear– al retorno a la presencialidad.
La politización del tema educativo en crecimiento, la politización de la justicia mexicana como causa y trinchera cuando se requiere del concurso y los consensos a favor de una cultura de legalidad y de impartición de justicia al margen del peso del personaje.
El enfoque necesario sobre el retorno presencial a clases, aunque las voces de algunos líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en estados como Chiapas o de académicos como Gil Antón, han manifestado su postura del no regreso de manera presencial –o regreso condicionado– el próximo inicio del ciclo escolar; la fuerte misión social de nuestra profesión que impone estar del lado de las necesidades sociales, que conmina a ser concurrentes con lo debatido y acordado en la LIII Reunión Nacional Plenaria de autoridades educativas, 12 y 13 de agosto, donde se manifestó la voluntad del regreso a clases presencial de forma responsable y ordenada.
La virtualidad y la educación a distancia, han sido maneras emergentes de paliar el impacto de la pandemia en la formación de la infancia y la adolescencia, pero no es conveniente seguir prolongando este modelo, porque hay evidencia de que ahonda las persistentes inequidades.
Datos globales muestran que alrededor del 10 por ciento de las escuelas de educación básica son atendidas por particulares. El 90 por ciento de educandos asisten a la escuela pública en algunas modalidades y sostenimientos. Hay una doble red de calidad de educación básica, tan sólo por razones de conectividad.
La militancia activa de grupos conservadores contra el retorno a clases parece surrealismo burdo pero ha tenido presencia en la agenda periodística nacional. Algunos de ellos, padres de familia asumen que el territorio nacional tiene escuelas urbanas y rurales homogéneas con condiciones materiales similares a las que acuden sus hijos o nietos.
No hay equidad en la presencia de medios nacionales, cuando no se escucha a los padres de familia y educandos, que las más de las veces silentes, esperan definiciones e información clara.
En algunas escuelas públicas, a tres días hábiles de iniciar, hay apenas un cincuenta por ciento de inscripciones y de éstas, aproximadamente el 25 por ciento de alumnos refiere que seguirá en actividades de educación a distancia.
Las fuerzas impulsoras de la presencialidad debaten contra las fuerzas restrictivas que se oponen al regreso a las escuelas. La política como superestructura, la democracia como forma de vida y el tema educativo como bandera de fines extraescolares.
El arte –politiquero– de seguir batiendo las aguas, la obsesión por seguir destruyendo la cohesión social a través del bono social educativo y el pronóstico indeseado de la confusión sobre valores y expectativas ya conquistados en torno al valor de la educación.
Contra quienes tienen interés de clase, el argumento firme de que asistir a la escuela es esencial e imprescindible para formar y luchar contra la pandemia desde un modelo de formación responsable y participativo de las nuevas generaciones.
¿Hasta qué punto se juega un proyecto de gobierno y la rectoría del Estado, en la definición de la SEP sobre el retorno a las aulas, el próximo 30 de agosto?
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]
La pregunta colocada al centro de la reflexión, sin duda abre debate y compromiso de visión respecto de la importancia de lo que está en juego en este regreso a clases presencial, posturas y desatinos que inquietan y nublan la importancia de la presencialidad en la educación de las niñas y niños en el respeto y prioridad del interés superior de la niñez.
El pasado 25 de agosto del presente, La UNESCO fijó su posicionamiento en el documento: “México ante el regreso a clases presenciales”, en el que señala al menos tres consecuencias nocivas para estudiantes y docentes identificadas a lo largo del confinamiento, cito textual:
“• Crisis del aprendizaje y abandono escolar. En todo el mundo, el trabajo en línea redujo las horas de enseñanza en al menos 40%. Ello, más la falta de habilidades y recursos digitales de al menos un tercio del alumnado para acceder a la educación en línea, ha ocasionado que una generación de escolares pierda los avances ganados en los últimos 5 años y que muchos no regresen a estudiar. Antes de la COVID-19, en México había 5% de niñas y niños fuera de la escuela, pero esto aumentó con el confinamiento, sobre todo en adolescentes y jóvenes de nivel medio superior, así como en estudiantes pobres, indígenas, migrantes, refugiados y con discapacidad.
• Amenazas para la salud. Las dificultades económicas que experimentan las familias a raíz de la recesión económica mundial ocasionan la malnutrición para quienes dependen de las comidas escolares como fuente fiable de alimentación. A esto se añaden los riesgos sobre el bienestar mental de niñas y niños y adolescentes, como estrés, depresión, adicción a la tecnología, aislamiento social y suicidio.
• Aumento de violencia y maltratos en la familia, especialmente para las mujeres. Esto incluye la exposición a contenidos digitales inapropiados, el acoso cibernético, el abuso sexual y la explotación laboral, fenómenos que se acentúan en los contextos de mayor pobreza y desigualdad. Se estima que, en el mundo, a raíz de la crisis, este año podrían caer en la pobreza extrema entre unos 50 millones de niñas, niños y adolescentes”
Por tanto, es imperativo no seguir posponiendo la presencialidad que generará procesos de aprendizaje colectiva y señala que México es uno de los países últimos en incorporarse a la presencialidad, por tanto, el mismo documento sugiere 5 acciones inmediatas:
son cinco las acciones que deben robustecerse durante las primeras semanas de trabajo:
1. Trabajar con los aforos de asistencia recomendados, de acuerdo con la semaforización oficial.
2. Promover de manera intensiva medidas concretas de higiene, saneamiento y seguridad.
3. Hacer una evaluación periódica de riesgos escolares, que considere la identificación de síntomas en el alumnado y, ante la presencia de señales de contagio.
4. Acelerar e incrementar la preparación del personal educativo y de las familias en materia de educación en situaciones de emergencia, como protocolos de higiene, distanciamiento, ventilación, detección temprana de casos, asistencia social.
5. Impulsar acciones para atender a los grupos más vulnerables.
Mucho agradezco la oportunidad de reflexionar al respecto Dr. Rubén