Se alarga el plazo, pero no la preparación para volver a la escuela

 en Adriana Piedad

Adriana Piedad García Herrera*

En los últimos días han circulado por las redes notas, videos y fotografías de escuelas en el mundo que regresan a clases, y muchos nos preguntamos ¿cómo será el regreso a nuestras escuelas? A nivel federal han repetido hasta el cansancio que será una estrategia diferenciada que aplica a estados y municipios, y efectivamente, el gobernador de Jalisco ha informado que en nuestro estado el ciclo escolar termina en línea, no vamos a regresar a las escuelas el 1º de junio.
El plazo se alarga, pero no significa que con un plazo más largo tengamos resueltos los retos del regreso. La tensión más fuerte que tenemos que resolver es si damos un paso hacia adelante o esperamos a que la autoridad educativa nos marque los pasos a seguir. Propongo que empecemos a avanzar en tanto la Secretaría de Educación Jalisco y la SEP organizan el regreso. En este sentido, aplaudo la decisión de cerrar el ciclo escolar en línea porque ya se estaba pensando demasiado en regresar para recuperar, ponerse al corriente, aclarar dudas, llenar huecos, en fin, cumplir con el programa y eso no tiene que ser la prioridad del regreso.
Nuestra prioridad son los alumnos, de cualquier nivel educativo, de tal forma que lo primero que debemos tener en la mira es una escuela segura, que no tengamos miedo al regreso, ni a los contagios. Primero regresan los maestros, regresamos nosotros para preparar una escuela segura. Pero antes del regreso, hoy, en cuarentena, nos preparamos para volver cuando llegue el plazo. Propongo cinco temas de reflexión y análisis, que no son exhaustivos y seguramente dejan de lado otros de igual importancia:

1. Prepararnos psicológica y académicamente. Vamos a volver y tenemos una responsabilidad muy grande porque trabajamos con otros seres humanos vulnerables, como nosotros, pero que dependen en cierta medida de lo que hagamos o dejemos de hacer. La tranquilidad para el regreso es fundamental, si tengo temor e inseguridad transmito ese temor e inseguridad. Atender nuestro bienestar mental es prioritario, por lo que también es importante informarnos y cuidar la solidez de nuestras fuentes de consulta.
2. Necesitamos informarnos también acerca de los hábitos de cuidado y salud. ¿Qué tanto sabemos de la enfermedad para preparar filtros a la entrada de las escuelas? ¿Cuáles son los signos y síntomas de la enfermedad? ¿Qué posibilidades tenemos de contar con agua y jabón, gel antibacterial, alcohol en gel, para la entrada a la escuela y las aulas? ¿Cómo reconocer si tengo COVID-19 y coloco en riesgo a la comunidad escolar? ¿Qué tan efectivos resultarían los cubrebocas al regreso? Aquí tenemos más preguntas que respuestas y en este momento de cuarentena es la oportunidad de empezar a responderlas, no en el momento justo de llegar a la escuela o esperar que la autoridad educativa nos “dé” la información. Las fuentes de consulta y la veracidad de la información nuevamente son esenciales.
3. Atender el aspecto emocional de nuestros alumnos. Cada niño, joven, adulto, que regresa a su escuela viene de un estado de confinamiento distinto que le ha generado distintos grados de estrés. La escuela tiene que ser un lugar seguro, un refugio de la enfermedad y del confinamiento. Las características individuales de los alumnos y sus diferencias nos irán marcando la pauta a seguir, pero hay que estar muy pendientes del aspecto emocional del regreso. Abriremos un nuevo ciclo escolar, muy probablemente con un grupo de alumnos que no conocemos, o varios grupos, ¿cómo atender las diferencias individuales de los alumnos y al grupo en su conjunto? ¿Cómo prepararme para un acercamiento individual y grupal? ¿Cómo atender el aspecto emocional público y privado? ¿Con qué apoyos institucionales cuento para afrontar este reto? Es momento de profundizar en el aspecto emocional de la pandemia y su impacto a nivel individual y social. Se ha escrito suficiente y se han llevado a cabo distintos foros sobre su importancia, nunca es demasiado lo que se sabe sobre el estado emocional de uno mismo y de nuestros alumnos, ignorarlo sería un grave error.
4. Informar para tranquilizar. Seguramente llegaremos a la escuela con temores de distintos tipos, y una forma de enfrentarlos es brindar información, primero de docentes a docentes, y después, cuando los alumnos se integren a la escuela, de docentes a alumnos. La calidad de las fuentes de consulta y la circulación de saberes son muy importantes para estar informados y prepararnos para informar. Quizá tengamos compañeros que ya no quieren hablar del coronavirus, ya tuvimos demasiado; tal vez también lleguen alumnos con un enfado del tema de siempre: el Covid-19, pero el rechazo y la negación pueden ser también una manifestación de temor o estrés. ¿Qué tipo de información conviene tener a la mano al regreso, qué carteles colocar, qué trípticos preparar, que estrategias de acercamiento a fuentes de consulta confiables podemos facilitar a la comunidad educativa? ¿Cómo nos preparamos para informar? El saber ayuda a comprender y a mitigar los temores.
5. Incorporar el tema de la pandemia a los contenidos educativos. Y lo más importante que tendríamos que hacer es cumplir con el programa con una visión desde la experiencia: pasada, presente y futura. Una de las dificultades de la educación emocional es que se le trata en sí misma, como asignatura, la atención emocional hacia la experiencia y el confinamiento no es un tema de estudio que se trata en los primeros días y luego se archiva como tema visto. Tampoco el coronavirus, el Covid-19 y el SARS-CoV-2 son temas sólo de biología que se ven en la clase de Ciencias Naturales y asunto arreglado. La vivencia potencial de contacto con el virus, la protección del confinamiento o el impacto económico de la crisis, son temas que se tendrían tratar en todas las oportunidades para vincular la escuela con la vida. Todos los programas de estudio brindan esta oportunidad, nunca antes habíamos visto tanto mapa en tiempo real, y tanta estadística que nos permita entender el día de hoy. La vida y la escuela no tienen que estar separadas, pero ese vínculo lo tenemos que hacer nosotros, no vamos a esperar a que la SEP modifique planes y programas de estudio para incorporar el tema de la pandemia en nuestras clases. De ahí la flexibilidad del currículum.

En suma, no podemos esperar que el tiempo se nos venga encima y estar ya de regreso en las escuelas para empezar a tomar decisiones, las mejores decisiones que garanticen la seguridad de la comunidad escolar al regreso se toman hoy, en confinamiento, en el escenario vivencial de esta crisis que necesitamos convertir en experiencia de vida.

*Doctora en educación. Catedrática de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco. adrianapiedad.garcia@bycenj.edu.mx

Comentarios
  • María Eugenia Luna

    Necesaria y pertinente invitación a reflexionar sobre las condiciones para el regreso a la escuela. Pienso que un aspecto crítico del estado emocional de los estudiantes y profesorado, en cualquier nivel, es el originado por las pérdidas de miembros de la familia, vecinos y amigos. Lo anterior demanda anticipar escenarios de apoyo y contención en el seno de la escuela, no sólo del aula. El reto es inédito. Gracias por este artículo Dra. Adriana García

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